Morir por un queso, dos chocolates y un aceite

El viernes a la tarde Vicente Ferrer, de 68 años, fue retenido en un Coto de San Telmo. Había robado tres productos. Dos empleados de seguridad del supermercado lo golpearon tanto que se desvaneció y murió un rato después por traumatismo craneoencefálico.

Morir por un queso, dos chocolates y un aceite

Por Cosecha Roja
22/08/2019

Foto: Nicolás Ramos

Un queso fresco: 275 pesos. Dos chocolates grandes: 300 pesos. Una botellita de aceite de oliva: 325 pesos. La suma, 900 pesos, es lo que le costó la vida a un hombre de 68  años que fue al supermercado Coto de San Telmo. El viernes a la tarde Vicente Ferrer se había llevado los productos sin pagar, dos empleados lo corrieron y en el forcejeo lo tiraron al suelo y lo golpearon. Cuando llegó la policía lo encontró inconsciente. Vicente moriría al rato con el cráneo partido.

Nicolás Ramos, vecino del barrio y fotógrafo, volvía caminando a su casa con su perro. Eran las 7 de la tarde. A la altura de Brasil al 500 vio a Ferrer tirado en el piso rodeado de policías. Una estudiante de medicina intentaba reanimarlo. Dos patrulleros y un grupo de vecinos completaban la escena.“El hombre no presentaba signos de vida. No movía los brazos, las piernas, ni los dedos”, contó Nicolás a Cosecha Roja.

Lo primero que pensó el joven es que le había pegado la policía. Una mujer que trabaja en la panadería le contó lo que había pasado. “Me dijo que el señor salió corriendo del Coto y lo persiguieron los de seguridad y un empleado. Al lado de la panadería lo interceptaron, lo tiraron al piso y empezaron a patearlo. Él gritaba que no le pegaran. Logró levantarse y se desvaneció”, dijo Nicolás. Cuarenta y cinco minutos después murió en el Argerich.

En algunos medios cuesta decir la marca Coto: hay páginas enteras dedicadas a sus ofertas. La cadena de supermercados, una de las más grandes de Argentina, hizo de cuenta que nada pasaba y no emitió ningún mensaje público.

La policía también intentó proteger a la empresa. A los que se acercaban les pedían que siguieran de largo. Nicolás sacó su celular y registró la escena: Ferrer tirado de espaldas sobre la vereda rodeado de policías que intentaban reanimarlo. Un agente que está parado mira a la cámara amenazante. “El oficial me increpó y me dijo que la borrara. Querían ocultarlo”, contó Nicolás. Ese día la policía no difundió la información sobre el asesinato. Recién se conoció la noticia cuando la foto que sacó Nicolás se viralizó en Twitter. 

Días después, la policía difundió un parte oficial. Contaron que cuando llegaron “una empleada de una panadería próxima al lugar indicó que previa a la detención los empleados de seguridad le habían efectuado gran cantidad de golpes de puño, en momentos que el sujeto intentó arrojar la botella de aceite que tenía en sus manos hacia uno de ellos, sin lesionarlo”. Dicen que empezaron “a llamar al SAME y después  de reiterados reclamos al 911 el personal policial realizó maniobras de resucitación cardio pulmonar”. Cuando llegó la ambulancia el hombre fue trasladado al Hospital Argerich, donde 19.45 horas aproximadamente se constató su muerte.

Gabriel de la Rosa, uno de los acusados por “homicidio simple” tras la muerte de Vicente, tiene 23 años y trabaja para una empresa de seguridad que tiene encargada la custodia del supermercado. Su abogado, Alejandro Broitman, dio a Cosecha Roja su versión de los hechos: “Él estaba cumpliendo su trabajo de una manera responsable. El señor se oponía terminantemente a entregar las cosas que le había sustraído. Mi cliente lo tenía tomado del brazo, el otro empleado directo de supermercado también, y forcejeaban para sostenerlo. El señor este se puso más nervioso aún entonces mi cliente recibió la orden de que vaya a buscar a la policía. Cuando vuelve, el hombre estaba en el piso reducido por esta persona. Cuando llega la policía se hizo cargo y lo pusieron al frente de un local, ahí comienza a sudorizarse y se desvanece. Esto es todo cuanto puede decir mi cliente, porque si existió golpiza jamás la vio”.

Según el abogado su cliente está muy consternado: “Gabriel estaba cumpliendo con su trabajo que es cuidar que la gente no se lleve las cosas del supermercado. No vamos a negar que el hombre podría haber sustraído cosas para comer, esto no quiere decir que le tengan que pegar, maltratar y mucho menos que lo tengan que matar. Nuestro estudio presta las condolencias del caso a la familia, pero Gabriel jamás, jamás agredió a este señor”.

La representante de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 30, que se encontraba de turno, decidió no iniciar el trámite para llevar adelante una denuncia cuando llegó al lugar donde yacía la víctima por la edad y el estado en que se encontraba. En el juzgado N°33 conducido por Darío Osvaldo Bonanno, el juez a cargo de la causa, hoy los teléfonos no paran de sonar: “Ni se gasten en saliva, ya sé por lo que nos llaman y el juez decidió guardar silencio para avanzar con la investigación”, dijeron de la secretaría a Cosecha Roja. Los dos empleados de seguridad están detenidos y se encuentren incomunicados. 

Vicente Ferrer tenía una única hija, que vive en Alemania y volvió al país tras el asesinato.