DELIA GERONIMO POLIJO

Un collar, un par de aritos y una pulsera son las únicas cosas de Delia Gerónimo Polijo que los perros encontraron. Estaban en el monte, a tres cuadras de su casa. Las compró el lunes 17 de septiembre. Cuatro días antes de la primavera. Tres días antes de la carrera que le iba a correr a una amiga de la escuela. Un día antes de desaparecer.

Delia tiene 14 años, la nariz recta como un tobogán, los ojos color tierra y el pelo negro y ondulado como las sierras de La Guarida, en La Paz, en Traslasierra, donde vivía. La Paz, igual que la ciudad más importante del país desde donde su mamá y su papá se fueron buscando una vida mejor para ellos y sus seis hijos.

Delia fue vista por última vez el martes 18 de septiembre cuando volvía caminando a su casa, como hacía todos los días. Tenía puesto un buzo con capucha negra, un jean azul, la remera gris y bordó del uniforme del IPEM 137, zapatillas color lila y una mochila rosa. Las cámaras de seguridad de una YPF la filmaron caminando en dirección a su casa a las 16 y 19 minutos. Diez minutos más tarde, fue vista por dos chicas que iban en dirección contraria. Estaba a 300 o 400 metros de la entrada de su casa.

En el Valle, dicen los vecinos de la zona, no pasa nada hasta que pasa todo. Así fue con Delia, pero también con Silvia Gallardo, y con Marisol Reartes, y con su hija, Luz Oliva. A todas parece habérselas tragado esa tierra cuya desembocadura es el límite con la provincia de San Luis. Como si la geografía coincidiera con los tiempos de las desapariciones, el 2 de febrero de 2014 se esfumaron Marisol y Luz en Villa Las Rosas.

Apenas 10 días después fue el turno de Silvia en Yacanto, unos pocos kilómetros más cerca de la frontera puntana. Y hace 11 días, casi al límite con la provincia de los Rodríguez Saá, se llevaron a Delia. Esa es la principal hipótesis sobre la que trabaja el fiscal de Villa Dolores, Raúl Castro. El martes, cuando recibió el caso de manos de Sergio Cuello, quien lo reemplazó mientras estuvo de licencia, se quedó hasta las dos de la mañana revisando el sumario. Lo que más le llamó la atención fueron las declaraciones de dos trabajadores de Conlara que viajaban en moto por la ruta nacional 148 en dirección a Merlo. Según sus testimonios, a eso de las 18.30 del día que desapareció, Delia caminaba junto a un hombre de 30 y pico de años.

Mientras tanto, cada día, a la misma hora, su familia y todo el pueblo marcha con banderas argentinas y bolivianas pidiendo por su aparición. Los rastrillajes siguen y los perros olfatean. Ya fue cubierto el radio de los mil metros alrededor de la casa de la familia que establece el protocolo de búsqueda. Los perros que olfatearon cerca de la casa de Delia también marcaron el rastro hacia San Luis y reforzaron el testimonio de los dos trabajadores.

-Cuando los perros pasaron por ahí, marcaron un domicilio en La Ramada, pero al allanar no se encontraron rastros. Ahí vive un joven cuya edad coincide con los datos aportados por los jornaleros. Otro dato que nos contó la familia ahora es que a veces Delia hacía dedo cuando volvía de la escuela. En esa línea avanzamos. No descartamos ninguna hipótesis. Por eso desde el primer día se baraja también la posibilidad de que haya sido víctima de una red de trata, dice el fiscal.

Dónde estás, mamita

Hace 11 días que Mario no va al cortadero de ladrillos. Desde que desapareció Delia, él y Modesta recorren las calles, los Tribunales, las radios y los canales de televisión locales preguntando por su hija, pidiéndole que vuelva.

-Dónde estás hijita. Te hablan tus papás. No nos hagas sufrir así. Estamos sufriendo así. Queremos que vuelvas a la casa. No te queremos perder. Cuando vuelvas a la casa no te vamos a decir ni una palabra. Te extrañamos hija.
Mario está sentado entre Modesta y otra de sus hijas. Habla y llora. La hermanita de Delia se inclina hacia delante. Lo mira. Le apoya la cabeza en el hombro y también se pone a llorar.

-Yo ya no quiero sufrir. No quiero llevar este dolor. Tú sabés muy bien como no te retaba. Te vamos a recibir con las manos abiertas. Yo soy cariñosa. Por favor hijita, tu hermanito bebé está llorando nomás, porque vos cuidabas y él te está extrañando. No nos hagas sufrir. ¿Ya mamita?

La dirección de Investigaciones Operativas de la Policía Judicial (DIO) trabaja con el programa de protección de las personas tomando testimonios. El laboratorio de Informática analiza un celular viejo que un hermano de Delia entregó hace un par de días cuando se acordaron de que ella lo usaba para escuchar música y sacar fotos. La fiscalía espera que el Ministerio de Justicia autorice el pedido de recompensa que pidieron.

La Legislatura de Córdoba emitió este miércoles un comunicado firmado por su presidente provisorio Oscar González, quien manifestó la “preocupación” del cuerpo frente a la falta de novedades sobre el paradero de la adolescente.

Hoy a las 18, en la plaza de La Paz, la familia de Delia junto a la mesa de Derechos Humanos de Traslasierra, la colectividad boliviana, y representantes de la Unión Obrera Ladrillera, volverán a marchar como desde hace 11 días. Hasta que aparezca.

*Esta nota fue producida en el marco de la Beca Cosecha Roja y publicada también en La Nueva Mañana