Redacción Cosecha Roja.-

Matteo Goretti, el funcionario porteño imputado por tráfico de piezas arqueológicas, sigue de escándalo en escándalo. Esta semana, el fiscal que investiga el robo de piezas arqueológicas amplió la acusación en su contra. Según confirmó una fuente de la causa, la justicia descubrió que las piezas robadas que tenía en su poder el asesor de Macri no serían 59, si no muchísimas más. “En el allanamiento del 18 de abril”, confió a la fuente, “la policía fotografió todas las piezas que había, pero solo secuestró las que sabíamos que eran robadas”.

Ya en Córdoba, arqueólogos y especialistas en patrimonio examinaron a fondo las imágenes del allanamiento, y determinaron que sí, que las otras piezas sospechosas también hacían parte de la colección hurtada en el 2008.

“Cuando comprobamos”, continúa la fuente, “que había muchas más que también eran robadas  volvimos a buscarlas, pero ya no estaban: Goretti había vaciado el departamento”.

Entorpecer el segundo allanamiento no es lo único que complica la imputación de Goretti. Defendido por el abogado Marcos Suárez, el militante macrista se negó a declarar en los Tribunales de Córdoba. Según él, no tendrían competencia para investigarlo, pues las piezas de museo que estaban en su poder le fueron confiscadas en Buenos Aires. Por el momento y mientras se aclara si la jueza Liliana Navarro puede o no juzgarlo, Goretti seguirá libre: pagó una fianza de 100 mil pesos.

Desde que el fue descubierto con una colección de piezas arqueológicas robadas, Goretti negó una cosa y la otra: su condición de funcionario y usuario de un mercado ilegal. Las piezas eran del Museo Arqueológico Argentino Ambato, de Córdoba. A fines de febrero de 2008, alguien rompió la ventana del caserón de la calle Cuesta del Lago 1469 y entró al sótano, donde se guardaban muchas de las piezas. Las alarmas del lugar no sonaron y ni siquiera la lluvia logró que los ladrones dejaran huellas a la salida del museo. A las diez de la mañana, cuando llegaron los empleados municipales que mantenían el lugar, descubrieron el faltante: casi setecientas piezas.

El 18 de abril de este año, la Justicia allanó cuatro propiedades de Matteo Goretti, italiano nacionalizado argentino, asesor del gobierno de Mauricio Macri y coleccionista de piezas arqueológicas. Uno de sus departamentos, en la calle Libertad casi esquina Paraguay, estaba totalmente destinado a guardar piezas arqueológicas. Entre los cuatro ambientes llenos de cajas,la Justiciaencontró el 10% del botín que en 2008 fue robado del museo Amato. Eran 59 piezas. Su valor podría ascender a 700 mil dólares.

Los objetos todavía estaban envueltos en diarios cordobeses con fechas de la época del robo. El único cambio que los investigadores detectaron estaba en el dorso: todas tenían borradas las marcas que las identificaban como propiedad del museo.

La jueza federal subrogante de Córdoba, Liliana Navarro, dijo que Goretti “es un coleccionista privado, conocedor del arte precolombino y no puede ignorar lo que establece la ley: el patrimonio público no puede venderse ni traficarse en el ámbito privado”.

Goretti se defendió difundiendo una carta. “Se encontraron algunas piezas”, escribió, “que, según me informaron en esa oportunidad, habrían sido sustraídas años atrás de un museo privado de Córdoba. Yo desconocía totalmente esa situación”. Desdela Interpolopinan otra cosa.

A través de la policía de Córdoba, los investigadores dela Secciónde Protección del Patrimonio Cultural de Interpol Argentina recibieron la información de que un coleccionista importante podía tener parte de las piezas robadas al museo. No tardaron mucho en llegar a Goretti. Enseguida se supo que usaba una de sus propiedades como depósito, y que las había comprado de forma personal en Córdoba. “Hubo”, explicó una fuente de la investigación, “poco traspaso de manos. Incluso hay que determinar si existió algún tipo de intermediario”.

Un hombre PRO

“Respecto de mi vínculo con la actual administración dela Ciudad de Buenos Aires”, seguía la carta de Goretti, “es públicamente conocido que no tengo ni tuve jamás funciones ejecutivas. Me desempeño como asesor ad-honórem del Ministerio de Hacienda”.

La resolución publicada en el Boletín Oficial dela Ciudadnombra a partir del 10 de diciembre de2007 aGoretti “personal de la planta de Gabinete del Ministerio de Hacienda, en carácter ad-honórem”.

El diario Página 12 publicó quela Fundación Ceppa, que dirige Goretti, cobró dos facturas dirigidas ala Dirección General de Relaciones Internacionales y Protocolo (DGRIyP) del Gobierno porteño: una de 70 mil pesos y otra de 68 mil, por “servicio de producción, desarrollo y coordinación”. Ambas facturas –sin fecha– dan como domicilio de la fundación una de las propiedades de Goretti que fue allanada porla Justicia. Ceppa también fue beneficiada con 672 mil pesos gracias a la ley de mecenazgo del Gobierno porteño. En todas, se trató de financiar proyectos sobre el arte precolombino.

No es la primera vez que Goretti se ve envuelto en una polémica. En el 2004 se enfrentó públicamente con el entonces secretario de Cultura Torcuato Di Tella, luego de querer abrir un museo de arte precolombino en un edificio de San Telmo. “La idea de Goretti –dijo Di Tella a un diario argentino en aquel entonces– era utilizar al Estado para subsidiar su museo. Además, las piezas no iban a ser donadas, sino que quedarían en custodia de esa institución que, lógicamente, era de su propiedad”.

El enfrentamiento subió de tono cuando el propio Goretti irrumpió en una conferencia de prensa de Di Tella y se trenzó en una discusión que incluyó gritos y golpes en la mesa. El debate no era sólo por cómo tendría que ser el museo. La Ley Nacional25.743 de Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico, sancionada en ese mismo 2004, obligaba a todos los coleccionistas a registrar las piezas que tenían en su poder. Goretti no lo había hecho, y no lo hizo hasta el año 2007. Ligado al Gobierno de la Ciudad, presentó sus piezas en el Registro de Arqueología y Paleontología porteño, y ellos elevaron su presentación al Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, donde habían cuestionado su proceder.

En medio de aquella polémica, Goretti fue acusado de amenazar con llevarse su colección a Uruguay. El 17 de septiembre de 2004 se inauguró una exposición con piezas suyas en un museo uruguayo y muchos pensaron que la amenaza se había cumplido. La Secretaríade Cultura presentó una denuncia ante Interpol, que no prosperó. “Como no las había denunciado como propias, no estaba acreditado que se las hubiera llevado de Argentina. Las piezas que se exhibieron eran de Uruguay. Pero no sabemos si en los depósitos también tenía piezas argentinas. Nunca se pudo probar si las sacó del país”, explicó una fuente de aquella investigación.

En el 2006, el escándalo volvió a alcanzarlo. Mientras se hacían obras en el museo uruguayo, las dudas de varios arqueólogos sembraron la sospecha –que no se pudo confirmar– de que parte de la colección era falsa, sobre todo algunas de las piezas que eran muy poco comunes en Uruguay. En medio de aquella discusión, un arqueólogo de la Facultadde Humanidades declaró al diario El País que “alguien no puede tener piezas tan valiosas y que no se pueda ahondar en cómo las obtuvo, cuál es el origen”.
Igual que ahora, los arqueólogos que hablaban del tema en aquella época preferían permanecer en el anonimato. No querían –no quieren– ser el blanco de la furia de un millonario excéntrico que combina sus hobbies y los negocios desde las sombras del poder.

 

(Información actualizada y síntesis de los artículos publicados en Miradas al Sur)