Semana.-

Desde hace varios meses algunos departamentos del país están siendo escenarios de confrontaciones entre bandas de mafiosos.

Es una guerra intensa pero silenciosa que pocas veces alcanza los titulares de prensa y es la consecuencia del reacomodo que viene ocurriendo desde hace varias semanas en el mundo de la mafia a raíz de la entrega a la justicia a comienzos de mayo pasado de Javier Calle Serna, alias ‘Comba’ y el arresto en Venezuela, un mes más tarde, de Diego Pérez, alias ‘Diego Rastrojo’, quienes durante el último lustro estuvieron al frente de la banda criminal conocida como los ‘Rastrojos’.

“El que haya un reacomodamiento y salgan nuevos jefes no es lo raro porque eso siempre ha ocurrido. Cuando son capturados, extraditados y caen en operaciones, siempre sale alguien nuevo. Los amigos y socios de años pasan a ser enemigos mortales en cuestión de segundos. Así ha sido desde hace décadas en la mafia, aunque ahora caen más pronto y la vida útil de un capo no supera dos años.

“Lo llamativo ahora es que están intentando rearmarse como si se tratara de una confrontación a gran escala”, explicó a un oficial de inteligencia. Prueba de estas afirmaciones es que sólo en los seis primeros meses de este año las autoridades han decomisado más de 500 fusiles a diferentes bandas criminales en varias regiones del país.

SEMANA tuvo acceso a varios informes de la Fiscalía y los organismos de inteligencia en donde están consignados cómo y quiénes se están peleando por el control del negocio del narcotráfico. La lista de los herederos de ‘Diego Rastrojo’ está encabezada por ‘Mascota’ y ‘William’, quienes se quedaron con el ejército de cerca de 800 sicarios. Sus lugartenientes en el Valle son ‘Rony’ y ‘Tornillo’. ‘Gabrielito’ en Cauca, ‘Parchecito’ en el Eje Cafetero.

‘Navaja’ y ‘Serrucho’ controlan Norte de Santander, y ‘Natacha’ y ‘Cable’ quedaron al frente de las rutas para el tráfico de drogas. A este grupo de “exrastrojos” se suman otros que han entrado en disputas por sitios claves y se han tranzado en vendettas. En Cali y Pereira el grupo liderado por ‘Chicho Urdinola’, ‘Negro Orlando’, y ‘Martín Bala’, llamados como los nuevos ‘Machos’, en alusión al grupo que existía de ‘Don Diego’, están enfrentados a la estructura de la ‘Cordillera’, comandada por ‘Tres caras’ y ‘Leo’. Hace dos semanas el jefe de ese grupo, ’31’, fue acribillado en una calle de Medellín.

Aunque la mayoría de los nombres anteriores corresponde a los nuevos “capitos” de centro y occidente del país, que heredaron el imperio de los ‘Comba’, en el otro extremo la situación no es muy distinta. Hace dos semanas causó desconcierto la noticia de la muerte de un capitán activo del Ejército que perdió la vida al volcar su carro. En el vehículo se encontró un arsenal de granadas y fusiles.

SEMANA estableció que las investigaciones preliminares han determinado que las armas iban a ser vendidas a ‘Pijarvey’, quien fue uno de lo hombres de confianza del abatido alias ‘Cuchillo’ y quien decidió recoger a más de 250 hombres que quedaron en el aire desde diciembre pasado tras la desmovilización de alias ‘Caracho’, jefe de la banda ERPAC.

En gran parte de Meta y Vichada este grupo se enfrenta con la ofensiva que lanzaron los ‘Urabeños’, liderados por Dairo Úsuga, Henry López, alias ‘Mi Sangre’, y ‘Don Mario’ y ‘Caracuchillo’, quienesdesde prisión coordinan las acciones que buscan consolidar las rutas y pistas del oriente colombiano.

El martes de la semana pasada ese grupo sufrió un duro golpe con la captura por parte de la policía de Camilo Torres, alias ‘Fritanga’, jefe de esa estructura en Córdoba. El hombre de 34 años fue capturado en una isla cuando se estaba casando y en medio de una fiesta programada para durar ocho días, con 250 invitados, cuyo costo superaba 2.000 millones de pesos.

Si bien para la mayoría de los colombianos estos alias pueden ser relativamente desconocidos, para las autoridades antinarcóticos, y especialmente para los habitantes de cada una las zonas en donde ejercen influencia, son nombres que se han vuelto tristemente célebres. A sangre y fuego son la nueva generación de la mafia.