Ludwin Loáisiga. Confidencial.-

El año empezó en Nicaragua con un baño de sangre. La madrugada del primero de enero pasado un campesino de 42 años, asesinó de varias puñaladas a su pareja, de 31 años, y a su cuñado, de 25. Su suegra, aunque herida, sobrevivió al arrebato de violencia con la que el hombre recibió 2012. La tragedia ocurrió en el municipio rural de Nueva Guinea, a 292 kilómetros al sureste de Managua, después de que el agresor, en una escena de celos, obligase a su víctima a abandonar una fiesta de fin de año.

Este es uno más de los frecuentes casos de violencia de género en Nicaragua. La dirigente de Red de Mujeres contra la Violencia, María Elena Domínguez, organización no gubernamental, advierte de que las agresiones contra las mujeres están por alcanzar “niveles de epidemia” en un país que ya no está en situación de guerra, ni asediado por las maras, las temidas pandillas que aterrorizan con su violencia a otros países centroamericanos.

Nicaragua, sin embargo, no llega a los niveles de violencia que sufren las mujeres en países como Guatemala donde, según Naciones Unidas, fueron asesinadas 448 entre enero y agosto del pasado año. No obstante, el director del Instituto de Medicina Legal, Zacarías Duarte, apunta que en Nicaragua no se registran como se debiera los casos de violencia intrafamiliar o de abusos sexuales, por lo que no se sabe claramente el alcance de estos dos problemas sociales al no haber cifras exactas.

La Red de Mujeres contra la Violencia, en un esfuerzo por cuantificar esta tragedia, calcula en 524 a las mujeres asesinadas en Nicaragua entre 2004 y marzo de 2012.

Zacarías Duarte explica que, en 2011, los jueces nicaragüenses tipificaron como “faltas leves” el 77,5 por ciento de las 33.535 denuncias procesadas por violencia intrafamiliar o abuso sexual, lo que incrementa el riesgo de que se produzcan casos de muerte, la inseguridad de las víctimas y la impunidad de los maltratadores en este país.

Según el director del Instituto de Medicina Legal, los jueces aplican “un criterio anatomista” cuando procesan casos de violencia de género, debido al imperio de una “cultura androcéntrica” en Nicaragua, que victimiza a las mujeres y promueve la impunidad.

Menosprecio por la vida

Una dirigente del Movimiento Autónomo de Mujeres, Juanita Jiménez, considera que en Nicaragua impera un “menosprecio por la vida, humanidad y dignidad” de las féminas, que en muchos casos son “mutiladas” y “tiradas” en distintos lugares tras ser asesinadas. “La magnitud de la violencia en Nicaragua es muy grave, se está agudizando y se repiten patrones de conducta de otros lugares, como los asesinatos en Ciudad Juárez (México), donde no solo basta quitarte la vida, se te mutila con saña porque es una forma de dejar mensajes a las mujeres”, relata Jiménez.

También la representante de la Red de Mujeres contra la Violencia cuestiona a las instituciones públicas por calificar en muchas ocasiones sólo como “muertas”, y no asesinadas, a mujeres que han perdido la vida a manos de sus parejas, antiguos compañeros sentimentales o conocidos. “Por cultura no las quieren llamar asesinadas”, se queja.

María Elena Domínguez alerta de que los crímenes contra las mujeres suceden, principalmente, en los hogares o en los alrededores de sus centros de trabajo. Ese fue el caso de una mujer de 39 años, violada y estrangulada una noche en marzo pasado en un camino de tierra, tras concluir su jornada como trabajadora doméstica en el sureño municipio de Santa Teresa, en la provincia de Carazo. La mujer murió a manos de quien fue su pareja durante tan solo un mes, un joven de 19 años, nieto de su patrona.

El asesino confeso es procesado ahora, con lo que se espera se convierta en uno de los pocos hombres que en Nicaragua llega a sentarse en el banquillo de los acusados por un caso de este tipo, según la Red de Mujeres contra la Violencia.

La procuradora de la Mujer en Nicaragua, Deborah Gradinson, considera que la sociedad nicaragüense “ha venido tolerando la violencia hacia las mujeres” y señala que, en días festivos o significativos, como el Día Internacional de la Mujer, se triplican las denuncias por violencia de género. “Aparte de la violencia que se ejerce sobre ellas tanto en el ámbito público como privado, muchas veces se llega a las instituciones, sean Policía, Ministerio Público o sistema judicial, y las mujeres son revictimizadas”, añadió.

Un caso que conmociona a la sociedad nicaragüense el pasado mes de marzo es el de un subinspector de la PolicÌa quien, con su arma reglamentaria, disparó dos veces contra su ex mujer, de 36 años. El hecho ocurrió frente a los dos hijos menores de la pareja. La mujer sobrevivió.