Entre sangre, sudor y lágrimas, Ramón Celestino Arias Apayco (50) vio con sus propios ojos como su pene se iba por las cañerías. La historia es así: Julia Muñoz Huaman se encontró con su marido en la madrugada del domingo en un hotel del distrito de Breña (Lima, Perú)  con la idea de tener relaciones sexuales  y perpetuar su amor. Pero sus intenciones eran otras: vengar su suerte, cortarle el pene de raíz, cercenar su hombría y jurarle fidelidad para siempre.

Tras consumar el acto sexual, y mientras Arias dormía con calma, Muñoz Huaman desenvainó el cuchillo de 20 centímetros que llevaba escondido entre sus ropas  y comenzó a cortar rápido, pero con pericia. El dolor despertó a su marido. Era tarde: El brazo robusto de su mujer ya había tirado la cadena del inodoro y sus restos recorrían los subsuelos de Lima.

Los gritos alarmaron a la policía que llegó al lugar y detuvo a la mujer, que se entregó sin resistencia. Eran las 1:30 de la madrugada y la habitación 33 del hotel Fraternidad, ubicado en Loreto al 554, fue el testigo marmóreo de la tragedia.

Román Celestino Arias Apayco  pudo morir desangrado. Los médicos, que llegaron a tiempo, lograron controlarle el chorro de sangre que salía a borbotones. “Le seccionaron todo el pene, casi desde la base”, explicó un cirujano del hospital Azobispo Loayza, donde se encuentra internado en la sala de cuidados intensivos. Casi 20 años del caso Lorena Bobbit la mujer fue detenida y conducida a la comisaria Chacra Colorada. Allí, confesó que su móvil era la infidelidad de su marido.

(Con información de La República)