Luciano ArrugaCosecha Roja.-

“¿Qué Luciano?, ¿qué me importa? ¡Cómo chapean con Luciano Arruga!”, le respondió el policía a uno de los tres jóvenes que detuvieron el lunes cerca de las 9 de la noche, en Lomas del Mirador. El pibe le intentaba explicar que él y otro más eran testigos del caso del joven de 16 años desaparecido el 31 de enero de 2009.

Los tres estaban en la vereda, en el Barrio 12 de Octubre, cuando llegaron los patrulleros. Los policías se bajaron y los pusieron contra la pared. En un comunicado, los familiares y amigos de Luciano Arruga, dennciaron que el Comando de Patrullas Comunitarias es la responsable del operativo. “Los golpearon salvajemente”, dijeron. Uno se resistió, lo empujaron, y le abrieron la cabeza a golpes. Después llevaron a dos la Clínica Privada del Buen Pastor y al más herido al Policlínico de San Justo.

“El testigo de la causa Luciano Arruga -desaparecido por la Policía Bonaerense- tiene ahora, cuatro puntos producto de un golpe por la Policía”, escribieron. Después de los hospitales, los llevaron a la Comisaría 8º (ex Centro Clandestino de Detención y Tortura). Del que más se ocuparon fue del más herido: inventaron un testigo del operativo y abrieron una causa por “resistencia a la autoridad” en la UFI 9 de la Matanza, a cargo del Fiscal Fernando Quiroga.

“Queremos denunciar el cansancio y la impotencia frente a estas situaciones que se repiten día a día en La Matanza y en todos los barrios humildes”, escribieron en el comunicado los familiares y amigos de Arruga. También destacaron que no son las primeras amenazas que reciben y agradecieron el apoyo de la APDH-La Matanza, el abogado Juan Manuel Combi, el diputado provincial Miguel Funes y María Dinard (CELS).

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A Luciano lo vieron por última vez el lunes 31 de enero de 2009, el Barrio 12 de Octubre, en Lomas del Mirador, partido de La Matanza. Tenía 16 años. Le cruzaron un patrullero del destacamento policial dependiente de la Comisaría 8va sobre la calle Indart

En agosto de 2008 había sido detenido por averiguación de antecedentes. Estaba cartoneando en la zona cerca de su casa. La policía lo golpeó, pero su familia no quiso hacer la denuncia. El 22 de septiembre la historia se repitió: de nuevo la detención, de nuevo los golpes. Esa tarde, cuando lo fueron a buscar al destacamento, su hermana Vanesa escuchó algo. Un policía hablaba con el fiscal: le preguntaba qué hacer con el chico. En la celda, Luciano gritaba. Lo estaban golpeando.

Cuando Vanesa se quejó, uno de los policías le dijo que su hermano había querido robarle la remera y la batería del celular. Unas horas después, cuando le devolvieron a Luciano, él le señaló a ella y a su mamá cuál era el policía que le había pegado. “Bueno, negrito, callate porque te vamos a volver a meter”, le contestaron los policías. Esa noche fueron al Policlínico de San Justo: Luciano tenía marcas en la cabeza.

A partir de ese septiembre, que pasará un patrullero significaba todo menos seguridad para él. “Negro de mierda, ¿no te dije que por acá no te quería ver más?”, le decían.

El 31 de Enero cumplieron su promesa.

El libro en el que se anotaba el ingreso de los detenidos fue adulterado y del nombre de Luciano no quedó registro. La familia denunció que Luciano desapareció por negarse a robar para la policía. La causa estuvo caratulada como “averiguación de paradero” durante cuatro años. En febrero de 2013 -a cuatro años de la desaparición- el Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense suspendió a 8 policías y la causa pasó a la Justicia Federal con la carátula “desaparición forzada de persona”.  Quedó a cargo del Juan Pablo Salas, juez federal 1ro del Departamento Judicial de Morón.

En julio la  Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal hizo lugar al hábeas corpus presentado por los abogados del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) que representan a la familia de Luciano. Así, según el CELS, se reconoció la responsabilidad del Estado en la desaparición del joven y las deficiencias de la investigación que hubo durante 5 años.