Cosecha Roja.-

El cuerpo de la maestra Fabiana Raimundi apareció descuartizado en Villa Robles, un camino vecinal a 20 kilómetros de la capital de Santiago del Estero. La mujer tenía 38 años y dos hijos. Trabajaba en los jardines infantiles del barrio Almirante Brown. Su ex pareja, uno de los cinco detenidos por el crimen, dijo que la mató en el marco de “un rito umbanda”, pero la mujer ya lo había denunciado por golpes en otras ocasiones.

Después de las primeras investigaciones, la policía detuvo a cuatro hombres y una mujer, acusados de asesinar y torturar a la docente. Uno de los detenidos es Mario Rojas. Durante cuatro años, el remisero y Fabiana fueron novios. La maestra se cansó de los golpes y las agresiones que recibía de su pareja y terminó la relación.

De acuerdo con los testimonios de los implicados en el asesinato, la vida de Rojas cambió luego de la separación. El remisero cayó en un estado depresión y bajó de peso. En ese momento, apareció un compañero de trabajo que le ofreció una solución a sus problemas. Guillermo “Turco” Pereyra le habló de las bondades de una secta.

Rojas asistió a algunas reuniones. Los líderes del grupo le aseguraron que “alguien” le había hecho un maleficio que terminaría con su vida. Después de varios encuentros, el remisero recobró la salud y se contactó nuevamente con Fabiana.

Según declaró Rojas, la guía del grupo, Lucrecia Ledesma, le dijo que debía pagar los beneficios recibidos. Para lograr una cura definitiva, debía matar a la persona que más quería. El remisero eligió a la maestra para entregarla como ofrenda.

Rojas esperó el momento indicado para atacar a su ex pareja. El jueves 14 de junio la buscó en la puerta de su casa, ubicada en Belgrano y Juncal. La acompañó hasta el Iosep, donde Fabiana pidió órdenes médicas para consultar por un dolor en el hombro. Luego compraron regalos para festejar el día del padre. A las ocho de la noche llegaron a un hotel alojamiento de la zona Boca del Tigre, en el norte de la ciudad capital. Según las pesquisas, el remisero y la maestra sostenían relaciones esporádicas y sin compromisos.

Antes de salir del hotel, Rojas le envío un mensaje a su compañero de trabajo. Le dijo que lo esperaba en Boca de Tigre. Había llegado el momento de sacrificar a la “persona que más amaba”. Después de recibir el mensaje, Pereyra y su esposa, Lucrecia Ledesma, subieron al remís del “Turco”. Gabriel Brandán y Luis, el hijo de Ledesma, también acudieron al llamado de Rojas.

Antes de dirigirse a Boca del Tigre, la mujer compró en una farmacia pañales, dos jeringas, un anestésico y un sedante. A la salida del hotel, en una zona oscura, supuestamente, estaba el remís de Pereyra. Según el testimonio de los implicados, los cuatro ocupantes descendieron del vehículo y se acercaron. “¿Qué pasa?, ¿quiénes son estas personas?”, alcanzó a decir Fabiana antes de que le inyectaran los sedantes.

La víctima trató de defenderse, pero los agresores le dieron una golpiza que le destrozó el rostro y el hígado. La maestra murió asfixiada. Los investigadores no saben dónde falleció: si cerca al Golf Club de la ciudad capital, donde aparecieron las jeringas o en el camino de Villa Robles, donde encontraron el cuerpo.

Los acusados aseguran que acostaron a la víctima en el piso del asiento trasero del remís de “Turco” Pereyra y la trasladaron hasta Villa Robles. Allí se apoderaron de los regalos, el dinero y el celular de Fabiana. La cartera apareció destruida cerca de una escuela del barrio Borges.

No es la primera vez que el culto umbanda está involucrado con hechos de sangre. En marzo del 2012, se conoció el caso de “los ángeles de la muerte”. Dos enfermeros Uruguayos confesaron el asesinato de –al menos- dieciséis pacientes. Las víctimas fallecían después de que les inyectaban aire o morfina. Los medios de comunicación vincularon las muertes con los ritos umbanda. Uno de los implicados publicó en su cuenta de Facebook que pertenecía a ese culto.

Expertos en estas prácticas afrobrasileras aseguran que los principios rectores de los umbanda no coinciden con el comportamiento de los enfermeros uruguayos: “Para los umbandistas la vida humana es el bien más preciado”, le aseguró a Cosecha Roja Alejandro Frigerio, uno de los intelectuales que más saben sobre cultura y religión afroamericana (Entrevista completa).

La investigación por el crimen de la maestra continúa. El juez Ramón Gómez es el encargado de esclarecer si el homicidio de Fabiana Raimundi está ligado a lo ritos umbanda.