Premio a Rosa Bru Cosecha Roja.-

Anthony aprendió hace poco a operar la consola pero la maneja como un campeón. Baja y sube el volúmen de Daddy Yankee recitando “los sabores, el sol, tu bronceado y el calor” y alterna con alguna que otra de Los Nocheros.

– ¿Cómo se involucró en el caso Miguel Bru? ¿Qué cosas hizo? – ensaya María en el estudio de radio.

– ¡Bien! Ahora probemos con el micrófono más cerca para que se escuche mejor tu voz- responde el profesor desde la sala de control.

Todavía no están grabando pero practican una y otra vez, quieren que salga todo bien porque es su primera entrevista a alguien de afuera. Agustina Propato, subsecretaria de Participación Ciudadana del Ministerio de Seguridad, acaba de entregarle un reconocimiento a Rosa Schonfeld de Bru por su lucha por justicia en el caso de Miguel, torturado en la comisaría 9na de La Plata y desaparecido desde 1993. En el estudio de radio están sentadas ellas dos y el periodista Cristian Alarcón, todos listos para ser entrevistados.

Los que preguntan, operan, redactan el cuestionario, filman, sacan fotos y toman nota son 20 jóvenes que, desde febrero y por seis meses, están becados por el Ministerio de Seguridad para estudiar periodismo multimedia. Tienen entre 18 y 24 años y se acercan para cursar a la casa de la Asociación Miguel Bru (AMB) en Parque Patricios desde la villa 31, la 21-24, el Bajo Flores y Pompeya. Los cursos de la Bru están especializados en casos de violencia social e institucional y motorizados por la Subsecretarìa de Participaciòn Ciudadana. “Proponemos una mirada más integral de la seguridad: la participación de los jóvenes se enmarca en el proyecto de prevención mediante la inclusión social”, dijo a Cosecha Roja Agustina Propato, subsecretaria a cargo. “La idea es visibilizar y democratizar voces, en línea con los objetivos de la Ley de Medios”, agregó.

En el control Anthony y el profesor chocan los cinco, se dan ánimo mutuamente y les indican a sus compañeros que está todo preparado con un gesto inequívoco: el pulgar para arriba. Tres, dos, uno, aire:

– ¿Cómo era Miguel?- le preguntan a Rosa.

– Amaba a sus amigos, tenía ideales, era súper inquieto: un loco lindo.

– ¿Qué opina del reconocimiento que le dieron?

– Me emociona mucho y lo comparto con todas las mujeres que luchamos.

Rosa no para. Busca el cuerpo de Miguel desde el 17 de agosto de 1993. O, como dice ella: “hace veinte años, ocho meses y cuatro días”.

“Con Miguel éramos compañeros de facultad, de fiestas y de peñas. Un día no lo vimos más”, cuenta Alarcón, el periodista que escribió la primera nota sobre la desaparición de Miguel Bru. La publicación salió en el diario Pàgina/12 y ponía sobre la mesa un dato fundamental: el joven estudiante de periodismo de La Plata había denunciado a la policía por un allanamiento ilegal antes de desaparecer. El relato de Alarcón trascendió: más tarde, cuando todos se fueran y los chicos volvieran a los talleres, el profesor los animaría: “Ustedes también pueden contar esas historias que otros medios no están contando, como hizo Cristian en aquel momento”.

Propato y Bru entrevistadas por los alumnos de AMB

Alarcón hizo hincapié en el periodismo como una herramienta para el pensamiento crítico, y en la importancia del otro: “Solos no hacemos nada, el otro es más importante que uno mismo”. Propato agregó: “La paz la construimos entre todos a través de lo que decimos y hacemos”.

La Subsecretaría de Participación ciudadana motoriza una gran diversidad de proyectos: restauración de bicicletas, fileteado porteño, gestión de medios audiovisuales, radios comunitarias, talleres de fotografía hasta torneos de fútbol y entrenamiento de boxeo en barrios y zonas marginales.

La Asociación Miguel Bru ya tiene trayectoria en periodismo: el primer taller que dio fue en 2004, en la Isla Maciel y el resultado fue un libro de fotografías y relatos que se llama Ojos y voces de la isla. “Si no hubiéramos hecho eso hoy no estaríamos acá: arrancamos con toda la carne al asador”, define la experiencia Lucas Mac Guire, coordinador de AMB.

“La primera vez que me enamoré fue a la vuelta de mi casa. El me pidió para hablar y yo le pregunté dónde. El me dijo en la placita te parece bien. En ese momento yo me reía. Cuando fui a la plaza, él me empezó a decir que yo era linda y de todo un poco. Pasaron dos días y cada vez me gustaba más. Me saludó y dijo que tenía que decirme algo importante. Yo le dije sí decime. El se quedó como un minuto callado y me dijo ¿querés ser mi novia?. Me lo quedé mirando y pensé: si me gusta, ¿por qué decirle que no? Cuando iba a bajar, me dijo esperá dame un beso”. [Fragmento de Ojos y voces de la isla]