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Por segunda vez en cuatro meses, hackearon al Ministerio de Seguridad. El sábado los documentos aparecieron en distintas redes sociales. Los difundió un usuario apodado ‘Lagorraleaks’. La periodista Irina Sternik dio la alarma. Eran casi 40 megas, unos 215 archivos con información del Departamento de Inteligencia contra el Crimen Organizado de la Policía Federal.  Según la periodista, entre esos documentos había “declaraciones de testigos, sumarios, desgrabaciones del 911, causas de pedofilia, de narcotráfico, registros telefónicos, fotografías”.

“La información, más que sensible, develaba sumarios, resúmenes semanales policiales, actas de allanamiento, cadenas de custodia, declaraciones de testigos, expedientes, información de movimientos de drogas de diferentes puntos de la Provincia de Buenos Aires, diligencias policiales por posible trata de personas con fines de explotación sexual y una captura de pantalla de la carpeta de correo crimenorganizado@policiafederal.gov.ar con fecha del 2 de mayo de 2017”, dijeron en una declaración desde el Partido Interdimensional Pirata en Argentina (PIPAr).

En enero de este año, la cuenta de Twitter y 30 cuentas de mail del Ministerio de Seguridad -incluyendo el mail de la Ministra Patricia Bullrich- fueron hackeados. Aquella vez los hacker publicaron capturas de pantalla y algunos twits en la cuenta de la ministra. Los documentos filtrados esta vez tienen fecha de principios de mayo.

Entre una hackeada y otra pasaron cuatro meses. Según publicó Sternik en uno de sus artículos, el mensaje que dejó quien hizo públicos los archivos el sábado dice: “Hace cinco meses hackearon la cuenta de twitter de Patito Bullrich escribiendole de parte del embajador de Bolivia (!) desde una cuenta de gmail. El ministerio de defensa y los medios dijeron que no se había filtrado ningún documento confidencial. Era mentira”.

Para los expertos, la filtración reveló que la precariedad de la inteligencia criminal en Argentina: que la información clasificada sea enviada por mail -y que los usuarios caigan en trampas tan sencillas como el pishing- pone en peligro no solo las investigaciones, sino a los potenciales testigos y denunciantes.

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Respuesta: más control

Los cuatro meses que pasaron entre un hackeo y otro también demostraron que no hubo medidas de seguridad para frenar las vulnerabilidades. “En su lugar, desde enero vemos cómo se intenta disfrazar el problema bajo la fachada de una caza de “hackers”, con el saldo de dos personas detenidas, expuestas mediáticamente y encarceladas”, dijeron desde el Partido Pirata.

“Más allá de estos hechos puntuales, en el marco de la continuación y profundización de la política nacional de vigilancia sobre las personas –Proyecto X, SIBIOS, ambos convenientemente “heredados” de la administración anterior–, nos vemos en la necesidad de advertir sobre la posibilidad de que se tome este caso como “chivo expiatorio” a fin de reforzar las medidas de control panóptico sobre la sociedad, en un clima de creciente represión social. Incrementar las medidas de vigilancia, represión y amedrentamiento suele ser una salida rápida, de alto impacto mediático, políticamente redituable y dado que no ataca las causas reales de la cuestión, sencilla de implementar con la efectividad neoliberal que se propone el gobierno macrista”, señalaron desde la organización.

Uno de los ejemplos sobre los que advierten: en abril de este año, bajo el argumento de la “Emergencia de seguridad pública” y por ende la necesidad de contar con mayor información para combatir el delito, el gobierno nacional amplió a través del Decreto 243/2017 el acceso a la base de datos biométricos SIBIOS. Cualquier organismo del Poder Ejecutivo o Judicial puede acceder a esa información en tiempo real.

Las razones

El usuario que publicó los documentos abrió una cuenta AMA (Ask Me Anything) donde contó que subió los documentos, dijo que los había encontrado porque “las contraseñas y los archivos anduvieron dando vuelta por media internet, torrents, mega, etc”.

Ante la pregunta de por qué lo había hecho, dijo que “la gorra cada vez vigila y persigue más a los que usamos internet y eso es por pura ineptitud. Son monos con navaja, no cazan un fulbo y para poder hacer su trabajo necesitan hacer mierda las libertades individuales por ‘seguridad’. Lo que llaman ‘seguridad’ en realidad es ‘uh, necesitamos tener registro de todo porque sino no tenemos puta idea como encontrar a alguien”.

¿Hay mas documentos? “Imagínense que tienen el password de la cuenta de correo de crimen organizado. Imagínense que todas las operaciones ‘secretas’ se manejan y se mandan por mail. Imagínense lo fácil que es mandarle un email al sysadmin y pedirle que te escale privilegios, total sos su jefe, total después metes una backdoor (puerta trasera en el sistema que te permite volver a ingresar) y borras ese intercambio de mails”, agregó LaGorraLeaks.

¿Quién sos? quisieron saber los usuarios. “Soy Assange, y Snowden, y Chelsea, y Aaron Swartz, y Niño Orsino, y Anonymous, y SiouxTeam”, respondió.