Peter Madsen siempre quiso ser inventor. A los 15 falsificó el carnet de afiliado a la Agencia Espacial Danesa y se presentaba ante las personas como parte del equipo que había ayudado a construir cohetes. En la universidad estudió Ingeniería y aunque no terminó la carrera fundó su propia empresa con la misión de “lanzar un ser humano al espacio y traerlo de regreso a la Tierra”. Ya era una celebridad en su Dinamarca natal cuando el 10 de agosto de este año, a los 46, se hizo famoso en todo el mundo: está acusado de descuartizar a la periodista sueca Kim Wall en un submarino que él mismo fabricó.
Wall se había subido al submarino para entrevistar a Madsen el 10 de agosto. Quería que le contara sobre su invento y los proyectos futuro. A la madrugada siguiente la policía de Copenhague recibió la denuncia por su desaparición. Esa mañana, cerca de las 11, desde el puerto divisaron que se hundía el submarino.

Ese mismo viernes 11 a él lo rescataron en el mar: dijo que había naufragado durante unas pruebas. La policía encontró sangre de Kim pero no había rastros de su cuerpo: el torso sin cabeza ni miembros apareció diez días después en el mar. Lo encontró un ciclista que andaba en la isla de Amager, a 50 kilómetros de Copenhague.

Gracias al cotejo de ADN con un cepillo de pelo y uno de dientes, la policía determinó que el tronco pertenece a la periodista. Así lo confirmó a los medios Jens Moller Jensen, el director de la investigación. “El torso fue lastrado con el objetivo de que permaneciera en el fondo del agua. La cabeza y los miembros fueron cercenados voluntariamente”, dijo.

Durante la búsqueda de la periodista, Madsen mantuvo la calma. Primero dijo que la había dejado en la isla Refshaleoen, en Copenhague, la misma noche en la que se encontraron. Después reconoció que hubo un “accidente a bordo” que provocó la muerte de la joven. Ante la pregunta por el cuerpo, contó que lo tiró en la bahía de Koge, a 50 kilómetros de la capital.
Tras cambiar su declaración, Madsen quedó detenido. Los buzos del ejército continúan inspeccionando el lugar para encontrar los restos de la joven y la investigación avanza hacia la hipótesis de que el submarino se hundió por acción de Madsen.

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Madsen nació en 1971. Su mamá tenía 36 años menos que su papá. Cuando él tenía seis ellos se separaron y el pequeño Peter quedó al cuidado del papá, un carpintero que había construido bunkers para los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Durante la infancia y la adolescencia vivieron en Hong, un pueblo de la costa oeste de Dinamarca.

Después de un paso fugaz por la universidad, se convirtió en un inventor-empresario: los medios locales lo describieron como un “ingeniero aficionado”. Hoy dirige el Laboratorio Espacial Rocket-Madsens, una empresa que busca lanzar cohetes al espacio desde el mar Báltico. En una entrevista con la BBC Mundo en 2012 contó que había creado el proyecto porque estaba “frustrado con el mundo de la ingeniería espacial: la NASA y el resto de las agencias no hacen lo suficiente”. Entonces, y gracias a las donaciones, busca lanzar cohetes él mismo.

El submarino en el que se encontró con Kim lo construyó él mismo en 2008 gracias a donaciones privadas. El UC3 Nautilus medía 17,8 metros de largo y según Madsen es el submarino de fabricación privada más grande del mundo. Allí se subió Wall, de 30 años, graduada de la Escuela de Periodismo de Columbia, Estados Unidos, y colaboradora en The New York Times y The Guardian.
Como una novela policial, los investigadores deberán determinar qué pasó desde que el submarino comenzó su travesía hasta que se hundió, si hubo violencia machista o si Madsen es un psicótico.