La periodista Esther Sánchez investiga lo que los especialistas advierten: que los cárteles también están ajustando cuentas en el interior de los penales mexicanos.

Guerra entre narcos eleva crímenes de reos y mandos penales

Por Esther Sánchez. El Universal, 12 de junio de 2011.

La mañana del 8 de diciembre de 2006 se gestó el primer motín del sexenio del presidente Felipe Calderón. Era la primera señal de un sistema penitenciario que, en los años por venir, sería devorado por la violencia, el hacinamiento y la corrupción.

Todo comenzó cuando los custodios se preparaban para trasladar a El Padrino, un reo sentenciado a 17 años de prisión por el delito de violación de menores, de la cárcel municipal de Cancún, Quintana Roo, a una prisión estatal. El hecho desató la ira de las huestes de Adelaido Hernández Gallegos, El Padrino, quienes iniciaron una airada protesta a las 7 de la mañana. A ello le siguió una trifulca en la que se vieron envueltos 300 reos. Al filo de las 15:00 horas intervino la policía estatal, pero el daño ya estaba hecho: cuatro muertos por armas de fuego, 21 heridos y 80 prófugos (horas más tarde serían reaprehendidos 63 reos).

El impacto mediático del motín y la guerra de cifras sobre el número de prófugos orillaron al entonces gobernador Félix González Canto a justificar la debilidad de la seguridad en la cárcel municipal. Atribuyó el disturbio al hacinamiento, pues el penal fue construido para 320 reos y albergaba a más de mil; insistió en la urgencia de reubicar a los sentenciados de alta peligrosidad y a los que purgan condenas por delitos del fuero federal.

Los cuatro muertos de la cárcel municipal de Cancún fueron el presagio de una ola incontenible de violencia que cubriría a los penales del país en los siguientes años. Una revisión hemerográfica realizada por EL UNIVERSAL muestra que el asesinato de prisioneros en cárceles del país ha crecido de manera exponencial desde diciembre de 2006. En 2007 murieron 80 reos; en 2008 perecieron 107; en 2009 fallecieron 140; en 2010 la cifra se elevó a 184. Y el asunto no para. Este año han muerto 100 prisioneros.

Los 615 reos que han perdido la vida en cárceles mexicanas entre diciembre de 2006 y mayo de 2011 conforman un registro poco conocido de la guerra contra el crimen organizado. Los especialistas advierten que los cárteles también están ajustando cuentas en el interior de los penales.

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