EFE.-

Pese a ser el país con la segunda tasa de homicidios más alta del mundo, El Salvador ha experimentado en 2012 una puntual reducción de la violencia que atribuye a la tregua firmada en marzo entre las maras (pandillas delincuentes) “Salvatrucha” y “Barrio 18”, una experiencia que la ONU cree puede ser un modelo a seguir en toda Centroamérica.

Ese es el esperanzador dato que aporta el informe sobre delincuencia organizada en Centroamérica y el Caribe que publica hoy la Oficina contra las Drogas y el Delito de la ONU (ONUDD), y que insiste en la dudosa vinculación, en este caso, entre la violencia y el tráfico de cocaína, a diferencia de otros países de la región.

El informe indica que en 2011 se produjeron 69 homicidios por cada 100 mil habitantes en El Salvador, un 6 por ciento más que en 2010.

Esa cifra pone al país en segundo puesto de muertes violentas por segundo año consecutivo, por detrás de Honduras.

Sin embargo, el informe destaca como el alto el fuego acordado por las dos pandillas tras la mediación de la Iglesia Católica, redujo repentinamente el número de asesinatos.

Así, si en enero y febrero se registraron más de 13 homicidios diarios, esa cifra cayó a 8.2 en marzo, después de la tregua. Durante ese mes, se produjeron 255 homicidios, un 28 por ciento menos que la media del mismo mes en los tres años anteriores.

“Todo esto sugiere que los mareros contribuyen significativamente a los niveles de violencia de El Salvador”, reconoce el informe, aunque es prudente sobre si esa mejora se podrá mantener en el tiempo.

De hecho, la ONUDD pone esta tregua como un ejemplo de las soluciones “negociadas” a la violencia, alternativas a la mano dura y al enfoque militarizado que, advierte, “conlleva el riesgo de dañar aún más la gobernanza a través de la erosión de los derechos civiles”.

El informe analiza las causas de la violencia en El Salvador y su vinculación con el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos.

Si bien el informe reconoce que, por sus condiciones geográficas, el país es menos propicio para las rutas del narco, también advierte de que “debido al hecho de que colinda con Honduras y Guatemala, parece probable que atraviese el país más cocaína de la que algunas veces se declara” por las autoridades.

Así, en 2011 sólo se incautaron siete kilos de cocaína frente a las cuatro toneladas que Estados Unidos estima cruzaron el país ese año.

En ese sentido, el informe desvincula homicidios y droga y descarta que el origen de la violencia, con excepciones puntuales como el llamado corredor Acujatle/Sonsonate, esté la presencia de grupos criminales que luchen por el control del territorio por el que circula la cocaína.

“El Salvador mantiene altos niveles de violencia que no pueden ser relacionados fácilmente con el tráfico de drogas transnacional”, concluye la UNODD, que también minimiza la participación de las maras en el negocio de los estupefacientes.