Reseña. Cifras confusas, sin sustento o directamente manipuladas son el principal argumento que exhiben hoy los gobiernos de Colombia y Estados Unidos para fundamentar el “éxito” de la estrategia empleada en la llamada guerra contra las drogas. El investigador social Ricardo Vargas Meza fue a las fuentes: revisó estadísticas, las comparó y las analizó al detalle para demostrar que las políticas de drogas desarrolladas en Colombia parten de diagnósticos erróneos o deficientes. Para el autor, los datos difundidos periódicamente por la DEA, la embajada norteamericana o la Organización de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) carecen de solidez y jamás coinciden en los valores de producción de cocaína, lo que muestra la fuerte descoordinación entre las diferentes agencias involucradas en el problema de las drogas. A los datos inconsistentes se suma un “nuevo paradigma” esbozado por las autoridades colombianas: la política antidrogas es tan exitosa que en el país ya no hay grandes capos sino un creciente consumo interno. Una visión que, según Vargas Meza, va a contramano de la dinámica de la economía ilegal de las drogas que tiende a ser trasnacional.

Clic aquí para descargar