Cosecha Roja.-

Cuando el ingeniero Raúl Tellechea desapareció en la madrugada del 28 de septiembre de 2004, la vida de sus hijos cambió para siempre. Tras ocho años de incertidumbre, las hipótesis sobre su paradero se multiplicaron en mil versiones. Durante 11 años, Tellechea se subió a la bicicleta para volver a su casa después de la jornada laboral. Estaba a cargo de los sistemas informáticos en la Mutual del Personal de la Universidad Nacional de San Juan. Según se supo por la causa, Raúl tuvo ese día una fuerte discusión con sus empleadores, que terminó a los gritos. Se fue a su casa pedaleando fuerte, un poco contrariado por la discusión. Cuando llegó, dejó todo sobre la mesa: billetera, documentos, llaves, celular y la insulina que tomaba para combatir la diabetes. Desde ese momento, no se supo más de él.

Después de 8 años de marchas, que fueron mermando a través de los años (pasaron de semanales y mensuales a anuales) no hizo decrecer el pedido de justicia. “Con la solidaridad de los vecinos, el empuje de los hijos y la Agrupación Todos por Raúl, hacemos que nuestro pedido esté alimentado por la tracción a sangre. Todo es a pulmón”, dijo a Cosecha Roja Mariana Tellechea, una de las hijas del ingeniero.

La causa estuvo enrevesada desde un principio. Dos días después de la desaparición de Raúl, los directivos de la Mutual denunciaron a la Policía que el ingeniero se había fugado con $10.000 que fueron cobrados mediante planillas fraguadas. La causa judicial tardó dos años en cambiar la carátula e incorporar la figura de desaparición forzosa. Mariana afirma que su padre había descubierto un gran faltante de dinero dela Mutual y que preparaba una denuncia contra sus empleadores.

La lucha de los familiares de Raúl también se trasladó a los pasillos de los tribunales. Lograron tres hitos en la causa. El primero, el sobreseimiento por los delitos que le imputaban los ex directivos de la Mutual a Raúl. El segundo, el cambio de carátula. El tercero, que los ex directivos fueran procesados por malversación de fondos, pero presentaron una apelación que fue denegada y la causa fue trasladada a la corte suprema.

Hoy, después de atravesar ripios y tempestades, la causa parece ir por carriles normales. Dejó la justicia provincial para pasar al nivel federal. “Estamos esperanzados y fortalecidos después del cambió de carátula, que fue algo por lo que luchamos hace mucho tiempo. Creemos que ahora la investigación puede ser más objetiva”, dijo Mariana.

La mano negra de la política se cernió sobre la causa y por un momento los familiares pensaron lo peor. “Había mucha presión política y policial en San Juan. Al estar en la justicia provincial y tener a los principales implicados en altas esperas de la política, era imposible pensar que circule bien”.

Leopoldo Zabala Pringles estuvo a cargo del expediente durante estos 8 años. Mariana Tellechea lo define como un hombre que hizo lo que pudo. “Es una persona que ha soportado la presión del poder político y la presión de los familiares en reclamo de justicia. Pero permitió llevar adelante los tres hitos judiciales que conseguimos. Igualmente lo cuestiono, porque cedió a que el caso siga impune”.

La marcha por los ocho años estaba pensada para el viernes, pero los familiares decidieron adelantarla un día, para que no se mezcle con los cacerolazos organizados a través de las redes sociales en contra del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. La convocatoria es el jueves 27 a las 21 horas en la Plaza 25 de Mayo, en el centro de San Juan. Gonzalo, hermano de Mariana, confirmó que la marcha de cada año se adelantará un día para que no se confunda con el cacerolazo al que opositores de todo el país están convocando. “No queremos que se confundan los reclamos”, apuntó. “Nosotros pedimos siempre por justicia, nada más. No hay otras cuestiones”, dijo.