peru-violadorDesde el domingo, en Perú la violencia sexual es un tema de Estado: la violación de una mujer que trabajaba como empadronadora para el Censo 2017 puso el tema en redes sociales y en todos los medios. El caso funcionó como la gota que rebalsa el vaso: la víctima denunció que un supervisor del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI) le ofreció 1000 soles -unos 300 dólares- para que no dijera nada la violación y desnudó toda una lógica de encubrimiento machista.

En tres días, el caso sacudió también al sistema político peruano. La atención ahora está puesta sobre la responsabilidad del INEI, que no tomó medidas para evitar este tipo de ataques, y sobre las declaraciones de la ex congresista y ministra de la Mujer Luisa María Cuculiza, del fujimorismo, que dijo que la violación es “un accidente que puede pasar”. En Twitter, miles de personas se sumaron al hashtag #PerúPaísDeVioladores, impulsado por las congresistas Marisa Glave e Indira Huilca. El impacto fue tal que Juan Carlos Gonzales, presidente de la Comisión de Ética en el Congreso, sintió la necesidad de aclarar: “Yo no me considero un violador”.

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– Hubiera gritado si hubiera sido a la fuerza – dice Marco Antonio Luza Segundo, de 45 años, mientras entra a la fiscalía en Villa El Salvador, Perú.

Luza está esposado, lleva un sweater celeste claro y va camino a la audiencia en la que, un rato más tarde, negará haber violado a una censista de 37 años el domingo pasado en Pachacámac, Lima. Su foto está en la home de todos los medios peruanos.

Fiorella no es Fiorella, pero esta semana todo Perú usa ese nombre para hablar de ella. Después de que Luza la violara pudo escaparse con la promesa de que no iba a decir nada. Una vez afuera, le contó a su hermano -que dirigía al equipo de censistas- y a un grupo de vecinos. Un par de horas después Luza Segundo fue detenido.

– Lo primero que han hecho es importarles cómo quedaban ellos y yo, ¿cómo estaba quedando?

Fiorella habla ahora en un programa de televisión. Tuvo que salir a defenderse después de que el titular del INEI, Aníbal Sánchez, dijera que ninguno de sus funcionarios le había ofrecido plata. Fiorella también cuenta que otros miembros del INEI le reprocharon por haber entrado sola a la casa del violador y le preguntaron si había terminado todas las cédulas del censo. Lo cierto es que nadie la acompañó oficialmente: Ana María Choquehuanca, ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, aseguró que cuando ese mismo domingo a la noche se acercó a la comisaría no había nadie del INEI brindando ayuda psicológica y legal a la víctima.

La justicia actuó muy rápido: el lunes el juzgado de flagrancia de la Corte de Lima Sur le dictó a Luza Segundo seis meses de prisión preventiva. Si es declarado culpable en juicio podría recibir entre 6 y 8 años de cárcel. Si se prueba que, como denunció Fiorella, usó un cuchillo para amenazarla, la pena podría superar los 12 años.

No es la primera vez que una mujer es atacada durante un censo: en 2007 una censista estuvo a punto de ser violada por dos hombres que la emboscaron cuando entró a su casa para empadronarlos. Esa vez los gritos de la mujer si fueron escuchados.