El sábado, pasada la medianoche, llegaban a su casa los hermanos de Kevin, el nene de nueve años asesinado el 7 de septiembre de 2013, en la Villa Zavaleta.

Ariel y Federico volvían a su casa de trabajar en una obra de construcción. Entraron en la Zavaleta en la camioneta de la familia. Vieron un hombre armado y aceleraron las últimas dos cuadras, sobre la calle Kevin, para llegar hasta su casa.

-Todos contra la pared, gritó un prefecto

-Sólo vengo de trabajar, intentó decir Ariel, de 17 años.

El chico bajó de la camioneta. Lo empujaron contra un portón. Llegaron más prefectos.

-No puede hacer eso, es menor, le dijo Federico y recibió una piña en las costillas.

-Basta, les gritó Priscila, otra hermanita de Kevin de 15 años. Uno de los agentes le dio un cachetazo.

Alertados por los gritos de los vecinos, los papás salieron de su casa. Los prefectos ya eran más de 50. Uno de ellos tenía a Ariel agarrado del cuello.

-Ustedes están locos, ¿qué carajo están haciendo?, gritó Roxana, la mamá.

Los prefectos dispararon al aire, levantaron los casquillos del suelo y se fueron.

Ninguno estaba identificado.

“Pueden matarnos a todos. Vamos a seguir gritando”, escribió La Garganta Poderosa en un comunicado.

Kevin Zabaleta

Fotos: La Garganta Poderosa