micaela-ortegaMicaela Ortega tenía doce años. Jonathan Luna tenía 26 y administraba varios perfiles de Facebook, uno de ellos para hacerse pasar por una nena. En esa cuenta había agregado a mil setecientos contactos: la mayoría eran pibas de la edad de Micaela. Cuando la contactó, Micaela creyó ver en él a una amiga. Le pidió ayuda, dijo el fiscal Rodolfo de Lucía, “porque se estaba yendo de la casa”. “Creemos”, agregó, “que se encontró con él porque pensaba que estaba siendo acompañada a la casa de una amiga”.

La chica estuvo desaparecida durante un mes. La justicia nunca tuvo acceso a su cuenta de Facebook. Recién el 25 de mayo del año pasado, el fiscal recibió un informe con un análisis de los vínculos y conversaciones que había tenido antes de desaparecer. El trabajo lo hizo una institución que trabaja casos de abuso. A partir de esa información lograron llegar primero a la pareja del acusado, y luego a él, que terminó por confesar el crimen. A Mica la encontraron en un descampado en las afueras de Bahia Blanca. Había muerto por asfixia.

El fiscal había pedido a Facebook que revelara las conversaciones que Micaela tuvo con su femicida. De ser así, quizás podrían haberla salvado. O al menos resolver el crimen con mayor celeridad. El fiscal explicó que Facebook nunca le dio permiso para acceder al perfil. Y que para tener información su actividad en las redes sociales pidieron ayuda al Centro De Chicos Perdidos de Estados Unidos, que elaboró el informe.

Desde hoy, Luna será juzgado por  “homicidio calificado, agravado por alevosía, violencia de género y criminis causae, robo y grooming”, este último conocido como la captación de un menor a través de medios electrónicos con fines de abuso sexual. Es el primer caso de este tipo en llegar a juicio en el país.

luna

Facebook y el Grooming

“El procedimiento es engorroso. La red social sólo da la información cuando considera que hay riesgo de vida o a través de una orden judicial. Dicen que los datos privados no son de ellos, sino de sus clientes”, explicó a Cosecha Roja Horacio Azzolín, fiscal especializado en Ciberdelincuencia.

La privacidad está protegida por la Ley de Datos Personales, pero queda sin efecto cuando existe una ilegalidad. “En estos casos el problema radica en la jurisdicción: la ley es argentina y el contrato que el usuario firma cuando abre una cuenta es con una empresa de Estados Unidos”, explicó a Cosecha Roja la periodista Natalia Zuazo.

Diariamente, Facebook recibe datos de usuarios en todo el mundo. La información en este tipo de redes está demasiado concentrada y el proceso de almacenamiento lleva su tiempo. “Es un problema, pero tenemos que empezar a trabajar para que cada fiscal o policía pueda pedir lo que necesita”, dijo Azzolín.