Juicio Arruga 4 - F Nívolo

Juliana Mendoza – Cosecha Roja.-

Después de la detención de 2008, Luciano Arruga no fue el mismo. Los últimos meses antes de la desaparición fueron tristes. El abuso de los policías en el Destacamento de Lomas del Mirador le dio miedo. La noche de las torturas la hermana lo vio llorando. Si lo tocaban, el cuerpo le dolía. Ya no trabajaba ni quería salir con sus amigos a cartonear ni a tocar unos temas con la guitarra en la plaza del barrio. “Como declaró Vanesa, le quebraron la vida”, dijo Maximiliano Medina, abogado del Centro de Estudios Legales y Sociales. En los alegatos del juicio por torturas el CELS y APDH La Matanza exigieron 16 años de prisión para el policía Julio Diego Torales, el único acusado, y la fiscalía diez. La defensa pidió la absolución y denunció por falso testimonio a la hermana de Luciano. El viernes 15 de mayo se conocerá la sentencia.

“Cerrá los ojos e imaginate a un pibe chorro. Estás viendo a Luciano”, le dijo Vanesa a Medina para contarle lo que sufría Luciano. El adolescente de 16 años tenía el estigma de delincuente y eso sumaba a la persecución policial que sufría todos los días. Él mismo le contó a la joven que vivía con Orieta que ya no sabía qué hacer para que los oficiales lo dejaran de molestar, ya no podía “circular” por la cuadra de su casa. También le pidió a la mamá que cuide de sus hermanos y que le ponga la camiseta de River cuando él ya no esté. “Lo del 22 de septiembre de 2008 no fue un hecho aislado, es parte de la violencia institucional naturalizada”, dijo Medina.

La querella y la fiscalía argumentaron que Arruga fue víctima de maltratos físicos y humillaciones cuando estuvo detenido en el Destacamento de Lomas del Mirador. “A los golpes le acompañó la humillación, el verdugueo al que lo sometieron”, dijo el abogado Juan Manuel Combi. A Luciano lo pararon sin testigos en la calle a las 11. Lo llevaron a una dependencia policial, lo detuvieron -ilegalmente- en un lugar que no está preparado para albergar a menores de 18.

Después de las 13, dos oficiales lo agarraron de los brazos y un tercero le pegó. Uno de ellos era Torales. Lo llamaron “negro rastrero”, “chorro”, “delincuente” y le dieron de comer un sándwich escupido. “No recibió ninguna garantía que se le otorga a cualquier ciudadano”, dijo Combi. “Vanesa sabía lo que le venía pasando al hermano. El caso extremo fue el del día de la detención. Después de eso la vida fue otra, Luciano fueotro”, dijo Medina en los alegatos.

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Durante los alegatos de sus abogados, Torales se secaba las lágrimas con las manos. Estaba trajeado, con el pelo bien corto y sin un rastro de barba. “Estoy hace dos años y cuatro meses preso injustamente. Mi familia y mis hijos me están esperando”, dijo en la audiencia de hoy.

El primero en hablar fue Gastón Jordanes, uno de los abogados defensores. Culpó a la mamá Mónica Alegre por las nueve horas que estuvo Luciano en el Destacamento de Lomas del Mirador. Cuando ella presentó los documentos de su hijo -que había ido buscar a Puente La Noria- lo liberaron. “Torales no tiene la culpa de que Arruga y la mamá no salgan con identificación. Las formalidades hay que cumplirlas”, aclaró. Negó que le hayan dado de comer un sándwich escupido porque era “un pibe con calle, con mundo y carácter” que se podía defender y evitar hacer lo que no quería. Para Jordanes es sospechoso que Vanesa se haya ido de la comisaría a las tres de la tarde. “Si la vida de tu hermano está en peligro no te vas a trabajar”, dijo.

“A Torales lo están condenando por nada y él está en prisión hace dos años, no es un moretón”, dijo Juan Grimberg en su alegato. Para el abogado defensor Luciano se pudo haber hecho el moretón cuando salió del Destacamento, no hay elementos para probar nada de lo que se dijo durante las audiencias y la tortura que se está juzgando nunca existió. “No se interpreta el estigma o el sometimiento de Luciano Arruga”, dijo. Tampoco vio el cambio de actitud del adolescente y le pareció contradictorio que tuviera ánimo de robar una remera -como declaró Miguel Olmos- o un celular -según el relato del mismo Torales- si fue maltratado.

El próximo viernes se conocerá la sentencia de los jueces del TOC 4 de La Matanza. Hoy es el día nacional por la lucha contra la violencia institucional.

Foto: Facundo Nívolo