Cosecha Roja.-

A las 14.30 del domingo 21, algunos familiares y amigos de Amilkar Alberto Ibarra despidieron sus restos en el cementerio Jardim da Saudade, en Salvador, la capital del estado brasilero de Bahía. Desde el martes 16, cuando fue asesinado, el cuerpo estuvo en la morgue para las pericias. Según el Departamento de homicidios y Protección a la Persona (DHPP) de la policía de Bahía, Ibarra caminaba a las 6.30 por la costanera en el barrio de Patamares, cuando un hombre lo acribilló con tres tiros y escapó en una moto blanca que era conducida por otro. Los tiros fueron certeros: dos dieron en la espalda y uno en la clavícula. Ibarra quedó tendido y fue dado por muerto en el mismo lugar. En las fotos que difundió la prensa bahiana, el cadáver estaba boca abajo, sobre un charco de sangre. Llevaba zapatillas de running blancas, un short negro y una remera gris sin mangas.

Ibarra tardó en ser identificado porque no llevaba encima sus documentos. Recién a las 21 horas del martes, según algunas versiones, o al día siguiente, según otras, su esposa, maestra en una escuela municipal de Salvador, reconoció el cuerpo en el Instituto Médico-Legal “Nina Rodrigues”. Ella le explicó a la policía que su marido solía hacer caminatas diarias en la costanera de la zona, porque vivían en un barrio cercano a Patamares, llamado Boca do Rio, del otro lado del Parque Metropolitano de Pituaçu. Ella era su segunda esposa, con la primera tuvo una hija que hoy tiene 6 años. Ibarra vivía en Salvador desde hacía nueve años.

El comisario a cargo de la investigación, Alex Gabriel, explica que la policía bahiana trabaja sobre la hipótesis de una ejecución y descarta un robo seguido de asesinato. El crimen, según los investigadores, puede estar motivado por razones pasionales o por vínculos con el narcotráfico. Según los testigos y la policía, todas las pertenencias de la víctima quedaron en el lugar. En la mochila, Ibarra llevaba un vidrio pequeño con piedras de amatista y un llavero con el escudo del Esporte Clube Bahia. Según dos testigos que presenciaron el crimen, los sicarios estaban esperándolo desde las 6 am, con la moto estacionada en un lugar cercano. A las 6.30 la moto arrancó, uno de ellos bajó, disparó tres veces y volvió a subirse para escapar.

Ibarra era conocido como Ami, nombre de batalla para el trabajo al que había dedicado su vida: era mimo. Su página web (www.amilkaribarra.com), se abre con una foto en la que se lo ve en acción, con la cara maquillada de blanco, los labios y las cejas negras. Bajo el ojo derecho una lágrima pintada, también en negro, y bajo el ojo izquierdo un pequeño corazón. Guantes blancos, una toca violeta en la cabeza y una remera naranja completan el disfraz. Aunque su uniforme más frecuente era una remera a rayas y una boina gris. Ami se definía como un “hombre con alma de niño”.

Ami nació en General Roca, Río Negro, el 22 de marzo de 1963. En Buenos Aires había estudiado teatro y música, y llegó hasta París para estudiar en la Escuela Internacional de Pantomima de Marcel Marceau. Debutó en los teatros a pocos días del último golpe militar, el 7 de marzo de 1976. Hizo obras de María Elena Walsh y Laura De Vetach. Actuó con Elsa Bonerman, fue de gira musical con Marilina Ross y tuvo participaciones en desfiles de Roberto Piazza.

Recorrió varios países con de show de mímica: hizo giras en Chile, Venezuela, Bosnia, Chechenia, Kuwait, Irak y varios países de Europa. Entre el público tuvo sentados a los presidentes Carlos Menem, Fernando De la Rúa y Bill Clinton. En 2001 actuó en el Palacio de Buckingham, ante la Reina de Inglaterra, Elizabeth II, y al año siguiente lo hizo en Sudáfrica para Nelson Mandela.

Pero nada de todo eso lo enorgullecía tanto como el cénit del año 1995. El mismo año en que José Luiz Cabezas lo fotografió para Calvin Klein, llegó a compartir escenario con Marcel Marceau, en el Tour Argentina-95.