Entonces mencioné a Julián Slim Helú. Y me dijo que el hermano de “Don Carlos” era uno de los libaneses de la policía política (otros eran Nazar Haro, Tanús…), pero que al igual que ahora, en aquellos años, Julián no era un policía muy conocido.

-¿Por qué cree que no era tan conocido?

-Retrospectivamente pienso que Julián Slim se cuidaba mucho para no afectar a su hermano que ya empezaba una carrera empresarial”.

– ¿Se podía ser un buen policía en la DFS?

– Mira, por ejemplo, muchos dicen que Luis de la Barreda, director de la DFS, fue un buen policía porque él no torturaba directamente. O sea, era un buen policía con el que llegabas a hablar, después de que te pasaban por cuatro vías distintas de tortura que otros realizaban. Eso me pasó a mí, nadie me lo contó. Hay muchos casos conocidos. Por ejemplo, delante de Luis Barreda colgaron herido de un disparo a José Luis Moreno, hasta que se le pudrió el brazo y se lo tuvieron que cercenar. Si eso es la medida para ser buen policía, entonces él era un buen policía, pero en esos años quien fuera policía de la DFS torturaba, por lo menos.

– ¿Pudo haber salido un buen policía de la DFS?

– La DFS fue la cantera de los jefes del narco. Miguel Félix Gallardo, Amado Carrillo, muchos capos de la droga estuvieron ahí… ¿Dónde están los buenos policías? Yo no sé.

10. NADIE SE ACUERDA DE JULIÁN

Julián Slim Helú falleció la tarde del jueves 17 de febrero de2011, ala edad de 74 años. Su cuerpo fue velado en su propia residencia ubicada en calle Sierra Leona, de la colonia Lomas de Chapultepec, en el Distrito Federal. La noticia de su muerte tuvo escasa repercusión en los diarios de circulación nacional, enfocados al día siguiente en la tristeza diaria que hoy es el país a causa de la llamada Guerra del narco, en más de un sentido ligada a la guerra sucia que vivió México en los setenta. En aquella fecha, Milenio, El Universal, Reforma y La Jornada publicaron en sus portadas fotos de las 30 mil velas que se encendieron en la explanada de la UNAM, tras la primera marcha que hubo en el Distrito Federal por los (en ese momento) 30 mil muertos desde el 1 de diciembre de 2006 en que tomó protesta el presidente Felipe Calderón. Los columnistas políticos tampoco mencionaron la muerte de Julián Slim Helú. En cambio, algunos resaltaron las promesas del secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, de depurar a los corrompidos cuerpos policiales del país para remontar, ahora sí, la guerra fallida.

Fue Excelsior el diario que dedicó el mayor espacio a la noticia de la muerte de Julián Slim Helú, así como a los eventos luctuosos que le siguieron. De acuerdo con la crónica firmada por la redacción, en el velorio del antiguo comandante, lo mismo pudo verse al exsecretario de Gobernación, Manuel Barlett, que al presidente de Banamex, Alfredo Harp Helú; al rector de la UNAM, José Narro, y al presidente de Kimberly Clark, Claudio X. González; al jefe de la policía del Distrito Federal, Manuel Mondragón, y al cantante Chamín Correa.

Hector Slim Seade, el cuarto hijo de Julián Slim Helú, actual director general de Telmex, así como su tío Carlos Slim Helú, fueron los deudos más abrazados y consolados. El sábado 19 de febrero, ambos entraron juntos al Panteón Francés donde una carroza fúnebre transportó, a las cuatro en punto de la tarde, el cuerpo de Julián Slim Helú en un ataúd de caoba. Tras una breve ceremonia de despedida y ante pocas personas, el cuerpo del policía fue acomodado en un mausoleo.

Localizado a la entrada del panteón el monumento sobresale, por el busto esculpido de Julián Slim Haddad, el patriarca de la familia de Carlos, el hombre más rico del mundo, y de Julián, el policía de la guerra sucia del que nadie se acuerda.

 

*Esta crónica, bajo el nombre “Nadie se acuerda de Julián” ganó el Premio Internacional de Periodismo Proceso 2011.

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