Mariano Witis“Por la vida nada más importa”

Hoy estamos preocupados por el clima de violencia que se habilita desde los discursos sociales, mediáticos, desde funcionarios que dirigen el país. El valor de la vida es el mismo, no hay vida más valiosas o dignas que otras.

No hay nada más alejado de la justicia que el homicidio, nada más lejos de la legítima defensa que atacar y asesinar a quien robó, o quien fusiló por la espalda a dos jóvenes en completo estado de indefensión.

Si hay un delito, deben ser identificados los responsables y sancionados; no vivimos en la edad de piedra ni en un país donde rige el ojo por ojo, diente por diente, o la venganza.

Si se habilita a las personas a salir y defenderse a como dé lugar también se está diciendo a las fuerzas de seguridad que pueden actuar sin ningún límite, sin respetar la normativa vigente respecto del uso racional de la fuerza. Se está incitando a la población a la violencia, a cometer delitos.

Debemos desnaturalizar la violencia en cualquiera de sus formas, venga de donde venga. El Estado por los pactos y convenios firmados, que están en la Constitución Nacional del 94, tiene la obligación de respetar, garantizar, promover y efectivizar los derechos fundamentales, exijamos que los cumpla a través de las instituciones creadas para ello.

Tenemos una historia muy rica de luchas en la Argentina desde sus inicios como Nación. Las más recientes la de Madres de Plaza de Mayo, Abuelas, Familiares, organismos DDHH, luchas desde la sociedad civil y desde el estado, que demuestran que es posible transformar realidades complejas, después de 40 años estamos juzgando al terrorismo de Estado, aunque hoy se obstaculice la investigación de la complicidad civil, los juicios siguen y seguirán.

Nos quitaron a Mariano cuando la primavera nacía. Perdimos la ternura, la alegría, la música, en el mismo instante en que la naturaleza se abría para inundarnos con ellas. Hoy deberemos redoblar el esfuerzo para construir otro paradigma de seguridad en el que nuestros jóvenes dejen de ser “daños colaterales” o “blancos móviles”.

Que el valor supremo a defender y proteger sea la vida, para que todas y todos podamos alcanzar una vida digna, con igualdad de oportunidades, sin exclusiones y construir una comunidad de hombres libres e iguales, porque ya hemos decido, como dice Hanna Arendt, concedernos derechos iguales. Debatamos con nuestros hijos, familiares, amigos, con los jóvenes para que la vida sea el valor supremo a proteger.

No podemos volver a la vida a nuestros seres queridos pero si podemos y debemos evitar que la historia se repita.

“…que nunca más la estupidez se permita democratizar el miedo y la muerte.”

“quien cuida y guarda la memoria, guarda y cuida la vida”

Y como dice nuestra reciente publicación: “Por la vida nada más importa”