“D. tiene 15 años y un hijo de casi dos. Vive en un hogar infanto-juvenil que alberga a niños, niñas y madres con sus hijos. Llegó por la mañana, después de una gira con los pibes del barrio: tres o cuatro chicos de más de 20 con los que, los operadores cuentan, “se junta a consumir”. Nadie puede decir qué fue lo que le disparó la crisis nerviosa. Sólo se sabe que destruyó el hogar, le pegó a diez personas y terminó con la cara y los brazos cortados.

Durante dos años,  IJóvenes trabajó en 40 barrios populares de 17 distritos de la Provincia de Buenos Aires y registró historias de jóvenes con consumos problemáticos de sustancias, organizaciones territoriales que proponen alternativas y dispositivos de prevención y tratamientos. El resultado quedó plasmado en el libro “Dársela en la Pera”, que será presentado el lunes 19 de diciembre  en el seminario“Jóvenes, violencia y adicciones en la Provincia de Buenos Aires”. La cita es a las tres de la tarde en el Centro Cultural Borges, en Viamonte 525.

El trabajo muestra cómo en los barrios del conurbano y del interior del país el consumo problemático siempre está relacionado con la desigualdad. No poder acceder a la vivienda, a la salud, a los derechos básicos, que no haya transporte público y soportar el hostigamiento por parte de las fuerzas de seguridad, delimitan el campo de acción de los pibes de los barrios.

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“Los jóvenes están solos”, dijo Cristian Alarcón, el director del equipo de investigación. “Nosotros pintamos un mapa de múltiples soledades, gestionadas de múltiples maneras. Pero también mostramos la maravilla de las redes que funcionan. En algunos territorios hay mesas de trabajo intersectoriales en las que participa el Estado. Un Estado que, cuando quiere, puede dialogar con las comunidades. Ése es, en definitiva, el mensaje: ante la soledad, lo único que podemos ofrecerles a nuestros pibes es el fortalecimiento de sus comunidades”.

En esa misma jornada, donde habrá varias mesas debate, se presentará el informe de 2016 de Ijóvenes, que consiste en una investigación sobre cómo las guardias hospitalarias tratan la demanda de jóvenes con crisis de consumo.

El trabajo, que se publicará ese mismo lunes, cuenta cómo y cuándo los jóvenes se acercan a los hospitales, la falta de abordaje específico y de protocolos de salud mental en las guardias, por qué las iniciativas que sí funcionan dependen de la voluntad de los trabajadores de la salud, cuál es la voluntad de los jóvenes para sostener un posible tratamiento y también de la estigmatización de los consumidores y la criminalización del consumo como barrera de acceso al sistema sanitario.