Cosecha Roja .-

Es hija de un juez. Mató a su madre abogada y confesó el crimen. Ahora busca que la declaren inimputable. Sus dos cómplices fueron condenados a 28 años de prisión y a pagar una reparación económica a familiares de la víctima. Sucedió en Lima. Elizabeth Espino Vásquez sabe que está en problemas. Ella se declara bipolar y no admite responsabilidad en el homicidio de su madre, la abogada Elizabeth Vásquez, pese a que confesó haberla matado. Mario Amoretti, abogado de la querella, alega que la víctima “sufrió hematomas en una situación de crueldad, ensañamiento y ventaja”.

Primero se conoció la condena contra Fernando Gonzales Asenjo, de 26 años, ex novio de la principal implicada, y luego sentenciaron a Jorge Eduardo Cornejo Ruiz, de 23 años, amigo de la pareja. Ambos se acogieron a la figura de conclusión anticipada en la sala de audiencias del penal San Pedro, antes llamado Lurigancho. A ambos les rebajaron dos años de prisión.

El crimen conmocionó al Perú a principios del 2010. Ocurrió en la madrugada del 27 de enero y dos semanas después ya todo estaba claro para los investigadores. La hija de la víctima confesó los detalles. “Sí, nosotros la matamos. Estaba cansada de sus reglas, que haz esto, que haz lo otro, no te juntes con ese chico. Nadie le gustaba, nadie era perfecto, mientras ella podía hacer todo después de que se separó de papá”, dijo “Elita”, cuyo padre es el juez Alejandro Espino, un reconocido abogado de Lima.

Según el relato de la chica, la madre salió de una reunión laboral a la una de la mañana y enseguida llegó a la casa del barrio Barranco, uno de los más tradicionales de la capital peruana. Quiso ducharse antes de dormir. La hija aprovechó para que Gonzales y Cornejo entraran a la casa. La esperaron a la salida del baño. Llegado el momento de asestar el golpe, los tres se le tiraron encima. Elita comenzó a pedirle la clave de la caja de seguridad, pero ella se demoró en responder. La golpearon hasta matarla. La caja de la familia estaba vacía.

Las investigaciones concluyeron que los tres amigos, encabezados por la joven, tenían un plan de secuestro para después matar a la mujer. La verdad salió a flote la misma mañana del crimen, cuando la empleada doméstica y una amiga de la víctima dijeron a la Policía que madre e hija discutían y peleaban hasta llegar a golpearse. La División de Homicidios pidió una orden de detención que concluyó en la confesión de Elita, entonces de 22 años. Luego aparecieron las pruebas: rastros de sangre, peritos, contradicciones, evidencias de los tres implicados, y hasta lágrimas en el estrado.

El caso también tomó tintes de telenovela cuando se desató una pelea familiar: Alejandro Espino y María Marín se disputaron el ser parte civil agraviada. Él, ex esposo de la víctima, y ella, su madre, aparecieron en los medios buscando cada uno participar del caso y recibir la posible reparación económica impuesta a los homicidas. Gonzales fue condenado a pagar 100 mil nuevos soles y Cornejo, 6 mil; en total, unos 40 mil dólares. Al final, la abuela de la homicida obtuvo el derecho de víctima.

Tras dos años de haber cometido el parricidio, Elizabeth Espino Vásquez no ha cambiado su versión pero ahora busca que se le declare inimputable por trastorno de bipolaridad. El juicio oral continuará hasta que se resuelva la situación de la última y principal implicada.