pamelaPamela Moreno tenía 24 años y era peluquera. Por las noches se prostituía en las calles de Santiago del Estero junto a otras mujeres trans. La noche en la que la mataron, un cliente la llevó hasta la ruta.  Apareció horas después, agonizando al costado del camino.

Brian Salto era policía. Tiene 32 años y vivía en Suncho Corral, Santiago del Estero. En diciembre de 2014 fue a la capital de la provincia y gastó dos mil pesos en los tragamonedas del casino. Cómo se quedó sin nada, para volver a su casa decidió robar algo. Pamela fue la víctima elegida: le sacó el celular y una billetera donde tenía 300 pesos. Después la atropelló con su camioneta 4×4 y escapó. Le puso doscientos pesos de nafta y se fue a dormir.

Cuando un matrimonio encontró a Pamela a la vera de la ruta nacional 34, cerca de un hotel de La Banda, le quedaba poco tiempo de vida. Según la autopsia, antes de atropellarla la habían golpeado. La camioneta le dejó marcadas las ruedas en el tórax y el abdomen.

Brian Salto le confesó el asesinato a los amigos cercanos. “Me mandé una cagada”, dijo. Ninguno lo delató. Desarmó parte de la camioneta con la que había cometido el crimen -vendió una de las ruedas, le puso otra al auto de su madre- y siguió con su vida.

La justicia llegó hasta él cuando se activó el teléfono celular de la víctima. El día del asesinato, Salto se lo había llevado encendido. “Sonaba, sonaba, pero como era táctil no lo sabía usar”, dijo luego en la justicia. Tiempo después se lo entregó como parte de pago a un mecánico. El mecánico se lo regaló a su mujer y ella lo negoció con una chica de trece años, que lo encendió y con eso alertó a la justicia, que ya estaba rastreando el movil.
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Cuando lo detuvieron, Salto intentó escapar. La policía lo encontró debajo de la cama. Más tarde, en distintas audiencias judiciales, su abogado defensor dijo que, tras el robo , Pamela “se colgó de la manija de una puerta de la camioneta y al caer al pavimento el auto la aplastó”. Frente a la fiscal del caso, Salto dijo que “era imposible no hacerlo”, que todo había sido un accidente.

La madre de Pamela murió cinco meses atrás, de un ataque al corazón. Para la familia de la víctima, el verdadero culpable es “un hijo del poder” y Salto un chivo expiatorio. Antes que él estuvo detenido un ingeniero. Varias de las compañeras de Pamela dijeron que esa noche lo habían visto con él. El hombre fue separado de la causa por falta de mérito, y la justicia acusó a las testigos de “obstrucción de justicia”. Las organizaciones trans denunciaron que fueron víctimas de persecución.

El juicio comenzó ayer en La Banda. A Salto se lo acusa de ‘Homicidio triplemente calificado por alevosía, ensañamiento y críminis causa en concurso ideal’. De ser encontrado culpable, podría pasar el resto de sus días en prisión.