Un adolescente cuenta los abusos delante de un psicólogo: dice que lo llevaban a un departamento de Palermo donde tenía sexo con hombres mayores de edad. Anota nombres y teléfonos en una hoja. Del otro lado del vidrio escuchan funcionarios judiciales y abogados de las partes. La fiscal de Avellaneda María Soledad Garibaldi, que investiga los abusos a los juveniles de la pensión de Independiente, ya tomó 60 declaraciones, muchas de ellas a través de la cámara Gesell. Mañana será el turno de dos de las siete víctimas confirmadas: Garibaldi cree que serían al menos diez.

El testimonio de las víctimas ya fue incorporado al expediente a través de los dichos del coordinador de inferiores de Independiente Fernando Berón y del coordinador de la pensión, Fernando Langenauer. Ellos le transmitieron a la fiscal lo que los chicos le habían contado. Ahora falta que se incorpore a la causa el relato directo de las víctimas a través de la cámara gesell. Los abogados defensores de los cinco imputados por abuso sexual (un sexto está acusado de encubrimiento) recibieron las notificaciones oficiales y podrán presenciar mañana, detrás de un vidrio opaco, las dos declaraciones.

Los relatos de las víctimas que ya declararon a través de la cámara gesell son las principales pruebas contra los acusados. Todavía falta terminar de analizar los cruces de llamadas y el contenido de los celulares y las redes sociales de las víctimas y los imputados que podría reforzar la prueba y ampliar la lista de acusados.

“Estoy convencida de que los testimonios son verosímiles. Trabajo con una psicóloga que corrobora todo esto. Incluso hay signos de traumas en los chicos”, detalló la fiscal, quien destacó “la valentía de los chicos de contar todo lo que pasó”. También pidió proteger la identidad de las víctimas y evitó dar información sobre las declaraciones.

“Es muy importante que el profesional que lleva adelante la entrevista esté altamente calificado para esa tarea”, explicó el psiquiatra Enrique Stola.

“El psicólogo o psicóloga no es un agente judicial que va a pedirle una declaración a la víctima, sino que va a crear las condiciones para que pueda expresar con total libertad lo que quiera. A veces el fiscal presente o los abogados de las partes pueden hacer llegar preguntas y la psicóloga verá si desea hacerlas y cómo las hace”, explicó Stola, quien atendió a las víctimas de abuso del padre Julio César Grassi.

La filtración en los medios de parte de las declaraciones o de datos que permitan identificar a las víctimas de abuso tiene un doble riesgo: el daño, la angustia y la desprotección que genera en la propia víctima y el miedo que provoca en las víctimas que todavía no se animaron a denunciar.

“En el caso Grassi hubo una instrumentación de algunos medios de las declaraciones de las víctimas para hacer conocer datos que permitieran ubicarlos y así desalentar a otras posibles víctimas a que declaren”, explicó Stola. “Esa estrategia mediática funcionó”, lamentó el psiquiatra.