Por Radacción – Cosecha Roja

El consenso que busca Centroamérica para cambiar la estrategia de combate contra el narcotráfico, y reducir la violencia, no será fácil de lograr: El Salvador y Nicaragua parecen dispuestos a seguir con los dictados militaristas de Estados Unidos. Uno de los puntos centrales de la cumbre de los presidentes del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), que terminó este 24 de marzo en Antigua, Guatemala, era el debate sobre la despenalización. Mauricio Funes y Daniel Ortega sólo enviaron representantes: unos días antes, el ex guerrillero sandinista -después de una fuerte presión de los sectores católicos- se había opuesto públicamente.

El presidente anfitrión, Otto Pérez Molina, anunció luego del cierre del cónclave que el principal acuerdo es profundizar el debate en un nuevo encuentro, en Honduras, para llegar a la Cumbre de Las Américas en Cartagena –que se llevará a cabo el 12, 13 y 14 de abril- con una posición regional común. Laura Chinchilla, la presidente de Costa Rica, y Ricardo Martinelli, de Panamá son potenciales aliados. La presencia de Porfirio Lobo –que propuso a Honduras como sede de la próxima reunión – fue relativa: participó a través de una conferencia telefónica.

Las cuatro estrategias

El principal impulsor de la despenalización para restarle poder a los barones del narcotráfico en Centroamérica, ha sido Otto Pérez Molina, el presidente electo de Guatemala. “Tenemos claro que la despenalización es uno de los caminos que podríamos seguir, que no es exclusivamente el único camino, pero que también está en la mesa del debate y discusión”, anunció en la apertura de la Cumbre.

El anfitrión presentó como insumo un plan con cuatro líneas de debate. La primera consiste en el endurecimiento frontal al combate contra los narcotraficantes. Una segunda estrategia consiste en crear una Corte Penal con jurisdicción regional, una estructura judicial ágil y eficaz para perseguir a los delincuentes involucrados en negocio de los estupefacientes.

Las últimos dos ejes de discusión fueron las apuestas fuertes. El primero, despenalizar el tránsito de la droga creando un corredor de flujo con el fin de establecer controles fronterizos y registros de las substancias. El otro, pedir que los países consumidores reconozcan al menos la mitad del valor de los narcóticos decomisados en las naciones centroamericanas. Un acto de “corresponsabilidad”, dijo el mandatario guatemalteco, dirigiéndose a Estados Unidos, uno de los países con mayor índice de consumo mundial. “Por cada kilo de cocaína que sea incautado queremos que sea compensado”.

Antes de la reunión de mandatarios, disertaron expertos internacionales, activistas y funcionarios, que expusieron sus criterios respecto a la situación de la lucha contra las drogas en la región, y lo que representa la despenalización como parte de esa estrategia.

El más importante, sin dudas, fue el ex presidente de Colombia César Gaviria, que abrió la discusión sobre alternativas para combatir el narcotráfico: “La despenalización no aumenta el consumo de drogas porque este no es un problema de seguridad, sino de salud. Hay que tener claros los conceptos para trabajar el tema como lo ha hecho Suiza. Ya no se puede seguir metiendo en los centros penitenciarios a consumidores de drogas y menos a los adictos a la marihuana, como lo establece la política de Estados Unidos” dijo Gaviria, que lidera la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia (CLDD) junto a los ex presidentes Enrique Cardoso y Ernesto Zedillo.

* Síntesis de varios medios.

Foto: StarMedia Argentina.com