“No hay camas”: las historias detrás de los números del Covid-19

Mientras la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva informa un 95% de ocupación en cuidados críticos en el Amba, se replican en las redes los testimonios que muestran que conseguir una cama hoy es una odisea. ¿El futuro que temimos hace un año ya está acá?

“No hay camas”: las historias detrás de los números del Covid-19

Por Cosecha Roja
19/04/2021

Foto: Télam

“Acabo de cargar un tubo de oxígeno en el auto para un familiar con COVID porque no hay camas para internarlo. Lo último que quiero después de esto es que mis hijxs vayan mañana al colegio”. El testimonio de Bárbara, una traductora de la Ciudad de Buenos Aires, se viralizó en Twitter el domingo a la noche. Media hora antes el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anunciaba en una conferencia de prensa que la Justicia le daba la razón y este lunes seguían las clases presenciales.

Esa misma noche la Ciudad de Buenos Aires registró un total de 2942 contagios de covid, un número en sintonía con los indicadores de la última semana, los más altos desde que empezó la pandemia. Pero detrás de los números, hay historias.

Los testimonios como el de Bárbara inundaron las redes sociales en los últimos días con una frase en común: “No hay camas”. Mientras nos acostumbramos y hasta naturalizamos los pedidos de quienes trabajan en salud de mayores cuidados, mientras convivimos con el agotamiento de médicxs, enfermerxs, terapistas, empezaron a verse las imágenes más temidas, esas que hace un año nos parecían distópicas: países con sistemas de salud colapsados donde tenían que elegir a quién dejar vivir o dejar morir.

La pelea política por la presencialidad es tapa de todos los diarios. No sucede lo mismo con las historias detrás del colapso del sistema de salud que sí ocupan un espacio en las redes. Cada vez más personas cuentan con desesperación cómo es no conseguir un lugar en terapia intensiva, tanto en la salud pública como en la privada del Amba.

“Se murieron la mamá y el tío de una de mis mejores amigas en un lapso de cinco días. Ella 48 años, ninguna enfermedad preexistente. El martes a la noche tosía con sangre y el jueves a la mañana falleció. Cuando lo ingresaron a él avisaron que no daban abasto, que lo internaban. Pero que si aparecía alguien de 30, 40 años, también grave, la cama iba para esa persona”, contó una usuaria en Twitter.

La semana pasada la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) encendió la alerta con el informe periódico sobre el porcentaje de ocupación tanto en CABA como en el Gran Buenos Aires. Aunque la SATI trabaja sobre una muestra representativa y no sobre la totalidad de las camas de UTIs del AMBA, los datos del último muestreo, del viernes 16 de abril, asustan.

Se relevaron 65 Unidades de Terapia Intensiva, el 51 por ciento pública y el 49 por ciento privadas. De las 1350 camas que suman estos centros de salud, un 95 por ciento de ellas están ocupadas. Un 64 por ciento con pacientes de covid, de los cuales el 81 por ciento requirió Asistencia Respiratoria Mecánica (ARM). Este último dato es fundamental, porque no sólo es importante que haya camas disponibles, sino también respiradores.

Aunque los medios se hacen eco de las cifras, en las redes sociales las historias que más impacto tienen son las de personas que vienen registrando el déficit en los hospitales públicos y privados.

Una de las primeras voces que se hizo viral fue de la jueza y presidenta de la Asociación Argentina de la Justicia de Ejecución Penal, Jimena Monsalve. “Estoy ingresada en un sanatorio con Covid. No hay cama. Desde las 15 horas no me derivan. Sentada en una silla, destruida. Hace 30 años aporto. Contagio por hijo escolar. Soy asmática y me cuide como pocos. Nadie dice esto en los medios”.

Los testimonios no distinguen entre sistema público o privado, entre obras sociales o prepagas.

“Tenemos a mi abuela con covid positivo en casa porque no hay camas por ningún lado, y yo soy la que la atiendo. Muchos dirán que cómo hago, pero bueno ella es la persona que me crió es lo menos que puedo hacer por ella”.

“Tengo paciente para internar por Ioma con covid, con criterios clínicos de neumonía bilateral. #Olavarria en el hospital no hay camas, llamo a otra clínica que atiende covid y me dicen que por Ioma no atienden”.

Tampoco faltan los testimonios del personal de salud que atiende sin recursos: “Yo trabajo en el hospital Herminda Martín de Chillan en la Unidad de Cuidados Intensivos de COVID, es real. Pacientes con menos de 24 hrs intubados los mandan a salas comunes a la suerte, es una imagen desoladora”.

“Creo no se imaginan lo que en estos momentos vivimos en los sanatorios y hospitales, no saben el caos, la desesperación y la impotencia de ver cada vez gente más joven pidiendo una cama en terapia y tener que decirle al familiar #NoHayCamas en #Argentina”

Se multiplican los casos de personas contagiadas y en grave estado que quedan en “lista de espera”. Es decir, las internan en habitaciones comunes o incluso en camillas en los pasillos para que, ni bien se desocupe una cama en la Terapia Intensiva, puedan derivarlas. El problema es que en las camas comunes ni en los pasillos hay equipamiento adecuado.

“Tuve covid hace una semana que tengo el alta. Tenían que internarme porque se me complicó con un principio de neumonía y broncoespasmo y no había cama en ninguno de los sanatorios y hospitales que tiene mi prepaga. Me dieron corticoides para que pueda respirar mejor. Pero como soy diabética al otro día tuve casi 400 de glucosa. Tenían que internarme. No había camas en ningún lado. La ambulancia toda la noche en la puerta de casa. No podían hacer nada más. #NoHayCamas”.

El colapso no sólo se cuenta en camas, también en camillas.

“Hoy mi papá necesitó internarse. Fue una odisea de días conseguirle una camilla en un pasillo. No hay camas ni personal suficiente. Cuídense”

Y no faltan quienes están aisladxs en sus casas, en soledad o con cuidados, a la espera de que una cama se libere.

“Mi papá tiene Covid y hoy su estado se volvió gravísimo. No hay cama para internarlo, conseguí un tubo de oxígeno particular y lo mantenemos con eso con el monitoreo de médica amiga en casa. PAMI no da abasto, pero las prepagas tampoco. No me lo contó nadie. Le pasa a mi papá”.

Al límite también en Santa Fe

La situación no sólo se agrava en el Amba. Este lunes, la ministra de Salud de Santa Fe, Sonia Martorano, aseguró que en Rosario el sector privado tiene una ocupación de camas del 100% y el público del 91%. Pese a la crítica situación que se vive en la provincia no hay anuncio de restricciones, continúan las clases presenciales y apelaron nuevamente a la responsabilidad individual.