diana maffia

Una mujer es asesinada cada 30 horas. El aborto legal, seguro y gratuito sigue siendo postergado en los debates parlamentarios. Desde el crimen de Diana Sacayán al de La Jose, las organizaciones de diversidad sexual denunciaron el recrudecimiento de los crímenes de odio. Mientras se conmemora un nuevo día internacional de la mujer, estos temas siguen pendientes en Argentina. “Si hablamos de la lucha contra la violencia hacia la mujer y la salud reproductiva estamos lejos de la igualdad de género”, dijo a Cosecha Roja la doctora en Filosofía Diana Maffía. Aquí una entrevista sobre las condiciones sociales que hacen posible la diferencia entre los géneros y rol del Estado en la protección de las mujeres.

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Maffía es una referente académica de la Epistemología Feminista y una militante por la igualdad de género. Fue legisladora de la Ciudad de Buenos Aires entre 2007 y 2011. Allí presentó dos veces una reglamentación para el aborto no punible en los hospitales porteños: su aprobación fue vetada por Mauricio Macri – entonces jefe de Gobierno- el 22 de octubre de 2012. Sus artículos aparecieron en revistas especializadas y publicó cinco libros dedicados a los cruces entre política y género. En uno de sus seminarios de Gnoseología en la Universidad de Buenos Aires decía: “No hay una lectura desnuda del cuerpo humano (…). A veces se confunde al sexo biológico, que es una realidad observable, con el género, que es una lectura cultural”.

¿Cuál es el estado de los derechos de la mujer en la Argentina?

Cuando hablamos de los derechos de la mujeres no solamente hablamos de derechos sexuales y reproductivos. O derechos que las diferencien de los colectivos sociales. Hay mujeres que son parte de las comunidades LGBT, estudiantes, trabajadoras, que pertenecen a determinadas etnias o religión y son separadas por su condición de sexo. Muchas veces se confunde los derechos de las mujeres con una minoría, como las LGBT y lo cierto es que hay mujeres en todos los colectivos sociales. Es necesario analizar en detalle cuáles son las principales desigualdades, o el lugar que les toca por su condición de identidad en las estructuras sociales.

¿Y cuáles son esas desigualdades?

Las mujeres seguimos siendo las principales víctimas de la violencia. Ayer se presentó un informe que mostraba que el 80 por ciento de las víctimas que denunciaron “lesiones leves” y “amenazas” eran mujeres. Hay que preguntarse cuál es el mecanismo social que determina que sean un número tan alto. Del 20 por ciento restante la gran mayoría eran niños y adultos mayores, víctimas de otros varones.

El Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo bonaerense – dirigido por Laurana Malacalza- presentó ayer el “Monitoreo de Políticas públicas y Violencia de Género”. El informe mostró el crecimiento de las denuncias de violencia familiar en el último año: de 162.204 en 2014 a 195.037 en 2015. En promedio, a lo largo del año pasado se recibieron 535 denuncias de violencia contra la mujer por día. El trabajo, además, incluyó como necesaria la implementación de nuevos mecanismos estatales para impedir la extensión de la violencia contra las mujeres. “La provincia de Buenos Aires ha dado muestras y evidencias de deficiencias estructurales que impiden garantizar respuestas efectivas e integrales por parte del Estado”, concluyó la investigación.

Entonces, ¿cómo son los mecanismos sociales que determinan estas desigualdades?

Creo que las desigualdades empiezan por el valor social de los cuerpos. Todo cuerpo tiene rasgos, etnias, color, sexo. Se presume que el ciudadano modelo tiene un conjunto de rasgos que nunca son nombrados. Nunca se nombra la condición del sujeto hegemónico sino que se nombra la diferencia. Un ciudadano abstracto es blanco, varón, de una religión y práctica sexual precisa. Ese valor que se le da un cuerpo determina las desigualdades en una sociedad.

Cuando Maffia fue legisladora de la Ciudad de Buenos Aires nombró como asesora a Lohana Berkins, la militante transgénero más reconocida en la Argentina. Berkins murió el 5 de febrero. En 2003, ambas escribieron un libro (en conjunto con otros autores) llamado Un cuerpo: mil sexos. Intersexualidades. El ensayo de Lohana decía en la introducción: “Dolor, exclusión, represión: estas palabras resuenan en nosotras como la simbología de una época que atravesamos, que nos atraviesa y nos seguirá pasando”.

¿Pensás que la situación de las comunidades LGBT se ha modificado?

– Creo que hubo un cierto avance con respecto a dos leyes que fueron muy importantes para las LGBT: la identidad de género y el matrimonio igualitario. Fue muy importante el cambio en el código civil que permite que las personas del mismo sexo puedan reconocer a sus hijos. Sin embargo, me parece que hay otros aspectos en los que no avanzamos. Por el ejemplo, el derecho al trabajo y la educación están muy vulnerados para las personas trans. Cuando nosotros evaluamos [se refiere a las evaluaciones realizadas cuando era defensora adjunta del pueblo entre 1999 y 2003], el 90 por ciento de las chicas trans en la Argentina se prostituyen. ¿Qué es lo que vuelve a sus cuerpos disponibles para la sociedad? ¿Qué es lo que hace que un número tan elevado de personas estén determinadas por su condición de género? Que un intendente, como el de La Plata, esté negociando una “zona roja” es el fracaso de una política pública y muestra cómo los cuerpos de las mujeres y trans están disponibles para la sociedad.

Durante la campaña electoral, el actual intendente de La Plata por Cambiemos, Julio Garro, dijo en la radio 221: “Nunca le daría trabajo a los travestis cuando hay tantas madres y padres desocupados”. Acto seguido, la Federación Argentina de lesbianas, gays, bisexuales y trans (FALGBT) y la Asociación de travestis, transexuales y transgéneros de Argentina (ATTTA) emitieron comunicadas que repudiaron los dichos del candidato. Después de asumir, una de sus primeras medida fue prohibir la zona roja en las calles 1 y 66 y trasladarla a la zona de los bosques. Lohana Berkins decía que la zona roja era el “corralito de los pobres”.

¿Cuáles crees que son los derechos de las mujeres y LBGT que se encuentran vulnerados?

Hay un claro fracaso de las políticas de salud reproductiva, la lucha contra la trata de personas y contra la violencia hacia la mujer. Que seamos obligadas a mantener un embarazo no deseado, que las cifras de violencia contra la mujer aumenten sistemáticamente y la continuidad de un delito como la trata, son indicadores del fracaso de las políticas. Cuando una mujer sale a la calle se le advierte que la única manera de estar seguras es dentro del hogar, como en el caso de las dos mendocinas. Como si estar en el espacio público fuera una situación de riesgo o propiciara la violencia. El Estado debe controlar a los violentos, no a las mujeres que salen al espacio público. En estos puntos (la lucha contra la violencia hacia la mujer y la salud reproductiva) la sigue siendo un ideal muy lejano.

Foto: https://www.youtube.com/watch?v=RkGOEpUCteA