Como una sombra, una agente del Servicio Penitenciario sigue a Milagro Sala por el penal Nro 3 de Alto Comedero. Mañana, tarde y noche los movimientos de la líder de la Tupac Amaru son vigilados de cerca. No está sola en los espacios libres que comparte con otras 40 mujeres privadas de su libertad. Ni siquiera cuando tres veces por semana la visitan sus familiares, sus amigos y esa gente que no la conoce y que se acerca para darle aliento o alcanzarle un paquete de yerba. El único momento en que Milagro deja de ser vigilada es cuando duerme en su celda, que hasta hace unos días compartía con una mujer embarazada, o cuando la visitan sus abogados. El resto del tiempo lleva pegados a su espalda un par de ojos vestidos con uniforme gris y azul.

La “marcación cuerpo a cuerpo” no es la única persecución intramuros que sufre Sala. “Hace unos días cambiaron las autoridades en el Servicio Penitenciario y a Milagro le sacaron la psicóloga. Sufre un cuadro de hostigamiento muy fuerte y eso la está dejando en un lugar de mayor desamparo”, contó a Cosecha Roja la abogada Elizabeth Gómez Alcorta.

A la psicóloga Laura Aguirre no se le permitió ver más a Milagro Sala. No les avisaron a ninguna de las dos que se suspendían sus encuentros. Sin explicaciones, el tratamiento se cortó. Al principio nadie entendía qué pasaba: la profesional no había sido elegida por Milagro, ni era miembro de la Tupac. Ni siquiera la conocía de antes. A Aguirre la había mandado el mismo Servicio Penitenciario. “A la psicóloga le iniciaron un sumario porque hubo un informe que decía que ella la fortalecía a Milagro. Ese fue el motivo. Y todo ocurrió de un modo totalmente abrupto, de un día para el otro, porque ni siquiera permitieron un cierre terapéutico, donde había claramente una transferencia de parte de Milagro a su psicóloga”, contó Gómez Alcorta. Ahora, desde el Poder Judicial le enviaron una nueva psicóloga pero ella no la quiere ver ni quiere hablar.

“Está ansiosa. A medida que van pasando los días, ella ve la decisión férrea del gobierno nacional de no cumplir con las obligaciones. Eso, más el hostigamiento que recibe, la ponen más ansiosa”, explicó la abogada. Tres veces por semana, con un régimen idéntico al del resto de las internas, Milagros recibe visitas. Desde de está presa, nunca estuvo sola en alguno de esos tres turnos. La compañía la calma. Bastante. Atenúa la espera.

Desde las Naciones Unidas hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, los organismos internacionales pidieron la libertad inmediata de la dirigente. Según contó la abogada, la estrategia judicial tiene dos partes. La primera fue pedir la nulidad de la detención por los fueros parlamentarios. “El juez la rechazó, la Cámara de Casación nos la rechazó y el Máximo Tribunal de Jujuy también la rechazó. Así quedó habilitado el camino a la Corte Suprema de la Nación”, explicó.

La otra estrategia tiene que ver con la prisión preventiva y también fue rechazada. Las dos causas irán a la Corte en un recurso extraordinario. Los próximos 15, 19, 20 y 21 de diciembre, Milagro Sala deberá enfrentar el primer juicio oral en el que se le imputa ser la autora intelectual de una manifestación pública en la que le tiraron huevos a Gerardo Morales, entonces senador, cuando iba a dar una conferencia. Eso ocurrió en octubre de 2009. Milagro Sala no estuvo en la protesta y las 20 personas que sí lo hicieron no pertenecían a la Tupac. “El propio Morales sostiene que Milagro es la que ideó la protesta”, dijo Gómez Alcorta.

– ¿Qué margen tiene el Estado nacional frente a las presiones de los organismos internacionales?

– El margen es ninguno. Gastón Chillier, secretario ejecutivo del CELS, dijo que esto es un “papelón internacional”. Cuando vino el primer ministro de Canadá Justin Trudeau, en conferencia de prensa en la propia Casa Rosada y por fuera de la agenda bilateral, lo primero que dijo es por qué la Argentina no cumple. Y la responsabilidad internacional no tiene que ver con sanciones pecuniarias o con exclusiones. Pero Argentina, desde hace tres décadas ha sido vanguardia en el respeto a los derechos humanos. Y con esto lo que hace es tener una responsabilidad frente a la comunidad internacional en términos de que es el mismo Estado el que incumple con los derechos humanos. Eso tiene un costo muy alto.

– ¿Cuál es el costo en términos diplomáticos?

– Hace tres semanas, los eurodiputados planeaban firmar un contrato que tenía que ver con el tratado de Libre comercio con el Parlasur. Xavier Benito, uno de los europarlamentarios, le dijo a Susana Malcorra, y lo hizo público, que iba a votar en contra porque no se puede firmar un convenio con un Estado que no cumple con las resoluciones. Es uno de los costos. Que (Mauricio) Macri vaya a foros internacionales y cuestione a Venezuela por incumplir con la resolución del grupo de trabajo de detenciones arbitrarias de las Naciones Unidas en relación con Leopoldo López, paga el costo cuando otros países le reclaman a él.