marihuana gourmet

Antimio Cruz – Emeequis.-

No son hippies trasnochados ni pandilleros con rifles de asalto. Los nuevos vendedores de marihuana en las localidades de Estados Unidos donde se ha legalizado el consumo son empresarios e inversionistas que bien podrían haber invertido su capital en otros negocios. Desde familias que pidieron dinero prestado para entrar a este mercado hasta profesionales de la industria cervecera que aquí hallaron un nicho de oportunidad. Todos forman parte de un nuevo sector de la economía que ya genera empleos, ganancias e impuestos en Colorado, Oregón y Washington State, como explican los nuevos despachos de consultoría en el negocio de la hierba verde.

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El 4 de abril de 2014 la Conferencia Anual sobre el Negocio de la Marihuana reunió a poco más de 500 personas en los pasillos del Congress Plaza Hotel de Chicago, situado muy cerca de una de las avenidas con tiendas más caras de Estados Unidos, la llamada Magnificent Mile. Este centenario hotel, fundado en 1893 y famoso por las esculturas de mármol de su Salón Dorado y su Salón Florentino, se convirtió en punto de encuentro de hombres y mujeres que decidieron que era hora de invertir en el negocio de la marihuana.

La Radio Pública de Estados Unidos registró, con crónicas y entrevistas, la jornada de esta conferencia. Ahí compartían los salones y las mesas elegantes expertos en finanzas que representaban a fondos de inversión, pero también emprendedores jóvenes con sudaderas universitarias, grupos de jubilados y familias que deseaban incorporarse a un negocio que recién entraba a la formalidad, pues desde el primer día de ese año ya era legal el uso recreativo de la flor de cannabis sativa, hembra, en Colorado y el estado de Washington. Casey Brown fue uno de los asistentes a esa conferencia. Ahora tiene 28 años y se dedica al cultivo de la planta para su venta legal con fines medicinales en California.

Egresado de la Universidad de California en Los Ángeles, con corte de cabello militar y barba bien arreglada, Casey afirma que no le interesa fumar marihuana con fines recreativos, pues tuvo una crisis de exceso de consumo cuando estudiaba la preparatoria. Sin embargo, comenta en entrevista con emeequis que de vez en cuando prueba lo que cultiva “para llevar un control de calidad”.

“Al salir de la Universidad trabajé muy duro en un empleo que no me gustaba, con el propósito de juntar un capital y montar un negocio. Cuando pude reunir algo de dinero, le hablé a uno de mis mejores amigos de la universidad que se había especializado en finanzas y él me recomendó estudiar este mercado. Así decidí participar”, cuenta desde Oakland, California. Su perfil es diferente del estereotipo de vendedores de marihuana que han retratado las películas y la literatura.

Los nuevos vendedores son profesionistas y familias con negocios de restaurantes, bares o tiendas de conveniencia. No se trata de hippies representantes del flower power de los años sesenta y setenta ni de peligrosos pandilleros o miembros de las mafias mexicanas, asiáticas y de Europa del Este. “De hecho, uno de los problemas que comienza a observarse en la nueva economía de la marihuana legal es la exclusión de algunos grupos. Si uno observa la distribución étnica de quienes se dedican a este negocio, los afroamericanos casi no están presentes. Parece que a ellos se les ponen más obstáculos para invertir, como si fuera un mecanismo sutil de exclusión”, de acuerdo con una plática presentada en el encuentro de Chicago por Lakisha Jenkibns, de la Asociación Nacional de la Industria de la Cannabis.

ACELERADA EXPANSIÓN

La venta de marihuana en Estados Unidos es buen negocio, eso lo saben desde hace décadas los narcotraficantes. El Departamento de Estado calcula que entre tres y seis por ciento de los 330 millones de habitantes de ese país ha fumado esta hierba alguna vez en su vida. La misma oficina del gobierno federal calcula que los narcos de América Latina, Asia y África, obtienen cada año ganancias superiores a 30 mil millones de dólares. Pero la venta de marihuana legal, para usos médicos y recreativos, ha sido un enorme descubrimiento entre emprendedores e inversionistas que no son delincuentes. En 2014 sus ventas llegaron a 2 mil 700 millones de dólares y se estima que al cierre de este año superarán los 3 mil millones. Este crecimiento ha creado las condiciones para el nacimiento de una nueva actividad profesional: la consultoría sobre inversiones en el negocio de la mariguana.

Uno de los pioneros en el estado de Oregón, donde comenzó la venta legal de marihuana recreativa el pasado 1 de octubre de 2015, es Sam Chapman, cofundador del despacho New Economy Consulting. Él confirma que el perfil de quienes desean entrar al negocio va desde familias que piden dinero prestado hasta profesionales de la industria cervecera. Sin embargo, aclara que éste no es un negocio exento de riegos. Como ocurre en cualquier otro campo de negocios, los inversionistas deben considerar que existe la posibilidad de que pierdan su dinero. La principal causa de quebranto es el poco conocimiento que existe de las reglas. “Hay quienes ven esfumarse su capital porque lo entregan a alguien y no quieren saber nada sobre costos o sobre cómo es el proceso de producción y distribución, o cuáles son los límites e impuestos a los que están sujetos. Al igual que ocurre en cualquier otro negocio, el que gana es el que está cerca del dinero que invirtió; gana el que está involucrado y aprende cada paso de cómo funciona el negocio”, añade el consultor en entrevista con emeequis.

Egresado de las carreras de Ciencia Política y Filosofía en la Universidad de Oregon, Chapman narra que su despacho New Economy Consulting fue creado por él y su socio Geoff Sugerman en 2013 cuando vieron que en el Congreso de Oregon ya existían los votos suficientes para aprobar la iniciativa que legalizó el uso médico de la marihuana. Dado que había participado en las consultas para redactar esta iniciativa, consideró que se abría un nicho de oportunidad si ofrecía asesoría a pequeñas y medianas empresas que quisieran ofrecer vender este producto para fines médicos.

“No somos abogados ni es nuestra especialidad otorgar asesoría legal sobre estos temas. Nuestra firma está integrada por consultores, cabilderos, investigadores y expertos en regulación que ayudan a clientes y socios en la aplicación y cumplimiento de las normas a nivel local, estatal y federal”, aclara Chapman, un joven pelirrojo de modales ejecutivos.

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