ratónNelson Matta Colorado – El Colombiano.-

Entre 2013 y lo que va de este año se han detectado ocho “oficinas” de mercenarios colombianos en ese país. El fenómeno crece.

Robando carros en los callejones de la comuna 13 de Medellín comenzó la carrera ilegal de Hernán Villa, alias “el Ratón”, el hombre que ahora las autoridades de España presentan como la “peor amenaza conjurada”.

Integró un combo del barrio Antonio Nariño llamado “los Cuquitas”, fue gatillero y luego coordinador de cobros de vacunas, según la Policía, por lo que se ganó la confianza de cabecillas delictivos del noroccidente de la ciudad: “Hamilton”, “Cesarín” y más tarde “Valenciano”, el capo de la organización “la Oficina”.

Así logró protagonismo en el mundo del hampa, dijo un investigador policial, que pidió la reserva de su nombre. “Por órdenes de “Valenciano” empezó a viajar al exterior (2007), para hacer ajustes de cuentas y enlaces con narcos”.

El pasado 18 de julio, “el Ratón” mordió el queso en España. La Policía local lo arrestó en Alicante y lo señaló de ser “el responsable de la exportación de cocaína a España, E.U. y Holanda”.

“Este sujeto trasladó su accionar delictivo a la provincia de Murcia. Estimamos que tendrá que responder por más de 300 homicidios (en el Valle de Aburrá)”, declaró el general Rodolfo Palomino, director de la Policía de Colombia.

La captura pone de relieve una creciente dinámica en el crimen transnacional: el montaje de “oficinas” de cobro sicariales por parte de colombianos en el país del Quijote.

De “amarres” y “vuelcos”
Desde la época de los carteles de Medellín y Cali hay registros de acciones sicariales en la península ibérica, pero el montaje de estructuras complejas como las “oficinas” de cobro, con aparato logístico, financiero y militar en la región, inició con emisarios del cartel del norte del Valle.

La función de estas “sucursales” es garantizar el pago de las deudas del narcotráfico, aniquilar a los rivales y morosos, obtener recursos por secuestros en ambos países (“amarres” en el argot delincuencial) y ejecutar “vuelcos”, es decir, atracos a otros narcos y robo de sus mercancías.

Según los archivos de la Policía de España, la primera gran operación contra estas facciones se dio el 23 de junio de 2009, con la captura de siete colombianos, el decomiso de un arsenal y el hallazgo de un laboratorio de cocaína en la mismísima capital, Madrid.

Alias “el Patrón”, quien comandaba al grupo, fue sorprendido cuando rompía billetes de 50 euros para tirarlos por el inodoro, pero este se le atascó.

“Disponían de una supuesta empresa de seguridad que daba soporte a sus actividades delictivas, ya que era utilizada para documentar vehículos empleados por los miembros de la red y les atribuía un carácter seudo oficial, mediante la expedición de certificados y carnés de investigadores privados”, reportó en ese entonces la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco).

En los allanamientos contra las “oficinas” es común encontrar placas y chalecos de policía falsos, con los que los matones se disfrazan, al igual que grilletes y macanas eléctricas para torturar a las víctimas de los “amarres”.

Los colombianos que operan en España tienen contactos que les facilitan identidades piratas. “El Ratón” andaba con papeles a nombre de José Agueda, nacido en Alicante.

También tenía identidad fraudulenta Mauricio González, alias “el Ronco”, un desmovilizado y cabecilla de la banda “la Unión” de Itagüí, que se fue a la Madre Patria a delinquir. Cuando lo arrestaron el 13/09/10 en Valencia, había efectuado una boda farsante con una española, solo para obtener el permiso de residencia y la nacionalidad.

“Enviarle las flores”
Entre 2013 y el presente, las policías de Colombia y España han detectado ocho “oficinas” en suelo ibérico, lideradas por colombianos, lo que sugiere que el fenómeno va en aumento. La mayoría tienen base en Madrid y delinquen en la costa mediterránea, por donde ingresa la cocaína que viaja a través del Atlántico, principalmente por el puerto marítimo y el terminal aéreo de Barcelona.

En algunos casos actúan en red con las mafias locales, como “la Rama Gallega” y “los Ángeles del Infierno”, indican reportes de la Dijín.

El tenebroso modus operandi de estas alianzas quedó expuesto en febrero de 2013. Las autoridades venían interceptando llamadas, en las que hombres con acento colombiano hablaban de “enviarles flores” a varios clientes. Con el pasar de los días intuyeron que hablaban de matar.

Entre los mercenarios había desmovilizados de las Auc que seguían órdenes de Cali, y cobraban por “la vuelta” hasta el 50% de la plata adeudada por el objetivo, en este caso un narco español que tenía detención domiciliaria.

El 25 de febrero les truncaron los planes, capturando a siete sicarios en la localidad de Leganés (Madrid) e interceptando una furgoneta que transportaba un lanzagranadas antitanques, tres fusiles con silenciador, tres armas cortas, dos escopetas, un rifle con mira telescópica y detonadores eléctricos.

La operación más grande contra una “oficina” se ejecutó el anterior 13 de agosto, afectando a un clan liderado por los hermanos antioqueños “Brother” y “César”.

El grupo secuestró a dos colombianos en España, obligándolos a entregar dinero, propiedades, carros, terrenos, caballos y cuadros de artistas famosos como extorsión. En el operativo binacional les arrestaron a 16 miembros.

En respuesta a este peligroso fenómeno criminal, Ignacio Cosidó, director general de la Policía de España, lanzó en enero el Plan contra la Delincuencia Itinerante, en el que participan 3.500 agentes.

Dos meses antes, el general Palomino había firmado un acuerdo de cooperación con la Guardia Civil Española, en cabeza de Arsenio Fernández de Mesa, para “el desarrollo de estrategias conjuntas contra el narcotráfico y delitos conexos”.

Sucursales 
En la actualidad son tres las organizaciones con más influencia en las sucursales españolas: “los Rastrojos”, que heredaron los contactos del cartel del Norte del Valle; “la Oficina”, con hombres como “el Ronco” y “el Ratón”; y “los Urabeños”.

Sobre este último grupo, Adam J. Szubin, director de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de E.U., afirmó que “extendió sus actividades de narcotráfico y lavado de activos a España”. El pasado jueves, su despacho anunció la inclusión en la Lista Clinton de 16 presuntos “urabeños”.

De esta banda han caído tres enlaces en España en el último año: John Fredy Manco (“el Indio”), apresado en Brasil con una ciudadanía española pirata; Cipriam Palencia (“Visaje”), detenido en Madrid cuando pretendía montar una nueva oficina; y John Salazar (“el Inválido”), capturado en esa misma ciudad, porque “organizó un grupo de sicarios que viajaba a cualquier país de Europa para presionar a los contactos que no pagaban a tiempo los cargamentos de droga que recibían”, relató la Policía de Colombia.

Como estos, “el Ratón” será deportado a Colombia, enfrentando el fin de una carrera que inició con sangre en la comuna 13 y acabó con las esposas puestas en Europa.

También montan oficinas en Suramérica

– Bolivia: La Policía de ese país capturó esta semana a la colombiana Alicia Lorena Vargas Muñoz, apodada “la Mona”, señalada de ser cabecilla de una supuesta organización de sicarios encargada de hacer ajustes de cuentas.

De acuerdo con la investigación preliminar, la facción estaría implicada en los homicidios de un ciudadano croata y de un peruano en suelo boliviano.

El ministro de Gobierno, Jorge Pérez, declaró que la muerte del peruano fue por una deuda de 10.000 dólares. 

“La Mona”, arrestada en la ciudad de Santa Cruz, se declaró inocente de los señalamientos en la audiencia.

– Ecuador: A raíz de cinco asesinatos de colombianos cometidos en Quito, la Policía del vecino país inició pesquisas que terminaron en 2011 con la Operación Envigado, en la cual se desmanteló a una organización liderada por sicarios antioqueños, encargada de asesinar a empresarios, narcotraficantes y objetivos de alto perfil.

El operativo derivó en el arresto de siete personas, incluyendo al cabecilla “César”, quien luego fue asesinado en la cárcel.