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¿Qué es lo que pide un condenado a muerte en su última cena?. Julia Ziegler-Haynes, chef y artista, fotografió los platos de 24 sentenciados a muerte en EEUU y los compiló en un libro que tituló Today’s Special (El Especial de Hoy).

El libro grafica los pedidos de criminales entre los cuales hay casos de hasta 22 años de cárcel previos a su ejecución, todos ellos por haber cometido asesinatos en diferentes regiones de los Estados Unidos.

Los testimonios recogidos por Ziegler-Haynes revelan que no por estar al borde de la muerte los sentenciados tendrían menos ánimos para una última cena.

Sin embargo los pedidos fueron contrastantes, desde lo más sencillo y clásico hasta lo más complejo y gourmet. Como una aceituna negra pedida por Robert Buell, ejecutado el 24 de setiembre de 2002 tras ocho años de cárcel por matar a una niña de once años, o sólo una jarra de café para James Rexford, ejecutado por inyección letal en octubre de ese año por matar a una niña de 10.

Otros pedidos fueron más específicos y ambiciosos como el de Peter Miniel quien fue ejecutado el 6 de octubre de 2004 y pidió 20 tacos de carne, 20 enchiladas de carne, una pizza con jalapeños, una porción de pollo frito, fideos condimentados solamente con sal, media torta de chocolate, media de vainilla, un helado de crema con galletitas, un helado de caramelo, una torta de vainilla con frutas, dos latas de Coca Cola, dos de Pepsi, dos pintas de cerveza negra y dos jugos de naranja.

También hubo pedidos de una cena clásica de pizza o pastas, como el plato de fetucchinis, una pizza chica de pepperoni, bastones rebozados y dos bocaditos de menta que eligió Jackie Lee Willingham, de 33 años, responsable de la muerte de una mujer de 62, y fue ejecutada en julio del 2003 por inyección letal.

Entre los menús más llamativos está el que seleccionó Hastings Arthur Wise quien a los 51 años, cargaba con la pena de muerte por el crimen de una mujer de 27 años, y tres hombres de 30, 31 y 56 y fue ejecutado por inyección letal. En su menú pedía un plato con patas de langosta, papas fritas y ensalada de repollo acompañado por un pastel de banana y un vaso de leche.

Los 24 casos que expone la fotógrafa buscan exponer, según la editorial responsable de la edición, el contraste entre la pena capital y el gesto de permitirle a los sentenciados un último deseo.