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Andrés Vieira tenía 35 años, vivía en la calle y era parte del Centro Barrial del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) de Balvanera. El jueves 6 de septiembre había denunciado a un grupo de policías de la comisaría 9 que lo hostigaron y le pegaron. Dos días después Andrés apareció muerto de cinco disparos en la vereda del bar Acatraz, en Rivadavia al 3600.

“Lo que nos dijeron es que los que encontraron el cuerpo fueron efectivos de la 9a, la misma seccional a la que denunció nuestro compañero”, contó a Cosecha Roja Sebastián, referente de Vientos de Libertad MTE, el centro barrial de Once en el que participaba Andrés.

Los compañeros de Vientos de Libertad conocieron a Andrés hace aproximadamente un año y medio o dos, cuando se acercó al centro barrial. Como muchas personas del barrio en situación de calle, todos los días él se acercaba a trabajar en la cooperativa de serigrafía, donde fabricaban remeras y buzos por encargo, participaba en los talleres de oficio y en las asambleas. “Lo que buscamos en el centro es construir comunitariamente una respuesta a las necesidades que tenemos los sectores populares”, explicó Sebastián.

La semana pasada Andrés le contó a los compañeros que un policía lo había parado en la calle, lo insultó y le pegó. Cuatro días después, con el apoyo de la Defensoría del Pueblo y del Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) de Almagro, presentó la denuncia ante el Ministerio Público Fiscal. Contó que la madrugada del domingo 2 de septiembre a la 1:05 un efectivo de la seccional frenó el móvil 2546 en Bulnes y Rivadavia y le ordenó detenerse. Bajó del auto y paró a otros dos pibes que limpiaban vidrios en la esquina. “El oficial empieza a empujarnos a los tres contra la pared”, declaró Andrés. Él le pidió explicaciones, le dijo que no estaban haciendo nada.

—Cerrá el orto —contestó el policía, según la denuncia.

El agente lo acusó de amenazar a la gente para sacarle plata. “Le pedí que me lleve a la comisaría si él consideraba eso. Allí me exigió que nuevamente me diera vuelta hacia él y me golpeó la cara con la mano derecha y abierta”, contó.

—Callate, hijo de puta, vos no tenés derechos.

Andrés siguió discutiendo. El policía le pegó una patada en el tobillo y le dijo a los dos limpiavidrios que se fueran. “El oficial se puso enfrente mío, en posición de cuclillas y me dijo: ‘cuando yo te digo te tenés que callar, te tenés que callar’”, declaró.

—Levantate y andate —le ordenó después el policía.

Cuando Andrés se estaba levantando vio que pasaba un patrullero. Se acercó: en la chaqueta vio que la que manejaba era una oficial Mayor y los acompañantes un oficial y un cabo. Atrás llevaban a dos detenidos. “Paré a la oficial mayor le expliqué lo que había sucedido y me dijo que ella iba a hablar con su compañero oficial”,

Según contó Andrés, toda la escena podría haber quedado registrada en las cámaras de seguridad de la zona.

La Justicia no llegó a investigar la denuncia: el sábado a la madrugada apareció muerto de cinco balazos a unas pocas cuadras de ahí.