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El cuerpo sin vida del periodista hondureño Erick Martínez Ávila fue encontrado este lunes en una alcantarilla de la aldea Guasculile, en la carretera que conduce al departamento de Olancho (noreste), y con él suman más de 20 comunicadores sociales asesinados durante el mandato de Porfirio Lobo, según cifras de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Ávila, de 32 años de edad, era integrante de una comunidad que defiende los derechos de los homosexuales llamada Asociación Kukulcán y fundador del Movimiento de la Diversidad en Resistencia.

También había sido elegido como aspirante a diputado por el departamento de Francisco Morazán por la corriente Fuerza de Refundación Popular (FRP), del Partido Libertad y Refundación (Libre), surgido del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que fue creado tras el golpe de Estado al entonces presidente Manuel Zelaya, en 2009.

El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos. Ramón Custodio, condenó recientemente la violencia en contra del gremio periodístico en Honduras, e informó que al menos 21 trabajadores de la comunicación han sido ultimados en este país durante los últimos tres años.

Fuentes policiales indicaron a medios locales que al realizar el levantamiento del cadáver no se determinó la causa de la muerte, ya que la víctima no presentaba heridas, ni golpes. Sin embargo, luego se conoció que la muerte se produjo “por asfixia por estrangulamiento”.

El cuerpo del trabajador de la prensa fue trasladado a la morgue judicial de Tegucigalpa en donde fue ingresado en calidad de desconocido ya que no portaba sus documentos personales, y más tarde fue identificado por sus familiares.

Antes de Ávila, el caso más reciente había sido el Fausto Elio Hernández, de 54 años, quien en marzo pasado fue atacado a “machetazos” en la localidad de Sabá, a 600 kilómetros al noreste de la capital.

La CNDH anunció meses atrás que en 2011se registró en Honduras el índice de homicidios más alto del mundo, con 86 personas asesinadas por cada 100 mil. En 2010 la cifra fue de 82. La misma Comisión calculó que en esta nación centroamericana se produce una muerte violenta cada 74 minutos.