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Alan, de 17 años, y su amigo JG, de 19, volvían caminando por la zona de quintas de Comodoro Rivadavia. En una esquina los cruzó una camioneta Chevrolet S10 blanca. Marcelo Ibañez, un vecino de la zona de 35 años, bajó con una pistola calibre 45 en la mano. Detrás estacionó un auto en el que estaban sus tres hermanos y otro hombre no identificado. Todos iban armados. Acusaban a los dos adolescentes de haberle robado un televisor a Marcelo.

Eran alrededor de las 11 de la noche del 14 de abril. Los cinco hombres rodearon a los dos adolescentes. Les ataron las manos con sogas y los cargaron en uno de los vehículos.
En el patio de la casa de Marcelo los interrogaron. Los dos jóvenes no sabían nada del televisor que les reclamaban. Les pegaron piñas, patadas con borcegos y culatazos. Después los desnudaron y los bañaron con agua helada. A JG le hicieron varios cortes en las orejas con un alicate. También les hicieron varias heridas en la cabeza con una pala.

—¿Dónde está el televisor? — reclamaban mientras filmaban las torturas.
Los hombres disparaban al aire y les decían que los iban a matar. Alan y JG escucharon a Marcelo Ibañez hablando por teléfono. Pedía más balas calibre 45 para “darle muerte” a los chicos, según explicó la fiscal general de Chubut, Camila Banfi.
La sesión de torturas duró más de cuatro horas.

Los hermanos Ibáñez ataron a Alan a una camioneta y lo arrastraron hasta la casa donde viven Ángel, Sebastián y Kevin. Desde ahí lo arrastraron otras tres cuadras hasta la casa de un tío de Alan. Lo dejaron tirado en la calle y se fueron. Sus tíos lo llevaron al hospital, donde quedó internado y murió unas horas más tarde por “traumatismo de cráneo con hemorragia intercerebral”.

Los hermanos Ibáñez volvieron a la casa donde estaba JG. Lo torturaron durante varias horas más. Lo largaron a las 8 de la mañana. Mientras disparaban al aire le advirtieron que no contara nada.

A partir del testimonio del sobreviviente la policía detuvo a los cuatro hermanos Ibáñez. Están acusados de privación ilegítima de la libertad seguida de muerte y lesiones graves.