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A través de las redes sociales, Francisco Álvarez Padilla denunció la detención “con excesivo uso de la fuerza” de su esposa Paola Geraldine Cervantes Cedeño, quien es acusada del homicidio de un hombre, ocurrido en 2011 en el sur de la Ciudad de México.

Paola Geraldine fue detenida el pasado 23 de mayo por agentes judiciales del Distrito Federal, cerca de su domicilio en el municipio mexiquense de Tultitlán.

Desde entonces, su pareja Álvarez Padilla emprendió la campaña #JusticiaParaPaola y una petición en Change.org en demanda de la libertad de su esposa, por lo que reúne firmas de apoyo para pedir su ayuda a Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del DF.

“El 29 de abril de 2011 asesinaron al sur de la Ciudad de México a una persona del sexo masculino (identificado como Carlos Suárez Fragoso) que no conocemos. Los testigos dicen que él fue invitado por una mujer a quien describieron como rubia, de cabello lacio y largo, alta, de ‘muy buen cuerpo y exuberante’ a un bar”, explica Francisco Álvarez.

Continúa:

“Esa mujer fue identificada mediante la foto de perfil de Facebook de una tal ‘Suleika Biaurruti’. ¿Acaso es una broma? Primero, mi mujer se llama PAOLA y esa NO es su cuenta de Facebook; y la descripción de los testigos no coincide con el físico de mi esposa, quien mide 1.60, su cabello es castaño oscuro y rizado, es de complexión delgada y, cuando ocurrió el delito, Paola estaba embarazada de nuestro segundo hijo. Entonces, ¿cómo es que quien está tras las rejas es mi esposa? ¿En qué momento la relacionaron a ella con un evento tan atroz?

“Hoy (Paola Geraldine) está siendo procesada por un delito que no cometió, y no pensamos rendirnos sino hasta que ella esté fuera de la cárcel”.

Álvarez señala que a su esposa le dictaron auto de formal prisión porque el juez no podía determinar que ella no es la persona a la que buscan.

“Repito ‘NO podía determinar que ella NO es la persona a la que buscan’. ¿Nuestras autoridades han llegado a la incompetencia de preferir encerrar inocentes para admitir que no tienen al culpable? ¿Ahora, para demostrar que hacen su trabajo, nuestras autoridades tienen que fabricar culpables?

Aun así, hoy Paola está en la cárcel. Me arrebataron a mi esposa; a mis hijos le arrebataron a su madre y nos destrozaron la vida.

Somos una pequeña familia que trabaja duro por sacar adelante a sus hijos. Llevamos poco más de 13 años de relación desde la prepa, y puedo decir que ella es una excelente mamá y esposa. Jamás habíamos tenido problemas con la justicia. ¿Por qué nos destruyen la vida de esta forma? Yo ya lo perdí todo por esta situación, y tengo que seguir sacando adelante a nuestros dos hijos. Y mientras, ella está en la cárcel por un delito que no cometió.

Necesito tu ayuda: pedirle a las autoridades del D.F. que liberen a mi esposa DE INMEDIATO. Que acaben con esta injusticia y que nos devuelvan nuestra felicidad”.

El cuerpo de Suárez Fragoso fue encontrado el 30 de abril de 2011 en una calle de la delegación Venustiano Carranza y junto a él fue dejado un mensaje que decía “Ya estamos aquí, esto es para los que no se alinien”, de acuerdo con un texto publicado por el diario El Universal el pasado 11 de septiembre.

La familia del sujeto declaró que la última vez que lo vieron, él se dirigía a una fiesta de parejas a la cual lo había invitado una mujer que se llamaba “Adriana o Andrea”.

Días antes esa mujer había entrado al negocio de Carlos a preguntar por el precio de un Volvo que éste tenía en venta.

Un empleado de Carlos describió a la mujer como “rubia, delgada, de muy buen cuerpo, con cintura y cadera acentuada”.

Ambos comieron juntos ese día “para discutir el precio del auto” y la mujer invitó a Carlos a una fiesta para que su padre viera el Volvo y se decidiera a comprárselo.

Sin embargo, después el auto apareció totalmente calcinado en la colonia Santa María Aztahuacán.

El historial de llamadas del teléfono de Carlos condujo a los policías hasta el último número del que le habían llamado, el de un mesero llamado Rogelio Morales.

En la página de Facebook del mesero, la policía halló imágenes de una chica “rubia, delgada, de muy buen cuerpo, con cintura y cadera acentuada”. Su nombre en dicha red social era Suleyka Biaurruiti.

Los empleados de Carlos Suárez Fragoso la identificaron como la mujer que había entrado al negocio para preguntar por el precio del Volvo.

El mesero fue detenido y declaró ante las autoridades que una banda de robacoches había empleado a la chica como gancho para despojar a Carlos del suyo.

Relató que Carlos y la mujer habían llegado al bar alrededor de las 11 de la noche y que ella hizo beber al hombre hasta que ya no podía ponerse en pie.

Fue entonces que varios sujetos –que eran amigos de Raúl, el dueño del bar– se llevaron a Carlos y lo asesinaron.

Un año después, en febrero de 2012, cuando las autoridades buscaban la dirección de Raúl en el barrio de Tepito, no lograron dar con él pero los vecinos informaron a los policías que éste sostenía una relación con sentimental con una mujer muy guapa, de buen cuerpo y güera que se llamaba Paola Geraldine Cervantes Cedeño, quien tenía su dirección en la calle Floricultura número 20, colonia 20 de Noviembre, delegación Venustiano Carranza.

En esa dirección vivía el padre de Paola Geraldine. Sin embargo, casi dos años más tarde los policías llegaron al domicilio de la madre de familia en Tultitlán, Estado de México.

La única “prueba” con la que contaban para detenerla era el supuesto dicho de unos vecinos anónimos lo cual no tiene ningún valor probatorio, afirmó su esposo Francisco Álvarez Padilla.

Al comparar las imágenes de Facebook de Suleyka Biaurruiti con las fotos tomadas a Paola Geraldine, un peritaje documenta que la acusada posee señas particulares que están ausentes en las fotografías de Suleyka, como que una tiene el mentón cuadrado y la otra, oval. Una tiene la frente amplia y la otra pequeña. El cabello de Paola es castaño oscuro y el de Suleyka, rubio.