Cosecha Roja.-

¿Por qué un hombre que ha sufrido un infarto impide que llamen una ambulancia? Se hospedaba en un hostal de Salta, pero no parecía un mochilero. Tenía 64 años, estaba solo y pocos sabían quién era. De haber ido al médico tal vez estaría vivo, pero también hubiera tenido que responder a muchas preguntas. Los dueños de la posada Neos, en el centro de la ciudad, informaron el deceso a las autoridades.

El misterio comenzó ese mismo 10 de julio cuando la Policía Provincial dispuso del cuerpo y de las pertenencias del desconocido. En un maletín hallaron cuatro pasaportes de distintas nacionalidades y medio millón de pesos argentinos, entre euros, dólares y moneda local. La misma fotografía, el rostro de un hombre mayor, se repetía en los documentos: tres pasaportes correspondían a Guillermo Zapata Rodríguez, de Paraguay y de Perú, y a Fernando Zurita Basoalto, de Bolivia; el cuarto, el único que no era falso, tenía el nombre de Renato Maltoni, ciudadano italiano. Entre sus cosas, contó el diario El Tribuno, también hallaron una libreta con datos de sitios de internet relacionados con la trata de personas y el tráfico de órganos.

Se sabía que el hombre había llegado el 5 de julio al barrio Ceferino. Quienes interactuaron con él, lo describieron como una persona culta y de buena apariencia. Tras su verdadera identidad, escondía un secreto: Renato Maltoni era un prófugo de la justicia italiana; había sido condenado a once años y dos meses de prisión por abusar de niños y adolescentes.

De solitario a pedófilo

Maltoni nació en Moretta, una ciudad cercana a Turín. Era profesor de letras, amante de la antropología y especialista en el estudio de los pueblos de América del Sur. Después de haber vivido alguna temporada en Ecuador, regresó a Italia en el 2007. Al llegar al aeropuerto internacional Sandro Pertini, de Turín, lo detuvieron. En la maleta de viaje llevaba 30 videos asociados a pedofilia: aparecía él mismo sosteniendo relaciones sexuales con menores de edad. Las pruebas antropométricas realizadas a las imágenes concluyeron que las víctimas tenían entre 3 y 16 años y eran de origen indoamericano, aparentemente niños y niñas ecuatorianos.

Un año después de haber sido detenido en la aduana, la justicia italiana lo condenó a once años de prisión por los delitos de violación, prostitución, corrupción de menores y posesión de pornografía infantil. Por las investigaciones dela Fiscalía de Turín, se supo que Maltoni se movía entre Brasil, Colombia, Ecuador y Paraguay. Después de permanecer preso dos años, en el 2010, recuperó la libertad. Su abogada había solicitado la prescripción de la causa, debido a que algunos videos fueron grabados en la década de 1990.

A finales del 2011, la Corte Suprema de Justicia desestimó el recurso y confirmó, en mayo de este año, que Renato Maltoni debía regresar a la cárcel. Su caso aparecía como representativo del turismo sexual en América Latina. Cuando las autoridades italianas fueron a buscarlo a su casa de Moretta, en Cuneo, no pudieron hallarlo. Las pistas del prófugo aparecieron dos meses después, muy lejos de Europa.

En Argentina

Antes de regresar a Italia, Maltoni pasó por Argentina. Vivió en Mendoza durante algunos meses y allí dictó clases de letras y antropología en la Scuola XXI de Aprile, una institución financiada por la embajada italiana. Alumnos consultados por diarios mendocinos dijeron que el profesor no parecía muy convencido de lo que enseñaba, pero que, aun así, se encargó de varias cátedras, la última de ellas en diciembre del 2007, acerca del escritor Luigi Pirandello. Personas que lo conocieron agregaron que como docente tenía capacidad para tratar con “estudiantes difíciles”.

Cinco años después, y luego de un largo periplo por los tribunales de Turín, Maltoni volvió a Argentina, esta vez a Salta, en la frontera con Bolivia. Llegó al hostal Neos, en Rondeau al 1600, con el nombre de Fernando Zurita Basoalto. De su identidad, descubierta después del deceso, hablarán también la notebook y dos pendrives que guardaba en el placard.

En el misterio del muerto con cuatro pasaportes, aún quedan asuntos por develar: si el medio millón de pesos es producto de la pornografía infantil y si la agenda de Maltoni tiene pistas de organizaciones delictivas.