Por Martín Durán. Río Doce, México. Noviembre 2011.

Nadie los vio desaparecer la madrugada del 6 de noviembre después de cruzar la caseta de cobro Cuatro Caminos, en Guasave, sobre le autopista Benito Juárez. Nadie vio el camino que tomó el Nissan Altima color tinto, la ruta hacia el abismo. Era la noche de los sicarios, que con sus armas imponían el terror. Fue como si el asfalto se los tragara después de la balacera.

Desde aquella madrugada, nada se sabe de Reyes Reyna Arellano, de 38 años, su esposa Alma Arcelia Caro Haro, de 37, y sus hijos Jesús Humberto y Yael Arabelia Méndez Caro, de 17 y 15 años, respectivamente. Los cuatro hacían el viaje de regreso de la ciudad de Guadajalara a Caborca, Sonora, de donde son originarios.

Un hermano de Alma Arcelia, quien interpuso denuncia y se ha dedicado a investigar por su cuenta, indicó que era la primera vez que la familia decidía viajar en el Nissan Altima de placas fronterizas modelo 2005 que habían adquirido en años de esfuerzo.

Reyes Reyna se dedica al comercio en Caborca desde hace años, vendiendo mercancía de fayuca, donde no le iba mal, y su mujer tiene plaza de enfermera en el Hospital General de aquella ciudad.

Aprovechando el puente vacacional, el viernes 28 de octubre partieron de Sonora a Guadalajara para estar el Día de Muertos, acompañando a sus mayores sepultados allá, pues desde muy chicos los padres de Alma Arcelia emigraron a Caborca para probar suerte, dejando en Jalisco un reguero de familiares.

Como la familia no salía sin su mascota, un cachorro pitbull, también se lo llevaron a vacacionar, aunque la semana siguiente Yael Arabelia y Jesús Humberto tuvieran clases en la preparatoria donde estudiaban.

El regreso sin regreso

Fue hasta el sábado 5 de noviembre, una semana después, cuando la familia se comunicó de Guadalajara a Sonora avisando que partirían antes del mediodía.

De acuerdo con los testimonios vertidos en la denuncia ante la Agencia Séptima del Ministerio Público de Culiacán, fue hasta las 22:00 horas cuando Reyna Arellano habló por celular con su madre en Caborca.

Le dijo que iban saliendo de Mazatlán, de la caseta de Mármol y que tenían problemas con el automóvil, aunque no especificó cuáles. A la familia en la capital sinaloense avisaron que harían escala para pasar la noche.

A través de su Blackberry, Yael Arabelia iba reportando todo, el camino, su estancia en la “perla tapatía”, el viaje, ya fuera en fotografías y comentarios vía Facebook.

Pero no se detuvieron en Culiacán. Las pesquisas que el hermano de Alma Arcelia ha realizado, indican que a las 23:34 del sábado el Nissan Altima atravesó sin ninguna dificultad la caseta de peaje de la autopista Benito Juárez, ubicada al surponiente de la ciudad. El video de la caseta muestra al vehículo y una mano saliendo de la ventanilla del conductor.

Una hora siete minutos más tarde, a las 00:41 horas, el Altima arribó a Las Brisas. Yael Arabelia, según sus amigas, seguía conectada a Internet pues a la 01:00 horas del domingo subió una foto al Facebook y avisó que estaba cada vez más cerca de Caborca.

Siete minutos y medio después, a las 01:07 horas con 31 segundos, la cámara de la caseta de peaje de Cuatro Caminos, en Guasave, detectó a la unidad de la familia.

Pero no solo se ve en el video al Altima detrás de un camión de redilas, esperando turno. En segundos se ve pasar varios vehículos a toda velocidad, una camioneta tipo pick up y una Cherokee entre ellos.

Según familiares de los desaparecidos que consultaron a personal de Caminos y Puentes Federales (Capufe), los vehículos que atravesaron aprisa eran comandos que participaron en una balacera que ocurrió en el tramo de Guamúchil a El Burrión, Guasave.

De acuerdo con reportes de la Policía Ministerial, a esas horas dos grupos rivales de células del narcotráfico se envolvieron en una refriega por varios kilómetros de carretera.

Informes extraoficiales señalan que fue el grupo que comanda Fausto Isidro Meza Flores, el Chapo Isidro, y el de Orso Iván Gastélum, el Cholo, los que se enfrentaron esa madrugada, ya que ambos mantienen una férrea lucha territorial en la zona, uno por parte de los Beltrán Leyva y otro por el cártel de Sinaloa, grupo que controla Guamúchil.

En la balacera al parecer fue herido de muerte Carlos Omar Elizalde Coronel, alias el Güero McGyver, segundo en la estructura del Chapo Isidro, y quien murió en el Seguro Social luego de ser arrojado por desconocidos a la entrada del nosocomio.

Lo cierto es que fue en Cuatro Caminos donde la pista termina. Al venirse el tiroteo, el Altima rebasa al camión de redilas a toda velocidad. El rastro concluye ahí, en el negro asfalto.

Sin noticias ni investigación

Días más tarde la familia Caro Haro se enteró que entre las unidades que la Procuraduría estatal recogió de los saldos de la balacera estaba una Cherokee. Por eso creen que cayeron en el fuego cruzado.

Desde aquella madrugada han pasado dos semanas. El 10 de noviembre, una vez que el hermano de Alma Arcelia investigó por su propia cuenta la ruta del Altima, interpuso formal denuncia en Culiacán. En Ciudad Obregón les dijeron que el caso se les escapaba de su jurisdicción.

“No es posible que nosotros estemos investigando, hasta ahora no ha habido nadie que se ponga a trabajar”, refiere un familiar, entrevistado en el edificio de la Procuraduría estatal.

Y casi siempre es así: es la misma familia de las víctimas la que le hacen el trabajo a los investigadores. El hermano de Alma Arcelia, con el montón de papeles que en dos semanas ha recabado en las manos, solo dice al final que espera hallarlos sanos y salvos, fuera de esta guerra que amortaja las carreteras.

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Carreteras bajo fuego:

—El 28 de octubre pasado, tres miembros de una familia que viajaba de Tijuana a Culiacán murieron en el fuego cruzado entra dos bandas rivales a la altura de Tamazula Segundo, sobre la México-15, en Salvador Alvarado.

—El 18 de noviembre del 2010, una familia que viajaba de Estados Unidos a Michoacán fue perseguida y atacada a balazos en Guasave. Una niña resultó herida de un balazo en un pie.

—El 29 de octubre de 2010, la señora Guadalupe Olivas Rivas y su hija Mirna Leticia Román Olivas fueron acribilladas por La Costera, a la altura de Angostura. Regresaban de Los Mochis a Culiacán en un Jetta color rojo.