Este martes los hondureños conocieron el nombre del nuevo director de la Policía Nacional: Juan Carlos “El Tigre” Bonilla. Este oficial de 46 años -conocido por sus compañeros como un hombre rudo y rústico-, llevará las riendas de una de las instituciones más corruptas de Honduras.

“El Tigre” Bonilla asume este cargo en medio de una maraña de escándalos que salpican a la policía hondureña. Entre ellas, la noticia de que el periodista Alfredo Villatoro fue asesinado por un agente policial. Ni siquiera él es anejo a la polémica: todavía muchos recuerdan que fue acusado de formar parte de un escuadrón de la muerte que ejecutaba delincuentes.

Después del juramento, el comisionado aseguró que está dispuesto “a esposar a oficiales por sicariato o apoyo al narcotráfico”. La misión de Bonilla es rendir mejores resultados que su antecesor: Ricardo Ramírez del Cid. Este oficial estuvo al frente de la policía durante seis meses y medio. El 31 de octubre del 2011 ocupó el lugar José Luis Muñóz Licona, que salió de la institución acusado de liberar a cuatro agentes sospechosos del crimen de dos estudiantes universitarios, uno de ellos hijo de Julieta Castellanos, rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

Después de la muerte de su hijo, Castellanos -apoyada por la ciudadanía- ha exigido la depuración de esta institución. Ramírez del Cid tuvo que abandonar su cargo ante la continúa presión de los hondureños. Bajo su gestión, fue asesinado el exdirector de la Comisión de Lucha Contra el Narcotráfico, Alfredo Landaverde. Este crimen -que todavía sigue impune- conmocionó a Honduras y a la comunidad internacional.

Al mismo tiempo que el ministro de seguridad, Pompeyo Bonilla, anunciaba el cambio en la jefatura policial, señaló que el agente Miguel Ángel Álvarez es el responsable de la muerte de Villatoro. Al desolador panorama se suman otros 64 policías procesados por delitos, y solo nueve de ellos han sido sentenciados.

Ante estos escándalos que comprometen el prestigio de la policía, “El Tigre” Bonilla prometió sanear la institución. Muchos están convencidos de que su llegada le pondrá punto final a la corrupción y sacará al país centroamericano de la lista negra que los señala como uno de los más violentos del mundo.

Pero otros sectores de la sociedad pusieron el grito en el cielo. María Luisa Borjas, ex directora de Asuntos Internos de la Policía, escribió en Facebook comentarios sobre el nuevo jefe. “En el gobierno de Ricardo Maduro, El Tigre Bonilla fue denunciado de forzar los 10 fusiles AK-47 utilizados por la policía para llevar a cabo las ejecuciones extrajudiciales y asesinatos”.

Las armas de las que habla Borjas se utilizaron en el secuestro y asesinato en San Pedro Sula del empresario Reginaldo Panting. La ex funcionaria también acusa a Bonilla de conformar un escuadrón de la muerte que se especializó en la ejecución de presuntos delincuentes. Diferentes organizaciones de derechos humanos se sumaron a la voz de protesta de María Luisa Borjas. Acusan al nuevo director de la policía de participar en “Los Magníficos”, un grupo creado en el 2002 por policías y ex policías para hacer “limpieza social”.

El 31 de julio de ese mismo año, la Fiscalía allanó una casa de seguridad de la Policía en San Pedro Sula en la que se encontraron pruebas relacionadas con más de 50 asesinatos. Media docena de las víctimas estaban involucradas en bandas de robacarros. Bonilla estuvo dos años prófugo y luego fue absuelto de todos los cargos. Ninguno de lo delitos que se le imputaban pudieron ser probados. Algo que, en un país donde la impunidad suele ser regla, no es ninguna garantía.