nosmatanPor Sebastián Ortega.-

Los cinco policías detenidos ayer -y el comisario prófugo- no hicieron nada para salvar a los presos que se quemaron en la comisaría de Pergamino. La reconstrucción que hizo la justicia demostró que pasó un largo rato antes que ardieran todos los colchones. A pesar de los gritos -que según el peritaje acústico se escuchaban desde la calle- los policías no abrieron la celda. Durante el incendio la temperatura en los calabozos llegó a los 500 grados. El lugar se convirtió en un horno. El humo cubrió el 80 por ciento del lugar y el aire se volvió irrespirable. Los bomberos voluntarios encontraron los siete cuerpos apilados en el baño.

Al un mes y un día de la tragedia, el juez de garantías César Solazzi ordenó la detención de los seis agentes que estaban de servicio esa tarde. Cinco de ellos hoy serán indagados por el delito de “abandono de persona seguido de muerte”.

El fiscal Nelson Mastorchio sospechó de la policía desde el minuto cero. Al llegar a la escena del crimen apartó a la Bonaerense. Los testimonios de los trece sobrevivientes, los relatos de los familiares de las víctimas y los bomberos y los peritajes de la Policía Federal demostraron que los presos estaban condiciones de “hacinamiento” y que murieron por la inacción de los guardias.

En la comisaría, que tenía capacidad para 18 personas, había 19 detenidos y un aprehendido. Entre seis y siete presos se repartían en cada una de las tres celdas habilitadas, en un espacio de menos de nueve metros cuadrados. Uno de los sobrevivientes contó que el 2 de marzo a la tarde estaba en su celda escribiendo una carta cuando vio que dos pibes se agarraron a facazos en la matera, un pequeño patio en el centro del edificio. Como castigo, los guardias los encerraron a todos. Eran cerca de las 17.30 y faltaban poco para recibir la comida que cada noche le acercaban sus familiares. “Nos engomaron a todos, cada uno a su celda. No nos querían abrir, entonces los pibes empezaron a prender colchones y a golpear las puertas de la celda uno”, contó.

Los detenidos se rebelaron ante el castigo. Cortaban tiras, las encendían y tiraban hacia afuera a través de un pequeño agujero. Según relató el testigo, policías del Grupo de Apoyo Departamental entraron con cascos, escudos y palos y empezaron a reprimir. “Ana venite ya pa la comisaría que me van a matar se armó quilombo”, escribió el colombiano Jhon Mario Chilito Claros a su esposa. Ocho minutos después le envió otro mensaje: “Movéle está prendida la comisaría ya venite”. Los familiares se agolparon en la puerta. Nos los dejaron entrar.

La primera dotación de bomberos llegó unos minutos después de que comenzara el incendio. Los agentes les dijeron que no encontraban la llave para abrir el pasillo que comunicaba a la celda y tuvieron que apagar el fuego lanzando el agua a través de los barrotes, que estaban protegidos por una malla metálica que detenía el chorro. “Cómo entró a engomarnos y después no podía abrir, los dejó morir”, dijo el sobreviviente.

Los bomberos encontraron los cuerpos de Sergio Filiberto, Federico Perrota, Alan Córdoba, Franco Pizarro, Jhon Mario Chilito Claros, Juan Carlos “Noni” Cabrera y Fernando Nahuel Latorre apilados en el baño. Las autopsias confirmaron que murieron por inhalación de monóxido de carbono.

Desde el primer día, los familiares de las víctimas apuntaron al el Estado en las muertes. “Lo que ocurrió no es una casualidad, es la consecuencia directa y totalmente previsible de una política criminal y de seguridad centrada en el encarcelamiento que presiona sobre un sistema penitenciario en crisis crónica por el hacinamiento y la violencia”, denunció el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

El operativo estuvo a cargo de un grupo especial de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad provincial, según informó el portal Primera Plana. Casi en simultáneo detuvieron al Sargento Brian Carrizo, al teniente Primero Sergio Rodas, al Oficial Sub Ayudante Alexis Miguel Eva, a la ayudante de Guardia Carolina Denise Guevara y al agente Matías Ezequiel Giulietti. Mañana comenzarán a desfilar por los tribunales de Pergamino, donde serán indagados. Al jefe de la comisaría, Sebastián Alberto Donza, lo buscaron en su domicilio particular y en los lugares que frecuentaba pero no lograron ubicarlo. Su abogado presentó un escrito y anticipó que se presentaría en las próximas horas.

Ayer, por cuarta vez más de mil personas se movilizaron por las calles de Pergamino para reclamar Justicia. La movilización estuvo encabezada por Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas, y el cura Pepe Di Paola, integrantes de la Comisión Provincial por la Memoria, que representa a tres de las familias de las víctimas.