Elena Poniatowska

Armando G. Tejeda – La Jornada.-

En su primer acto público en Madrid antes de recibir el doctorado honoris causa por la Universidad Complutense, la escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska expresó su indignación y repulsa por los acontecimientos de Ayotzinapa. “Vamos a seguir indignados, pues es la única postura que se puede tener ante estos crímenes”, señaló la Premio Cervantes 2014.

Poniatowska recibirá el próximo viernes el primer doctorado honoris causa que le concede una universidad española. En su numeroso historia de galardones y reconocimientos ya cuenta con distinciones de este tipo de universidad mexicanas, francesas, estadunidenses y puertoriqueñas, pero hasta ahora no se lo había concedido ninguna española.

En el marco de los actos paralelos al reconocimiento, la Facultad de Filología de la Universidad Complutense organizó unas jornadas literarias de análisis y debate en torno a la obra y la figura de la autora de Flor de lis, desde su faceta estrictamente literaria como su profundo compromiso social y su defensa de las causas más justas.

En el Salón de la Actos de la Facultad de Filología, la escritora se encontró que en las paredes y en la propia mesa donde se desarrollarán los debates estaban pegadas las fotografías de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, que el pasado lunes cumplieron cuatro meses desaparecidos.

Poniatowska, también articulista y fundadora de La Jornada, señaló que “lo que sucede en Ayotzinapa es terrible. Son 43 estudiantes muy pobres, que viven en casitas de madera con techos de zinc. Son estudiantes que su única oportunidad en la vida es ir a esta escuela para formarse como maestros. Morelos y Guerrero son estados muy terribles por la extrema pobreza. Se dice que han sido cuna de la guerrilla porque ahí estuvieron dos grandes guerrilleros, Lucio Cabañas y Genaro Vázquez. Ellos dos y los estudiantes de Ayotzinapa reivindicaban para el México pobre derechos que nunca han tenido. En la sociedad mexicana hay un precipicio entre una clase social y otra”.

La figura y obra de Poniatowska se ha difundido con mayor intensidad desde la concesión del Cervantes, en cuyo discurso no sólo se enorgulleció que “siempre haber caminado al lado de los ilusos, los destartalados, los candorosos”, sino que además denunció la violación sistemática de los derechos humanos en nuestro país.

Por eso ahora volvió a alzar la voz ante la desaparición de Ayotzinapa: “Yo creo que el gobierno se ha tardado mucho en la investigación. El procurador de la nación (Jesús Murillo Karam) se tardó muchísimo en resolver este problema. Es la demostración de que nuestro país es racista. Que los pobres tienen muy pocas oportunidades y los ricos las tienen todas porque hay una enorme impunidad. Lo grave del país finalmente es la impunidad”.

Tras recordar a su amiga Rosario Ibarra y recordar sus encuentros íntimos, cuando la luchadora social no cejaba en su empeño de encontrar con vida a su hijo, desaparecido por el Estado mexicano durante la década de los setenta, Poniatowska explicó que “una madre lo mínimo que tiene derecho a saber es donde está su hijo. Y en este caso no se puede saber todavía. Y esa es una de las monstruosidades de estos jóvenes de Guerrero, por eso es importante luchar y denunciar para cambiar la realidad política y social de nuestro país. Lo que está pasando ahora en México es que estos 43 jóvenes no se sabe donde están. No se les pueden llevar flores a ningún sitio ni nada. Hay versiones que dicen que los quemaron. Otras que los tiraron al río en una bolsa de plástico de la basura. Esa total ignorancia de lo que ocurre con un ser amado es lo que resulta intolerable”.

Por eso añadió que “esta es una historia que tiene que ver con la indignación, con la injusticia en los países de América Latina. El escritor argentino Ariel Dorfman hizo un poema muy bello sobre qué pasa en la cabeza de los hombres y mujeres a los que les han llevado a sus hijos, pues esto ocurrió y dolió muchísimo en Argentina. Así que vamos a seguir indignados, pues es la única postura que se puede tener ante estos crímenes como el de los estudiantes de Ayotzinapa.”

Araceli Manjón, secretaria general de la Universidad Complutense, le dio la bienvenida a la escritora mexicana al encuentro en su honor, pero también tomó el testigo de la denuncia y desde su calidad de experto en asuntos de lucha contra la droga, cuestionó la versión oficial del crimen.

Y afirmó: “Hay que decir que en México no sólo hay que hablar de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, sino de los más de cien mil desaparecidos en los últimos años. Y eso es fruto sobre todo de la corrupción y de los gobiernos fallidos”.

La máxima autoridad de la Universidad Complutense en el acto de inauguración, y como representante personal del Rector, Santiago Carrillo, Manjón añadió que “con todo lo que está ocurriendo, ser mexicana no es fácil y mucho más en un momento tan complejo”, al tiempo que afirmó que tanto la masacre de Tlatelolco -recordada a raíz de la publicación del libro de Poniatowska- como la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa le “recuerda al PRI en estado puro. En el 68 fue un grupo paramilitar. ¿Y ahora quién ha sido”, preguntó de forma pública. Y se pregunta si esa versión oficial que se ha defendido desde el principio “no esconde en realidad una verdad aún más terrible, pues resulta muy difícil creer que la tras la quema de más de 40 cuerpos no haya quedada nada. Ni un vestigio, salvo una mínima evidencia”.

Y concluyó: “Sé, por mis investigaciones, que el narco no actúa así ni hace las cosas de esta manera. Así que vuelvo a preguntar: ¿Quién ha podido hacer una cosa así en México? Y tengo la sospecha de que aquí hay un chivo expiatorio. A mi la versión oficial no me cuadra”