Un policía mata a un ladrón por la espalda. Lo ejecuta. La justicia lo investiga: en un video se ve la secuencia del crimen. Al policía lo embargan y se queja en las redes sociales. La prensa lo toma como ejemplo. Resultado: Luis Chocobar, el agente en cuestión, termina en la Casa Rosada abrazado con Macri.

Horas después del encuentro, el video con la ejecución se hizo público y el gobierno salió a defenderlo. A las 14:07 de ayer, la ministra  Bullrich habló en vivo en el noticiero de Telefé. “Tenemos un manual de cómo se actúa en una situación así”, dijo , y ensayó una explicación de por qué estaba bien asesinar a alguien por la espalda. “Es una decisión política estratégica”, dijo.   

La entrevista duró cerca de ocho minutos, hasta que el conductor pidió ir a una tanda. Mientras la propia Bullrich decía “volvemos en cinco minutos” anunciando el corte con una sonrisa, en el microcentro porteño empezaba un tiroteo que quedará en la historia.

La balacera fue cerca de una joyería en Libertad y Sarmiento. Duró varios minutos, incluyó transeuntes heridos y escenas de pánico como pocas veces se vieron en el centro porteño.  Los protagonistas fueron tres ladrones y decenas de Policías de la Ciudad. Los balazos -se calculan entre 40 y 100 disparos- no alcanzaron ni siquiera para detener a todos los asaltantes. Dos de ellos ‘se dieron a la fuga’, como suelen decir los diarios.  Pero la doctrina de disparar a cualquier precio ya estaba en marcha. 

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1. La doctrina del fusilamiento por la espalda

¿Por qué el presidente recibió a Chocobar como si fuera un héroe sabiendo que un video probaba lo contrario?  La ministra de Seguridad Patricia Bullrich lo explicó así: “Siguió todos los protocolos de la nueva doctrina que hemos elaborado”. La ministra incluyó en esa nueva doctrina el fusilamiento por la espalda del mapuche Rafael Nahuel.

“Es la doctrina de la muerte”, explicó a Cosecha Roja Rodrigo Pomares, director de Seguridad Democrática de la Comisión Provincial de la Memoria. “Se está construyendo un Estado que avala la muerte aún en casos como éstos, donde es evidente que la intervención fue desacertada”, agregó.

2. La muerte es el mensaje

La foto del Presidente junto a Chocobar y las declaraciones de respaldo de Bullrich son también mensaje para las fuerzas de seguridad. Como dijo la ministra tras el asesinato de Rafael Nahuel: la versión de los agentes es la verdad y no necesitan pruebas.

“El discurso del Presidente y de la ministra de Seguridad posibilitan que estos casos aumenten. Es gravísimo. Las fuerzas de seguridad reciben rápidamente los mensajes políticos. No son inocuos, generan intervenciones concretas”, explicó Pomares. 

“Hay un mensaje con múltiples destinatarios en el marco de un caso de alta exposición mediática. El problema aparece cuando se intenta, con apresuramiento, contraponer derechos y deberes del Estado. No está en dudas su rol de garante de los derechos de los funcionarios policiales. Pero tampoco su deber de prevenir y de contener hechos de violencia (sin importar quién sea la víctima), de controlar el accionar de los integrantes de las fuerzas de seguridad y de juzgarlo, a través del órgano correspondiente y conforme a parámetros de actuación esperables”, explicó a Cosecha Roja Tobías Schleider, Coordinador de Proyectos del Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia.

3. Los falsos enfrentamientos: el discurso de la dictadura

“Este caso ratifica una mirada que tiene nuestro gobierno: las fuerzas de seguridad no son las principales culpables en un enfrentamiento”, explicó Bullrich. El lenguaje utilizado por la ministra para justificar las ejecuciones policiales se asemeja al que utilizaban los medios adictos en la dictadura para justificar los fusilamientos.

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“Si lo que se quiere es ‘cuidar a los que nos cuidan’, nada es mejor que capacitarlos y entrenarlos en el uso progresivo de la fuerza pública, garantizar los debidos controles administrativos en casos de uso de armas de fuego y, sobre todo, asegurarse de que sepan algo que a esta altura debería ser evidente: que vale más la vida de una persona que el esclarecimiento inmediato de un hecho”, dijo Tobías Schleider.

4. Las ejecuciones extrajudiciales

“La intervención policial debe estar guiada para evitar al máximo una lesión que genere la muerte”, explicó Pomares. La única justificación para el uso de la violencia letal es que la vida del agente o de terceras personas esté en riesgo. No era el caso de Chocobar: el agente le disparó a un asaltante desarmado por la espalda a tres cuadras del lugar del robo. El juez de Menores Enrique Velázquez lo procesó por el delito de exceso en legítima defensa. Es decir, que actuó con “imprudencia”.

“Hay un gran número de casos de uso letal de la fuerza policial, conocidos como gatillo fácil. No son de ahora, es un registro histórico, y está relacionado con la ausencia de políticas para inscribir a las fuerzas en una lógica de funcionamiento democrático.

“Si un funcionario estatal utiliza un arma letal de manera injustificada y ocasiona la muerte de una persona que no era una amenaza a la vida del policía o de una tercera persona, se trata de un hecho al que los sistemas internacionales de protección de derechos denominan ejecución sumaria o extrajudicial y constituye una violación de los derechos a la vida y a la integridad física”, explicaron desde el CELS. “Si el policía se equivoca sobre la existencia de una agresión o utiliza la fuerza en forma desproporcionada e irracional, el caso se puede resolver como un exceso en legítima defensa; es decir, el policía comete un delito por su negligencia”, agrega el comunicado.

5. El falso debate: policías asesinos o delincuentes libres

El caso Chocobar fue utilizado por el gobierno y un sector de los medios de comunicación para instalar en la sociedad una falsa dicotomía: “Se busca nuevamente instalar la idea de que existe un ‘garantismo” que conduce a la impunidad de los delincuentes y que la alternativa a ello es ‘soltarle la mano’ a la policía para que actúe sin respetar las reglas”, plantearon desde el CELS.

La realidad desmiente esta versión: el compañero de Kukoc que también participó del robo y consiguió escapar después fue localizado y detenido. “Ese podría haber sido el destino de Juan Pablo Kukoc, de 18 años, la víctima fatal del hecho”, sostuvieron desde el organismo de derechos humanos.

La defensa de Chocobar no obedece sólo a la defensa de una política de seguridad pública, también es un mensaje con fines electorales. Según el asesor político estrella de Cambiemos, el ecuatoriano Jaime Durán Barba, “la gente pide que se reprima brutalmente a los delincuentes. Hemos hecho encuestas y la inmensa mayoría quiere la pena de muerte”.