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Faltan unos días para que se sepa exactamente cómo murió la adolescente Lucía Pérez a manos de sus atacantes Martín Gabriel Farías, de 23 años, y Juan Pablo Offidani, de 41. La autopsia preliminar anticipa dos hipótesis: “paro cardio respiratorio a consecuencia de un reflejo vaso vagal, a confirmar por las pericias toxicológicas e histopatológicas a realizarse. Es otra probabilidad el paro cardio respiratorio a consecuencia de la sobredosis”. Ambas muestran el ensañamiento de los asesinos con Lucía pero la carátula de la causa aún no dice femicidio y la fiscal María Isabel Sánchez guarda silencio desde hace unos días.

La autopsia, firmada por María Cecilia Pérez Varela, aún es preliminar. La médica ordenó análisis toxicológicos para confirmar alguna de las dos hipótesis. “Es una caso muy complejo”, dijo a Cosecha Roja una fuente que tuvo acceso a la causa.

Desde el primer día, la fiscal salió en los medios y reveló detalles del crimen. Ahora, el que responde por ella es un vocero de la Fiscalía: “Martín Gabriel Farías y Juan Pablo Offidani están imputados por ‘Abuso sexual seguido de muerte y homicidio criminis causa’. Mientras que a Alejandro Maciel, capturado el sábado 15 por la noche -en el Hotel Central Park, ubicado en Santa Clara del Mar, a 18 kilómetros de Mar del Plata-, se le imputa ‘Encubrimiento agravado por el delito precedente’”, dijo a Cosecha Roja.

Otro fiscal marplatense, Leandro Favaro, imputó hoy a Offidani y Farías por “comercializar droga entre menores de edad”, según publicaron los medios locales. El jueves deberán presentarse en tribunales para declarar.

De los tres imputados, Offidani es el de apellido reconocido: está en la mira de los medios. Primero porque contrató al abogado Cristian Prada, cuestionado por ser funcionario del gobierno de Guillermo Arroyo. Luego por despedir a Eduardo Toscano desde la Unidad 44 de Batán: le envió un fax en el que renunciaba a sus servicios. Toscano quedó sorprendido porque iba a llevar el caso de manera gratuita. Para él Offidani “no se encontraba en el lugar del hecho”. En el mensaje el detenido le comunicó al abogado que no contaba con recursos económicos y le retiró el poder que había firmado. Cosecha Roja se comunicó con Toscano pero no quiso responder a ninguna de las preguntas.

Según se comenta en la ciudad, Eduardo Offidani -un reconocido escribano marplatense- había buscado para su hijo una defensa privada. Sin embargo, el escrache realizado en la puerta de su escribanía lo hizo cambiar de opinión: hoy se supo que le soltaron la mano. “La familia no le va a dar ningún apoyo económico a Juan Pablo”, contó a Cosecha Roja un allegado a los Offidani. Ahora, al igual que los otros dos detenidos, Offidani deberá recurrir a la representación legal oficial. Los tres acusados comparten a María Laura Solari como Defensora Oficial.

La otra Lucía

La historia personal de Juan Pablo Offidani volvió a circular en un sector de Mar del Plata vinculado al mundo judicial. El hombre de 41 años fue adoptado cuando era un bebé por Alicia y Eduardo, de 80 años. Quienes conocen a los Offidani dicen que Alicia fue una madre amorosa y dedicada. La familia se completó unos años más tarde con el nacimiento una niña a quien llamaron Lucía. Mientras ella crecía, Juan Pablo fue al mejor colegio de la ciudad y después de clase practicaba equitación, natación y aprendía idiomas. Cuentan que sus padres se desvivían por él.

En la adolescencia comenzaron los problemas. El chico entró en una etapa de rebeldía, dejó de estudiar y sus padres lo mandaron al psicólogo. Los rumores se lo atribuyen a las diferencias en el aspecto físico de Juan Pablo y su hermana. Eduardo, Alicia y Lucía eran parecidos entre ellos. Juan Pablo, distinto.

La juventud le llegó sin estudios y sin trabajo. Durante un tiempo Juan Pablo trabajó en la escribanía. “Duró poco aunque sus padres hicieron lo imposible para tratar de que se rescatara de sus adicciones y todo lo que le dieron fue porque creían que podía recuperarse y ser una persona de bien”, contó a Cosecha Roja un amigo de la familia.

Más adelante, el papá, por consejo de su nueva pareja, una mujer brasileña, invirtió mucho dinero en la compra de una posada en Trancoso. Juan Pablo viajó a Brasil pero no pudo con su adicción: cerró la posada y regresó a la Argentina con una mujer y el hijo de ella: era nada menos que Martín Farías, el otro detenido por el femicidio Lucía Pérez.