locles

 

 

María Florencia Alcaraz, Infojus-. Cada vez que un caso policial concentra la atención de los medios audiovisuales, los productores televisivos parecen tener un único número telefónico en sus agendas: el del Licenciado en Criminalística Roberto Locles. A pesar de que suele pasearse por el prime time de la tv y sentarse en el sillón de Santiago del Moro, Mauro Viale y Samuel “Chiche” Gelblung, esta vez la Justicia lo invitó a ocupar el banquillo de los acusados.

El mediático perito de 75 años está acusado de inutilizar la bala que se extrajo del cuerpo de Mariano Ferreyra, el militante del Partido Obrero asesinado por una patota ferroviaria el 20 de octubre de 2010. Hoy, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 16 de la Capital Federal juzgará a Locles. Evaluará si el polémico perito fue culpable de inutilizar el proyectil que mató a Ferreyra.

Locles llega a juicio oral por la infracción al artículo 255 del Código Penal. Este delito prevé penas de prisión que van de uno a cuatro años para quien sustrajere, alterare, ocultare, destruyere o inutilizare objetos destinados a servir de prueba.

El hombre había sido convocado como perito de parte balístico por la defensa del ferroviario-ahora absuelto- Guillermo Uño, picaboletos de la Línea Roca. El 22 de febrero de 2011, durante una junta de peritos solicitada por la jueza de instrucción Wilma López, en la División Balística de la Policía Federal Argentina Locles quiso demostrar que el proyectil había rebotado antes de impactar en el cuerpo del militante del PO. Los peritos debían decidir si el impacto había sido directo o indirecto. Locles insistía que el disparo no había sido “para matar”.

“¿Ven que esto no se deforma?”, gritaba Locles mientras golpeaba el proyectil sobre una mesa de trabajo. Los otros nueve peritos lo miraban azorados e intentaban detenerlo. Finalmente, el inspector Juan Andrés Leguiza agarró la bala y vio que tenía un “brillo” que antes no tenía. Los golpes de Locles habían producido “leves aplastamientos en la parte de su ojiva y el cuerpo, más específicamente, donde se hallaban las deformaciones lineales y paralelas que presentaba el proyectil”.

La bala que estaban analizando los peritos esa tarde del verano se conformaba como “cuerpo del delito”. No se trataba de un simple medio de prueba. Todo lo que se quisiera saber sobre ella, se haría a través de múltiples pericias hasta el dictado de la sentencia definitiva. Los expertos de la Policía Federal coincidieron en que cuando se golpea un proyectil de plomo desnudo contra una superficie como la mesa en la que se estaba trabajando se pueden producir alteraciones. Después de esa junta pericial la bala no volvió a ser objeto de pericias en la causa que investigaba el crimen de Ferreyra.

En 2012 la Cámara del Crimen procesó a Locles por inutilizar el proyectil. “Nunca tuve intención de hacerlo. Estaba muy nervioso. Con un ataque de presión, pero aclaro que por más que lo hubiese golpeado con toda la fuerza, el proyectil por su dureza no lo hubiese deformado”, argumentó en su descargo Locles ante el Tribunal que lo proceso.

El rey de las teorías conspirativas

El perito tiene una trayectoria mediática pero también trabajó en casos resonantes. Como no podía ser de otra manera, Locles fue un actor más del crimen con más repercusión mediática de los últimos tiempos: la muerte de Ángeles Rawson, la joven de 16 años que apareció en junio en el predio del CEAMSE. La defensa del único imputado, Jorge Mangeri, lo convocó para ser perito de parte pero Locles renunció al poco tiempo. Mientras tanto no tuvo inconvenientes en pasear por los estudios de televisión desplegando sus teorías sobre el crimen de la adolescente.

Locles es el rey de las teorías conspirativas y suele errar con sus predicciones. En 2009 durante la desaparición de la familia Pomar que viajaba a Pergamino, el perito mediático recorría los programas de televisión garantizando que no había sido un accidente. En 2010 cuando apareció muerto Lucas Antonio Rebolini Manso, el hijo de los actores Antonio Grimau y Leonor Manso, Locles aseguraba que había sido atacado por una pandilla.

En la investigación por la muerte de Carlos Menem junior, como perito aportado por Zulema Yoma, dijo que el helicóptero había sido baleado, algo descartado por el juez de la causa. En 1999 la Corte Suprema de Justicia lo excluyó de su listado de peritos en balística por una resolución de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal porque carecía de título habilitante. A partir de allí solo puede ser contratado por privados.

Sus pericias también son conocidas porque suelen favorecer a efectivos de la Policía Bonaerense, procesados por homicidios y en casos de gatillo fácil.

El hombre es un capitán de artillería retirado del Ejército. Según él pertenece a la Asociación de Criminalística de la República Argentina o la Academia Internacional de Ciencias Forenses y Criminalística. Dos instituciones que no tienen página web. También de acuerdo a sus propias declaraciones tiene 7 libros publicados pero todos lo recuerdan por sus apariciones televisivas.

Por ejemplo, el 18 de abril, un día antes de que el Tribunal Oral Criminal n°21 diera la sentencia por las responsabilidades en la muerte de Ferreyra, Locles estuvo en América 24 consultado por el caso del tirador de Belgrano de 2009.

La causa por el asesinato del militante del PO no terminó con la histórica sentencia que condenó al histórico sindicalista ferroviario José Pedraza a 15 años de prisión. Hoy se escribirá una nueva página y se sabrá si Locles fue culpable de adulterar la bala que mató al joven de 23 años.