Florencia PenacchiPor Cosecha Roja. –

Florencia Penacchi llegó a la gran ciudad con 18 años persiguiendo un sueño. Dejó atrás su Neuquén natal para estudiar la Licenciatura en Economía en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Se instaló en un departamento con su hermano Pedro. Trabajaba en el Instituto de la Vivienda de la Ciudad. El 16 de marzo de 2005 cenó en su casa con amigos y compañeros de trabajo. Cuando terminaron de comer, los acompañó hasta la parada del colectivo. Se suponía que su salida iba a ser cosa de unos minutos. Su hermano se quedó esperando que el rechinar de la puerta anunciara su regreso. Pero Florencia nunca volvió.

El vacío que dejó su ausencia se fue llenando de preguntas: ¿Por qué desapareció? ¿Cómo desapareció? ¿Dónde está? Ese 16 de marzo, ocho años atrás, Florencia salió de su casa con su celular, una riñonera y un monedero. Lo que se dice: con lo puesto. Su hermano y sus amigos dieron vuelta el departamento buscando algún indicio: nada. Revisaron correos, chat, su agenda. Nada. Llamaron a sus amigos, a todas las personas conocidas, preguntando si sabían algo de ella y nada. Tres días después, con la desesperación a cuestas, fueron a la comisaría 23 e hicieron la denuncia.

La cara de Florencia empezó a ganar protagonismo mediático. La familia y los amigos empezaron a hacer circular volantes con su foto y los teléfonos de contacto. Florencia, que no aparecía por ningún lado, empezó a estar en todos los rincones de la ciudad. Los teléfonos explotaron, pero ninguno de esos mil llamados brindó un dato certero, esperanzador. Pero sus amigos, su familia, no pensaban darse por vencidos. Siguieron por meses, que después fueron años, denunciando su desaparición en los medios, haciendo actos semanales en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, yendo a prestar declaraciones, recibiendo llamadas con falsas esperanzas, presentando recursos judiciales, persiguiendo comisarios, fiscales y jueces. Pero nada.

La brigada de la División Antisecuestros Extorsivos de la Policía Federal estuvo cinco meses haciendo trabajos de inteligencia sobre el dueño de un número que nadie de su círculo íntimo conocía. Pero Marcelo Retes, el fiscal, producto de una serie de errores técnicos tardó en citarlo a declarar. Pasó un año, como un vendaval. Y de Florencia, nada. Entonces sus familiares denunciaron públicamente que el testigo clave aún no había declarado. Cuando el fiscal vio los titulares de los diarios corrigió las cuestiones técnicas y sentó en la fiscalia al principal sospechoso de su desaparición. Su testimonio aportó datos claves para saber qué pasó con ella: el último lugar donde estuvo y las personas que estaban en ese lugar. Sin embargo, la declaración fue a parar a un cajón y la Causa 17.697/05 quedó estancada.

“Marcelo Retes –dijeron desde la familia Penacchi- sólo responde cuando se siente presionado por nuestras declaraciones en los medios de comunicación, por eso es que nuevamente haremos un llamado a la sociedad, a la prensa y a los funcionarios de gobierno y de justicia que no hacen lo necesario para encontrar a Florencia”.

Se valieron de internet para que su imagen se viralizara y otra vez su cara volvió a aparecer en todos lados. Sus amigas y un grupo de militantes fundaron Sin Cautivas, una organización feminista de Neuquén contra la trata de personas. “Un recorrido de contactos e investigación fueron conduciéndonos hacia la posibilidad concreta de que Florencia se encontrara secuestrada por una red de Trata de Mujeres. Visitamos a Susana Trimarco, la madre de Marita Verón, quien nos informó que una víctima de trata recuperada había reconocido a Florencia en un prostíbulo Inriville, provincia de Córdoba. Luego, tres testigas declararon haberla visto en prostíbulos de otras provincias del país”, dijeron desde la organización.

Lo que no hizo la justicia ni la policía lo hicieron ellas. En 2010, Sin Cautivas cruzó información periodística y descubrió que “al menos uno de los policías que intervino en la causa de Florencia estaba involucrado en redes de trata de Buenos Aires y había sido separado de su cargo por esa causa. Seguimos exigiendo su aparición con vida y el desmantelamiento de las redes de trata”.

Mañana, 16 de marzo, se cumplen ocho años de su desaparición. Pero para los suyos, Florencia sigue presente; hoy a las siete de la tarde su familia, sus amigos, van a marchar por la rotonda de la Facultad de Ciencias Económicas como lo hacen todos los años. Y mañana, desde 19:30 la marcha será frente al monumento de San Martín en la misma ciudad de Neuquén que ella dejó tantos años atrás. En Capital, y en el sur, su cara volverá a verse por todos lados. Aunque todavía de Florencia no se sepa nada de nada.