Los policías que protegían proxenetas

Doly’s era uno de los locales más conocidos de Flores. Aunque estaba registrado como un “club nocturno”, todos sabían que ahí funcionaba un prostíbulo: los clientes, los vecinos y también la policía. Nueve años después de la clausura del local, la cúpula de la comisaría 38 de Flores está siendo juzgada por brindar protección y cobertura legal a ese y a otros dos prostíbulos de la zona.

Los policías que protegían proxenetas

Por Cosecha Roja
30/04/2019

Foto: Fiscales.gob.ar

Doly’s era uno de los locales más conocidos de Flores. Abría los viernes de 20 a 6 de la mañana. Aunque estaba registrado como un “club nocturno”, todos sabían que ahí funcionaba un prostíbulo: los clientes, los vecinos y también la policía. Nueve años después de la clausura del local, la cúpula de la comisaría  38 de Flores está siendo juzgada por brindar protección y cobertura legal a Doly’s y a otros dos prostíbulos de la zona.

El juicio empezó el 1 de marzo. Ya declararon más de 35 testigos y la fiscalía y las defensas hicieron sus alegatos. En las próximas semanas los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 20 dará su veredicto. El fiscal Carlos Gamallo pidió penas de entre tres años y un año y medio de prisión e inhabilitación total para el comisario Roberto Cabrini, los subcomisarios Jorge Durán y Alfredo Oscar Martínez, y el subinspector Sergio Rodríguez. Los cuatro policías están acusados del delito de encubrimiento agravado por su condición de funcionarios públicos y por no denunciar la perpetración de un delito que debían perseguir penalmente.

Doly’s era el más famoso de los prostíbulos de Flores. “Era un boliche nocturno, con pool, tragos, una barra, shows de strippers. Solo era para hombres”, contó uno de los mozos durante el juicio, según publicó Fiscales.gob.ar, el sitio oficial de la Procuración General de la Nación. Después de tomar una copa y charlar un rato con los clientes, las chicas hacían los pases en un hotel que funcionaba al lado.

“Era un boliche de la noche, como todos los que había en Flores, donde trabajaban las chicas con su cuerpo. Tomaban una copa con el supuesto acompañante de ese momento, le pagaban la copa a la chica y se iban al hotel de al lado”, contó otro empleado, que había trabajado en la caja del bar, como mozo y finalmente como presentador de los shows.

Los clientes no le entregaban la plata a las chicas. Antes de pasar al hotel le pagaban a uno de los encargados. Un empleado anotaba en un cuaderno el horario en las chicas entraban y salían. Las trabajadoras sexuales recibían un ticket por cada pase. Al final del día entregaban los tickets y cobraban la mitad de cada uno de los pases que habían hecho. La otra mitad iba para el dueño del local. Si no cumplía con el tiempo de los pases abonado por los clientes, les descontaban un porcentaje o todo el valor del pase. La Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex) estimó que entre agosto de 2016 y julio de 2010 el local facturó alrededor de 10 millones de pesos.

Doly’s era frecuentado por los agentes de la 38. Algunas veces iban de uniforme y otras de civil. “Venían un montón de policías, se sentaban con el dueño. Había una mesa, me decían ‘servime tres café, un whisky, un gancia’, y era toda una ronda de gente que yo no conocía. Seguramente eran amigos del dueño, porque se reían, se embromaban.  También siempre había gente conocida del ambiente artístico”, relató el mozo.

La comisaría 38 hizo varias inspecciones en Doly’s, Envidia y Fama ante denuncias anónimas de que había mujeres víctimas de explotación sexual. Los policías iban y armaban un acta de inspección trucha. Las pericias caligráficas demostraron que falsificaron la firma de vecinos que habían ido a la comisaría a hacer algún trámite. El fin de estas maniobras era “encubrir investigaciones para beneficio personal de los dueños de los locales nocturnos”, según explicó el fiscal Carlos Gamallo en su alegato.

Los boliches fueron clausurados en un megaoperativo antitrata. Gendarmería y Prefectura allanaron 47 boliches en Flores, Recoleta y el microcentro. La causa por trata de personas nunca avanzó. “Eran locales de todo tipo: bares, locales bailables, casas particulares. Esos casos llegaron a través de denuncias anónimas a la entonces UFASE (actual Procuraduría de Trata y Explotación de Personas), que permitieron conectar todos esos locales con hoteles cercanos”, explicó Zaida Gatti.

En varios de los locales allanados se demostró que había explotación sexual. La investigación contra los dueños de los prostíbulos no avanzó y prescribió en 2016. La causa por complicidades policiales avanzó y fue elevada a juicio .

“¿Qué es lo que se le demanda a un comisario? Que conozca su jurisdicción. Ellos sabían perfectamente qué era lo que sucedía en Doly’s. Ellos mismos reconocieron que eran cabarets”, dijo el Gamallo. “Son todos coautores ya que todos tenían un deber común y cada uno hizo su aporte. Se trata de un delito muy grave ya que su rol  principal era el de prevenir el delito”.

La auxiliar fiscal Priscila Eisenchlas detalló los estrechos vínculos entre los policías de la 38 y los dueños de los prostíbulos. Esta relación se comprueba en la cantidad de llamadas entre ellos en los momentos previos y posteriores a las inspecciones y allanamientos que se hicieron en 2008 y 2011.

Eisenchlas contó que la comisaría 38 había recibido una denuncia anónima que detallaba que había mujeres de diferentes lugares del país que eran víctimas de explotación sexual. Los policías armaron actas truchas en las que falsificaron la firma de vecinos que habían ido a la comisaría a hacer otros trámites.