Fuentes de inteligencia alertaron a los periodistas de El Faro.net  que estaban en riesgo luego de publicar un reportaje en el que revelaban negociaciones entre el gabinete de seguridad de El Salvador y líderes de las maras. Según la nota, el acuerdo consistía en que las pandillas reducían los homicidios a cambio de beneficios para sus líderes presos.

El viernes 16 Carlos Dada, fundador del sitio salvadoreño que está on-line desde 1998,  envió un mail a los colegas convencido de que era necesario “decir algunas cosas por nuestra propia seguridad”. Contó que nadie del gobierno había querido hablar del reportaje y que aquella mañana el Ministro de Seguridad mantuvo una reunión off de record con jefes de varios medios de comunicación, pero a ellos no los citó.

– Les dijo que nos arriesgábamos mucho sacando ese tipo de información, y que recordaran lo que le pasó a Cristian Poveda –escribió en el mail.

La comparación resultó del todo dolorosa: Poveda fue un cineasta salvadoreño que pasó 16 meses trabajando en “La vida Loca”, un documental sobre la Mara Barrio 18 y al que asesinaron en 2009.

El fin de semana llegó y nadie se había comunicado oficialmente con los periodistas de El Faro para advertirles lo que ocurría. Menos para ofrecerles protección.

La investigación publicada revelaba la coincidencia entre la baja de homicidios en este país y un movimiento sin precedentes: el traslado de 30 líderes de la Mara Salvatruchay del Barrio 18 del penal de máxima seguridad de Zacatecoluca a otros muchos más flexibles.

Óscar Martínez, Carlos Martínez, Sergio Arauz, Efren Lemus, los cuatro periodistas que firman la nota, entrevistaron en el centro comercial de El Salvador a “El Muchacho”, el jefe de una clica o célula de MS-13 que reveló que por órdenes de arriba los pandilleros estaban “de vacaciones”. Por eso, por ejemplo, dos asesinatos previstos se habían suspendido por la directiva que desde la cárcel les enviaba el capo.

Según la nota: “ese día se registraron 10 homicidios, cuatro menos que la media que mantenía el mes. El día siguiente, día de elecciones legislativas y municipales, se registraron seis, y algunas fuentes lo adjudicaron al despliegue policial para custodiar los centros de votación. El lunes de esta semana, una cifra sin precedentes en los últimos dos años: dos homicidios en todo el país ya sin el despliegue policial del día anterior. El martes, la tendencia se mantuvo: tres asesinatos en todo El Salvador. Este miércoles, a las 7 de la noche, la tendencia seguía siendo sorprendente: cinco homicidios”.

El Muchacho no cuestionaba la decisión. Sólo sabía que algunos líderes de la mara y el gobierno habían llegado a un acuerdo. Entre las diversas fuentes consultadas, los periodistas de El Faro hablaron con el director general de Centros Penales, Nelson Rauda, sobre la razón de los traslados y la identidad de los prisioneros beneficiados. El funcionario les aseguró que esa era información confidencial. Un agente de inteligencia del Estado les explicó que la estrategia era dirigida por el coronel Simón Molina Montoya. Éste, por teléfono, dijo no saber nada. Con Munguía Payés, ministro de Seguridad y Justicia, nunca pudieron comunicarse a pesar de los múltiples intentos.

El 16, durante una conferencia de prensa, Munguía Payés desmintió la publicación. Según Dada: “dijo que los traslados de los jefes de pandillas de un penal de máxima seguridad a otros de menor seguridad obedecían a informaciones que daban cuenta de un ataque inminente contra la prisión de máxima seguridad en que se encontraban, y que en otros casos se debía a obedecer a una solicitud humanitaria a favor de algunos reos enfermos”.

Hasta el momento los periodistas de El Faro no han recibido ningún tipo de protección.