NicoleCosecha Roja.-

A las 6 de la mañana del martes una mujer escuchó un grito. Y el ladrido de un perro. Alguien pedía ayuda en Don Bosco al 4100. La vecina no se fijó qué era. Lo supo horas después cuando un joven del mismo edificio de Almagro salió del departamento para ir a la escuela y se encontró con el cuerpo de Nicole Teresa Sessarego Bórquez tirado en el hall. Era chilena, tenía 21 años, 11 puñaladas y las llaves de su casa en la mano. Vivía en planta baja con otros cuatro jóvenes. No había llegado a abrir la puerta: murió antes. Los investigadores de la División Homicidios de la Policía Federal suponen que la acuchillaron en la calle, pudo dar unos pasos y se desplomó. Intentan reconstruir sus últimas horas.

Nicole nació en Valparaíso y estaba en Argentina porque se había ganado una beca de intercambio. Allá estudiaba periodismo y, desde febrero, cursaba Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires. Ni bien llegó al país vivió en un hostal, en donde conoció a dos brasileras con las que se fue a vivir al departamento de Almagro. La noche del lunes habían ido al Club Severino, un boliche en microcentro en el que todos los lunes hay fiesta electrónica. Ahí, en Lavalle 345 y charlando con un desconocido, fue la última vez que sus amigas la vieron. Eran las tres de la mañana.

Ana Yacobucci, a cargo de la fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 32, informó a la prensa que, de las 11, la puñalada que le causó la muerte fue la que le dieron en el cuello. También dijo que hoy se va a reunir en el Juzgado de Instrucción 13 con los familiares de la joven y el cónsul general de Chile, Raúl Andrés Sanhueza Carvajal. La fiscal pidió las filmaciones de las cámaras de seguridad de la zona y del domo que hay en la cuadra. Y la División de Homicidios fueron al boliche a ver si en las imágenes se ve a qué hora se fue y si lo hizo sola o con el joven que describieron sus amigas.

A Nicole lo único que le faltaba era el celular y fue la primera pista que anotó la policía. Pero los amigos contaron que lo había perdido el lunes anterior -en la misma fiesta electrónica- y todavía no se había comprado otro. Los investigadores también rastrearon las listas de invitados a los boliches a los que solía ir que aparecen en el Facebook.