Cosecha Roja.-

En La Poma, Valle de Los Calchaquíes, provincia de Salta, viven menos de mil personas. El pueblo tiene algunos edificios oficiales que poco se distinguen de las demás casas, todas blancas y bajas con los zócalos curtidos de tierra caminera. A pasos del parque central, la Municipalidad tiene un salón que se llena cuando hay eventos importantes: en marzo durante Semana Santa, en noviembre por las fiestas de Santa Bárbara, en época de elecciones, y ahora, a partir del lunes, día en que comienza el juicio oral y público contra Daniel Mamani, el joven acusado de asesinar en 2010 a su cuñado de 12 años que pastoreaba en la montaña.

La Cámara del Crimen II, de la provincia de Salta, tomó la decisión de llevar la diligencia judicial hasta La Poma, a 214 kilómetros de la capital y 3.800 metros de altura, para poder escuchar a los 60 testigos citados por la fiscalía y la defensa. La mayoría de ellos habita en parajes como Chuschuy, a 500 metros del pueblo, donde sucedió el crimen.

Armando César Bonifacio, de 12 años, trabajaba mañana y tarde en la tierra de su familia. Su padre le enseñó a pastorear el ganado desde que era muy niño y nunca se quejaba. Madrugaba a acompañarlo en el ordeño y a lo largo del día estaba pendiente de arriar las vacas hasta donde hubiera buen pasto. En la noche encerraba a las que tenían terneros y se fijaba que las demás no fueran muy lejos. El 3 de agosto del 2010, su padre lo mandó a Chuschuy a pastorear el ganado. Nunca llegó.

Luisa Angélica Bonifacio, su hermana mayor, se quedó preocupada ante la tardanza del niño y decidió denunciar en la comisaría que Armando se había perdido. Los familiares y vecinos lo buscaron por valles y quebradas. Hacía frío, era invierno en la montaña. Al día siguiente, 4 de agosto, Inocencio Celso Reyes, pariente lejano del pastorcito, lo halló sin vida, en la finca Pozo Bravo, cerca del lugar adonde debía llevar las vacas. Estaba boca arriba, muy golpeado, y tenía el rostro cubierto de sangre. Una cuerda de plástico le rodeaba el cuello.

Inocencio se asqueó con el hallazgo y caminó de regreso a la casa de la familia Bonifacio. Les avisó que el niño estaba muerto y llamaron a la Policía. La investigación comenzó de inmediato.

Alguien mencionó que en la noche del 3 de agosto, vio a Daniel Mamani, de 18 años, junto a Armando Bonifacio, saltando una cerca de piedra para entrar a la finca Pozo Bravo. Otra persona dijo que la tarde anterior al crimen, el joven le había dicho que tenía “ganas de matar a alguien”.

El asesinato del pastorcito indignó a los habitantes de La Poma. Según la autopsia, el homicida le golpeó la cabeza con un objeto contundente y duro, como una piedra, y luego lo asfixió por ahorcamiento. Se tejieron historias alrededor del supuesto asesino y de las motivaciones que tuvo para asesinar a su cuñado. Daniel Mamani era novio de Soledad Bonifacio y estaban esperando un hijo. La relación terminaría meses después por maltratos físicos denunciados por ella.

Hoy, Mamani está acusado de homicidio calificado con alevosía. Hasta antes del crimen, era conocido en los parajes de La Poma como un “pibe loco”. Lo llaman “Grasa Barata” o “Grasita”. Es hijo de un chofer de tractor y de una cosechera; tiene cuatro hermanos. Estudió primaria en el pueblo y en El Saladillo, y desde chico era muy indisciplinado. Tuvo problemas con el alcohol. En septiembre del 2011, cuando ya se había convertido en padre de familia, fue procesado por el crimen de Armando Bonifacio, tío de su hija.

En las declaraciones que dio ante el juez de Instrucción de Octava Nominación, Federico Díez, Mamani habló de los mitos que se habían construido a su alrededor. Habló de San La Muerte, del Gauchito Gil, de espíritus que lo llamaban y de otros asuntos místicos. Dijo también que tenía una marca en la mano que indicaba que lo habían elegido para vivir con su abuelo muerto, quien de vez en cuando se mete en su cuerpo para vagar por La Poma.

Este lunes 22 de octubre, el juicio oral y público contra Daniel Mamani retomará esas historias. Su abogado defensor es Arnaldo Damián Estrada. La familia Bonifacio estará representada por el abogado Luis Chiliguay. La causa cuenta con la asesoría de Yolanda Bargardi, asesora de Incapaces 3.